La Pascua en España llegó con gorros de punta y dulces empapados en vino

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Comida

La Pascua en España llegó con gorros de punta y dulces empapados en vino

Durante Semana Santa en Sevilla, hay una distintiva carencia de huevos de Pascua en los estantes de supermercados españoles.

La Semana Santa no es una tradición religiosa ordinaria en Sevilla: la semana completa es un espectáculo vivo de extraordinarias proporciones.

Cada año la capital de Andalucía se paraliza mientras varias hermandades desfilan por las calles, representando la historia de los últimos días de Jesucristo.

Las procesiones son dramáticas, transportan una imagen religiosa de cada una de las iglesias de la ciudad y las llevan a la imponente catedral gótica de Sevilla en el corazón de la ciudad —construida sobre una mezquita levantada durante el gobierno árabe al sur de España — y luego, de vuelta. La procesión consiste en el paseo de bandas musicales y el transporte de imágenes religiosas de tamaño real por los corpulentos miembros de las congregaciones. Todos avanzan junto a los Nazarenos (figuras solemnes con capas y gorros de punta). Los Nazarenos de capa blanca son malinterpretados a menudo por los extranjeros por el parecido de su atuendo con el del Ku Klux Klan. Los sevillanos no se olvidan de estas incómodas connotaciones. Siempre están dispuestos a recalcar que los trajes tradiciones de los Nazarenos no tienen nada que ver con el grupo supremacista de extremistas blancos y que es sólo un símbolo religiosa de penitencia. De todas maneras, cuando una masa de sujetos encapuchados te rodean, es casi imposible no sentirse en el set de El nacimiento de una nación.

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Pestinos.

Es España, claro, y ninguna tradición está completa a menos de que involucre comida de algún tipo, y no es sorprendente que la comida también juegue un papel importante en Semana Santa. Hay una distintiva carencia de huevos de Pascua en los estantes de supermercados españoles.

Hablé con Juan Manzano, un socio de la famosísima panadería Pan y Più, y le pedí que me contará más sobre las exquisiteces de Semana Santa. Manzano me dijo que los sevillanos hacen dos tipos de pastelillos para la ocasión: torrijas y pestiños. Torrijas son rebanadas de pan empapadas en leche o en vino, con miel y especias, freídas en aceite de oliva. Los pestiños son piezas dobladas de masa, bien freídas en aceite de oliva y glaseadas con miel o azúcar. Las torrijas se hacían tradicionalmente en Cuaresma. Siempre había un excedente de pan que había que usar después. El pan se corta y se deja remojar en leche, azúcar, canela y cáscaras de naranja. Después, el pan se fríe y se cubre miel y vino blanco.

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Torrijas.

Los pestiños tienen un origen muy distinto al llegar a Andalucía por los conquistadores árabes, quienes comían los caloríficos pestiños hacia el final del día durante Ramadán, cuando pueden romper el ayuno. Manzano dice que los mejores pestiños se hacen con anís y vino blanco que luego están glaseados con miel y ajonjolí. Cuando pregunté quién compra estos pasteles y qué tan populares son, Manzano exclamó: "¡Todos los compran, es la tradición! Es una ofensa ir a casa de alguien durante Semana Santa y no llevar pestiños".

Como muchos sevillanos, Manzano es una apasionado de la Semana Santa. Es una extravagancia masiva que involucra todos los sentidos, dice. "El olor del incienso, las flores, las velas, todas las antiguas esculturas en las calles, la elegante peregrinación… un espectáculo que ambos gustan, católicos y no católicos".

Entre los gorros de punta y los dulces empapados en vino, estoy de acuerdo.


Este artículo de publicó originalmente en abril del 2015.