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Comida

Las etiquetas nutricionales de los alimentos procesados dan mucho miedo

Nadie puede negarse a la necesidad de un sistema de etiquetamiento más claro, pero la pregunta es si el estar más informado, sería suficiente como para hacernos que no compremos el paquete de todas formas.
Phoebe Hurst
London, GB

Si alguna vez miraste con culpa la información nutricional en ese paquete tamaño familiar de chocolates de caramelo salado –que te prometiste a ti mismo no volver a comerlos solo– y sabes que descifrar etiquetas de empaquetados de comida requiere un diploma en estudios de traducción. O por lo menos tener una vista maravillosa para poder leer sin problemas esas diminutas letras. Esta información te va a interesar.

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Luego que pasas la lista de aditivos, jarabes de fructosa y números de vitamina E que nunca pensaste que pudieran existir, encuentras el mensaje un tanto conflictivo de las estadísticas de "Cantidad diaria recomendada" de azúcar, azúcar en la grasa, y todos esos porcentajes en oposición con los gramos. Es (casi) suficiente como para arruinarte una perfecta sesión de botana. Muchos expertos de la salud dicen que esta dificultad de saber cuánta azúcar contiene nuestra comida exactamente nos hacen tomar decisiones mal informadas.

En la actualidad, los envases de comidas procesadas muestran la cantidad del consumo recomendado de azúcar diaria para un adulto por porción. El problema es que ese número está basado en un límite de 90 gramos en todo el azúcar consumido diariamente, incluyendo esa que ocurre naturalmente en alimentos sin procesar como la fruta y los lácteos, en vez del límite de 30 gramos de azúcar agregada. Esta información fue presentada por el gobierno británico el mes pasado. Hoy, ni las leyes británicas ni las europeas requieren que los paquetes de comida puedan distinguir entre el azúcar agregada y esa que encontramos en otros lados de manera natural. Como señala el Daily Telegraph , esto significa que mientras tú puedas pensar que está bien tomarse una lata de 300 mililitros de Coca-Cola porque dice que contiene 39 por ciento de tu tolerancia de azúcar, el etiquetado falla en mencionar que la bebida en realidad tiene 117 por ciento del límite de azúcar agregada.

Países como Inglaterra están demandando que esto cambie y está considerando pedir a las compañías de comida incluir información más clara en sus etiquetas que muestren la proporción de azúcar por porción. Es un cambio que sería muy bienvenido por muchos en la industria de la salud.

Simon Stevens, el jefe ejecutivo de NHS England, les dijo al Sunday Times: "El etiquetado de la comida es confuso y difícil de entender para los consumidores, necesita ser sustituído sustancialmente. Podemos hacer un trabajo mucho mejor y sería una buena forma de empoderar a los consumidores para que tomen buenas decisiones al respecto". En los Estados Unidos saturados de azúcar, los cuerpos del gobierno están pidiendo cambios similares en la forma en que los niveles de azúcar son comunicados en los paquetes.

El mes pasado, la Administración de Alimentos y Drogas propuso que las etiquetas nutricionales en los alimentos procesados citen la cantidad de azúcar agregada que contienen como porcentaje de consumo diario de calorías. Mientras que dichas sugerencias han sido criticadas por algunas figuras de la industria de la alimentación que declaran que la información extra en las etiquetas van a confundir más a los consumidores, muchos expertos han alabado su enfoque en el exceso de azúcar en vez de en la grasa. Hablando con The Scotman, la nutrióloga Emma Conroy dijo que, "se sentía muy positiva acerca de esta atención sostenida al azúcar en vez de a las grasas", citando el ejemplo del "yogurt bajo en grasas con azúcar agregada" que tiene un impacto mucho mayor en los niveles de azúcar en la sangre que un yogurt lleno de grasas, pero con tan solo el azúcar natural de la lactosa".

Nadie puede negarse a la necesidad de un sistema de etiquetamiento más claro, pero la pregunta es si el que sepamos que esas galletitas de chocolate con doble relleno contienen el equivalente del azúcar que deberíamos comer en dos días, sería suficiente como para hacernos que no compremos el paquete de todas formas.