¿Es que nadie hablará del horrible piso de Neymar?

Vaya por delante que no tengo ni idea de fútbol ni de Neymar. De hecho no sé qué es el fútbol y me acabo de enterar de que Neymar es una persona y no una marca de berberechos, sardinas y atún enlatados. Antes que sumergirme en el mundo del fútbol prefiero hacer otras cosas que considero mucho más interesantes, cosas como abrir y cerrar puertas, doblar papel de plata o hablar con una silla de plástico durante horas sobre sillas de plástico.

Para empezar, vamos a llamar a todo este asunto del fichaje de Neymar, el Barça y la movida económica como “lo de Neymar”. “Lo de Neymar” está por todas partes, “lo de Neymar” ha generado lágrimas, alegría, terror y miseria. “Lo de Neymar” ha hecho que Neymar haya tenido que hacer un vídeo sobre el paso de Neymar por el Barça para sentirse menos mal por “lo de Neymar”.

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Pero hay una cosa de todo esto de “lo de Neymar” que ha pasado totalmente desapercibido, quizás ofuscado por la importancia que parece tener todo esto de “lo de Neymar”.

Este tipo, Neymar, es de esa clase de personas que manejan cifras económicas como 220 millones de euros, 30 millones de euros al año o 68 dólares por minuto. Neymar es de esa gente que puede considerarse rica. Entonces, con este panorama, yo me pregunto. ¿Por qué coño Neymar ha vivido en un apartamento tan, digamos, “especial” durante todos estos años? Y, claro, con “especial” quiero decir horrible.

Supongo que hay un momento en el que el dinero distorsiona la percepción de la realidad y uno llega a creerse todas las chorradas que le suelta su decorador. Cosas como que un enorme cuadro con una foto que parece sacada de un banco de imágenes —pese a ser de su familia— es el complemento perfecto para decorar un salón. De la misma forma, supongo que se necesita manejar la estruendosa cantidad de 220 millones para llegar a la conclusión de que esta foto se merece un grueso y barroco marco NEGRO para perfilar sus propios límites sobre una pared NEGRA.

Sí, se necesita ser asquerosamente rico para llegar a la conclusión de que lo que más encaja con el color negro es el jodido color negro. 30 millones al año y siete millones de años de evolución humana para que este hombre llegue a esta conclusión.

Es más, supongo que es el dinero lo que hace que decidas pintar las paredes de tu casa de color negro como si fuera una discoteca llamada “Eleganzia” en la que gente con tatuajes tribales bebe vodka aparentemente caro —pero cualitativamente nefasto— en reservados ataviados con cortinas sedosas y cuadros de caligrafía japonesa.

Si no fuera por ese maldito cuadro familiar podríamos pensar que el tipo se encuentra grabando este emotivo vídeo en el cuarto de un hotel. Así es como Neymar quiere vivir: como si estuviera en un jodido hotel. La idea de convertir tu propia estancia en un espacio totalmente impersonal y neutro que pueda gustar a todo el mundo. El summum del excentricismo del dinero convertido en la mediocridad del consumo de clase media. Un no-lugar donde nada sucede y nada se genera. Un lugar de paso, de transición. Como lo que ha hecho este tipo con el Barça. Joder, incluso tendrá sentido que Neymar haya tenido este piso de mierda.