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nos sangran los oídos

Futbolistas que no debieron probar suerte en la música

Un pequeño repaso a los peores desastres que produjo la combinación entre futbolistas y música.

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En la vida hay episodios maravillosos, que querremos recordar para siempre, y también episodios terribles, en los que querríamos no haber nacido. A esta segunda categoría pertenecen los momentos en los cuales los futbolistas deciden dedicarse a la música.

Cada vez que un jugador sin ningún puñetero gusto musical agarra un micro y nos regala los oídos con un interpretación, que generalmente es patética, un hada bellísima muere en lo alto del cielo y cae a la tierra convertida en un polvo dorado. Miles de gatitos monísimos lloran, negras nubes cubren el sol y los pajaritos paran de cantar.

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Más fútbol: De cuando el Arsenal de Henry 'pasó' de los jugadores ingleses

Muchas hadas murieron, muchos gatitos lloraron y muchos pajaritos dejaron de cantar a lo largo de los años 80 y 90, una época marcada por la baja definición del VHS y por los cameos de los futbolistas de élite en la música. Esta tradición horrenda, sin embargo, no murió con la llegada de los DVDs… sino que por desgracia se ha mantenido viva hasta el día de hoy.

Cabe decir que a algunos futbolistas la jugada les salió relativamente bien, aunque a la mayoría se les debería prohibir acercarse a un micrófono durante el resto de sus vidas. Muchos de estos (lamentables) ejemplos se han quedado ahí, en el inmenso mar de la inutilidad. Recordarlos nos hace una cierta gracia, probablemente por la falta de vergüenza y el inexistente talento que, juntos, lograron crear algo único e irrepetible.

Franz Beckenbauer - Gute Freunde Kann Niemand Trennen

En el mismo año en que salió el álbum Pet Sounds de los Beach Boys —que según la revista Rolling Stone es el segundo mejordisco de la historia— el alemán Franz Beckenbauer decidió sacar su propio tema: Los Buenos Amigos Nunca Se Separan. El problema es que el videoclip que eligieron fue… ¿inquietante, espeluznante, terrorífico? Juzgad vosotros mismos.

En lo último que nos hace pensar lo que vemos es que los tipos que aparecen en el vídeo son amigos. La pieza está impregnada de una especie de opresión, como si unos oficiales tremendamente cabreados estuvieran apuntando a las cabezas de los protagonistas con ametralladoras: "Ahora sonreíd. Ahora aplaudid. Ahora dejad de aplaudir…". Suponemos que todos fueron terriblemente felices… cuando pudieron marcharse de esa sala.

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Beckenbauer, que fue dos veces Balón de Oro y a quien la IFFHS consideró el tercer mejor jugador del siglo XX, no tuvo el mismo éxito en el mundo de la música que en el fútbol. El Káiser no tiene ni sentido del ritmo ni coordinación con sus extremidades superiores: solo hace falta mirar cómo le sobran las manos cuando todos sus compañeros acaban de repicar las palmas.

Gracias por intentarlo, Franz, pero te lo podrías haber ahorrado. Ah, y el remix de 2011 también.

Laudrup, Begiristain, Koeman et al. - El rap del Dream Team

Probablemente esta sea una de las excursiones futboleras en el mundo de la músicamás lamentables que se recuerden. A principios de los noventa, y por alguna razón desconocida, Txiki Begiristain, José Ramón Alexanko, Eusebio Sacristán, José Mari Bakero, Michael Laudrup y Ronald Koeman decidieron destruir completamente su credibilidad grabando esta pieza incunable llamada El Rap del Dream Team.

Honestamente, no creemos que haya mucho que podamos comentar. Ver en un escenario a seis hombres adultos, teóricamente cabales, vestidos con camisas de flores y embutidos en unos tejanos que un poco más y les llegan al cuello ya es suficientemente duro. Si además se ponen a cantar con la misma convicción que Kiko Rivera leyendo una enciclopedia… en fin, que el niño Jesús llora con esto. No entendemos cómo el Barça permitió tamaño ataque a su imagen corporativa.

No os perdáis, por cierto, el momento Príncipe de Bel-Air frente al muro con grafitis. Si creíais que existe un límite a la humillación humana, sentimos defraudaros: aquí se demuestra que uno puede rebajarse hasta el infinito y más allá.

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Paul Gascoigne – Geordie Boys [Gazza Rap]

Paul Gascoigne fue sin duda uno de los mejores futbolistas ingleses de la década de los 90, aunque nunca pudimos disfrutar enteramente de su potencial debido a sus graves problemas con el alcohol —que últimamente estuvieron a punto de acabar con él, por cierto.

Cuando nos toca definir su entrada en el mundo de la música, lo primero que nos viene a la mente es un elefante asiático entrenado en una fábrica de porcelana. Paul nos dejó con la boca abierta, pero no por enseñar el pelo del pecho durante prácticamente todo la canción, sino porque nos maravilla que no mandara al compositor de la canción a la mierda: al fin y al cabo, prácticamente lo único que le hacía decir es "Geordie Boys" en bucle.

Con lo irascible que era Paul, nos sorprende que aguantara todas las horas de grabación escuchando la base de la canción. Quizás iba hasta arriba y sencillamente se comportó como lo hacía normalmente en la disco: enseñando los abdominales, abriendo los brazos, gritando muy fuerte… y por supuesto, haciendo el mejor paso de baile de la historia: el clásico movimiento de coordinar los brazos y las piernas hacia delante y hacia atrás.

Jesé Rodríguez a.k.a. Jey M - Yo Sabía

Por desgracia, el 'efecto 2000' no se llevó la manía de lanzar vídeos con futbolistas. Jesé Rodríguez —o Jey M, como se hace llamar en este mundillo— ha decidido compaginar sus (de momento escasos) minutos en el Real Madrid con la producción de… reggaetón.

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Pum.

En este hit, que se recordará sin duda como una de las mejores canciones del siglo XXI (¡sin duda!), se puede comprobar lo bien que actúa Jesé cuando hace de borracho caminando al lado de la piscina. Verle demostrando a sus jóvenes y entusiasmados fans que con actitudes machistas y superficiales es posible llamar la atención de las chicas es realmente encomiable. Adorable, incluso.

Por supuesto, la idea que queda al final es que tenemos que vivir "nuestro cuento de hadas". Qué suerte. Seguro que el Universo conspira para que seamos felices también. Gracias por tanto, Jesé.

Kevin Keegan – Head Over Heels In Love

La entrada en el dorado mundo de la música del gran Kevin Keegan, ganador de dos Balones de Oro y mito del Liverpool FC, se consumó mientras el escocés jugaba en Alemania para el Hamburger SV… y fue algo único, creednos.

La canción Head Over Heels In Love es especialmente horrorosa, pero es que además el videoclip se las trae. No queda claro si Kevin quiere parecerse a un Rod Steward moreno o imitar el peor estilo de Stevie Wonder. Las letras son un lamentable intento de describir un amor perfecto que nunca se acaba y que además parece ir in crescendo, pero la sensación que nos deja el vídeo es de una tristeza inabarcable.

Lo único bueno, sin embargo, es que Keegan va cogiendo confianza a medida que el video avanza. Primero está rígido y tenso, pero cuando llega el primer estribillo empieza a soltarse. Comienza moviendo imperceptiblemente los hombros, pero cuando a esto se le suma la pequeña flexión de las rodillas y el ligero vaivén de la cabeza, el conjunto gana enteros.

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Con unos cuantos intentos más (doscientos o trescientos), Kevin habría sido una auténtica estrella.

***

Hoy en día hay multitud de marcas que patrocinan a los jugadores, ergo que se juegan una cantidad más que notable de dinero con su imagen. Es por eso que desgraciadamente a los jugadores actuales jamás les dejarían sacar un 'single' como el Geordie Boys de Gascoigne.

Nos apena que no haya más vídeos lamentables como estos; al fin y al cabo, también tiene su gracia ver cómo un tipo que juega cinco o seis partidos al mes y que recibe centenares de miles de euros por ello se arriesga a perder toda su buena fama apareciendo en un vídeo musical sin camiseta y cantando tonterías… o peor aún, con una camisa de flores y cantando tonterías.

Suponemos que antes vivíamos en una época sin Internet, así que los jugadores se sentían más libres a la hora de expresarse musicalmente. Hoy, en cambio, vivimos en la era de las redes sociales… y somos esclavos suyos: prácticamente ningún jugador tiene huevos de jugarse su dignidad cuando sabe que podría convertirse en el hazmerreír de Facebook, Twitter, Instagram y el resto del mundo digital 2.0 grijander condemor.

¿Qué triste, no?

Sigue a los autores en Twitter: @nicolerebo y @21pauriera