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Comida

El azúcar falsa puede estar enfermándonos

Un nuevo estudio publicado en Nature esta causando revuelo en la comunidad médica, ya que es el primero en sugerir una conexión entre los endulzantes artificiales y los desordenes metabólicos como la diabetes a través de la bacteria de las tripas.
Photo via Flickr user Roey Ahram

El azúcar puede que no sea el diablo, pero todos sabemos que cuchara tras cuchara de azúcar definitivamente no le está haciendo bien a nuestro cuerpo. Pero mientras el público hambriento por lo dulce cada vez más se vuelve a los sustitutos del azúcar por miedo a la vieja sacarosa, hay ahora evidencia de que los endulzantes en las sodas dietéticas pueden estar haciendo tanto daño a tu cuerpo como el azúcar.

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Un nuevo estudio publicado en Nature esta causando revuelo en la comunidad médica, ya que es el primero en sugerir una conexión entre los endulzantes artificiales y los desordenes metabólicos como la diabetes a través de la bacteria de las tripas. Mientras que existe un cuerpo de investigación que sugiere una conexión entre el consumo de soda dietética, la bacteria no ha sido específicamente examinada como una causa.

Un microbio de intestino es el último campo de juego para los biólogos, que han sugerido que la bacteria naturalmente presente en nuestros sistema digestivo, pueden alterar todo desde nuestro peso a nuestro estado mental. Hace un año, los investigadores descubrieron un método para tratar efectivamente una forma muy desagradable de diarrea infecciosa, al darle a los pacientes "trasplantes fecales" – enemas hechos de una especie de licuado fecal sacado de personas sanas – con la idea de que una colección típica de bichos de tripas arreglaría el balance de un tracto enfermo.

El estudio de azúcar falsa, llevado a cabo por un grupo de investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot, Israel, examinó específicamente la relación entre los edulcorantes artificiales y la intolerancia a la glucosa, una condición que lleva a la diabetes con la bacteria intestinal. En el primero de una serie de experimentos, los ratones fueron alimentados con los edulcorantes artificiales comunes, incluyendo sacarina, sucralosa, y aspartame, lo que tuvo el efecto de subir sus niveles de azúcar en la sangre. Cuando los investigadores les dieron antibióticos, sus niveles de glucosa volvieron a la normalidad.

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En un segundo experimento, a los ratones saludables se les hicieron trasplantes fecales de otros ratones que habían sido alimentados con una dieta de sacarina. Esos ratones desarrollaron un alto nivel de azúcar en la sangre, también.

Los investigadores también examinaron la información de un estudio de nutrición actual de 400 personas y encontraron la correlación entre los signos de desórdenes metabólicos y el consumo de edulcorantes artificiales. Queriendo ellos mismos probarlo, los investigadores reunieron un grupo de siete voluntarios, los que consumieron la cantidad máxima recomendada diariamente de sacarina, suficiente para endulzar 40 latas de soda cada día por una semana. Al final, cuatro de ellos desarrollaron una intolerancia a la glucosa y una colección de flora intestinal que era similar a esa de los ratones que habían sido alimentados con sacarina en el experimento anterior.

En el experimento final, a los ratones saludables se les hicieron trasplantes de los voluntarios humanos que desarrollaron alto nivel de azúcar en la sangre. ¿Y adivina qué? Los ratones desarrollaron intolerancia a la glucosa, también.

Es importante señalar que, como en la investigación preliminar, el estudio tiene sus limitaciones y es necesario hacer más trabajo. Uno de los investigadores principales, Eran Elinac, admitió a Scientific American la relación exacta entre el azúcar falsa y la enfermedad es "un poco el huevo y la gallina." Agregó, "si estas aumentando de peso, es más probables que cambies a la comida dietética. Pero no significa necesariamente que la comida dietética te ha causado el aumentar de peso."

Otros científicos vieron al estudio con más cautela aún, algunos sugirieron que los experimentos humanos eran demasiado pequeños y los estudios con ratones demasiado aislados para ser aplicado a las personas. Brian ratcliffe, un profesor de nutrición de la Robert Gordon University en Aberdeen, le dijo a The Guardian: "La mayoría de los efectos que reportan con la sacarina tienen poco a ningún efecto con el aspartame. El estudio debió haberse limitado a la sacarina en el título en vez de atribuírselo a los edulcorantes artificiales".

Así que hay que tomárselo como si fuera un grano de sal. O tal vez de azúcar