Futuro

Agua y cambio climático: soluciones presentes para enfrentar el futuro

Latinoamérica necesita ciudades sensibles al agua, en donde se realice una mejor gestión, se reduzca el consumo y se aprovechen todas las fuentes que se puedan autogenerar.
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Este contenido es hecho en colaboración con el Banco Mundial.

Meterse en la ducha, girar la llave, sentir un chorro fugaz que desaparece antes de que siquiera haya terminado de caer, luego un sonido gutural, unas gotitas… “¿Qué pasó con el agua? ¿Se me olvidó pagar el recibo?” La mayoría de los habitantes de las ciudades, abren la llave y dan por hecho que el agua va a brotar sin problema, casi por arte de magia llega a través un tubo y se va por otro. Se siente lejana la realidad de las personas que recorren miles de kilómetros en busca de un suministro que ni siquiera se sabe de qué calidad es y tiene que organizar su vida en torno a la distribución del líquido. Sin embargo, esta situación toca cada vez más de cerca a las grandes ciudades, sobre todo en América Latina. 

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Los datos del Banco Mundial lo dicen con claridad, en todo el mundo más de 2200 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable segura y 4200 millones no cuentan con servicios de saneamiento, se estima que para el 2030 va a carecer de suministro de agua 40% de la población. Ante esta situación crítica, emprendedores de América Latina llevan varios años trabajando en el desarrollo de soluciones para enfrentar la escasez y la mala calidad del agua, retos que se hacen más inminentes ante la emergencia climática ya que las modificaciones en el comportamiento del clima implican sequías más largas y prolongadas que ponen en riesgo las fuentes de agua; así como lluvias torrenciales en pocos minutos que puede ocasionar problemas de inundaciones  constantes. 

Por otra parte, la desigualdad del acceso al agua es evidente en Latinoamérica, la región tiene grandes reservas y a pesar de ello, 65% de su población no tiene servicios de agua potable, de los cuales 25 millones no cuenta con servicios básicos. Además, Sao Paulo y Ciudad de México, están en la nada alentadora lista de las 11 ciudades con alto riesgo de quedarse sin agua para 2050, 42 Millones de personas -si sumamos sus poblaciones- estarían en riesgo. 

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Los pioneros

Esta situación de contrastes hídricos es muy evidente en México, pues la cuarta parte de su territorio es árida, sin embargo, en esta zona en donde el agua es escasa, se concentra el 66% de la población, así como las principales ciudades de este país, que también se encuentra en la zona de paso de los huracanes del Atlántico y el Pacífico. La lluvia es fundamental para recargar las reservas de agua subterráneas, las presas y los ríos. Pero, por otra parte, sufre tormentas torrenciales que ocasionan graves inundaciones. Situación que hace que sea un país muy vulnerable ante los efectos del cambio climático. 

Por este motivo desde hace más de 10 años, dos emprendimientos surgidos en la Ciudad de México han promovido la captación del agua de lluvia. Iniciativas que tienen mucho sentido, si se considera que en esta mega urbe cada año caen en promedio 600 millones de metros cúbicos, volumen de agua que podría abastecer a 8 Millones de personas al año, con una dotación de 200 litros por día. 

Para hacer el máximo aprovechamiento de este recuso caído del cielo, en 2009 un grupo de jóvenes recién egresados de la universidad, se unieron para formar Isla Urbana. Enrique Lomnitz presidente y fundador, explica que desde el principio tenían una misión muy clara: "poner a la Ciudad de México a captar el agua de lluvia", motivados por las dimensiones del impacto social y ambiental.

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Se fueron a vivir a la periferia, al sur de la Ciudad de México y durante cuatro años la zona del Ajusco fue su base de operación. Un lugar que de ser un bosque de montaña donde antes se recargaba el agua de lluvia, se transformó en un paisaje de casas de ladrillo con laberintos de calles, en donde durante los aguaceros el agua baja formando arroyos, pero dentro de cada casa, al abrir la llave hay días que no sale ni una gota. 

En esta zona desarrollaron tanto su sistema de captación como el proceso para acercarse y trabajar con las personas de la comunidad. El primer sistema que instalaron fue para la señora Clara Gaytán, ella empezó a invitar a parientes y vecinos, organizaban reuniones comunitarias en la cocina de su casa y así explicaban el proceso de captación y se ponían de acuerdo con las familias para instalar otros sistemas. Al mismo tiempo trabajaban en la azotea de su propia casa para perfeccionar el diseño del sistema de captación, hasta desarrollar su primer separador de primeras lluvias, que tomando la mitología Azteca se llama Tlaloque, como los ayudantes de Tláloc, el dios de la lluvia. 

En 2011, el gobierno local les dio recursos para instalar 400 sistemas. A partir de este momento empezaron a detonar programas pioneros, y generaron su modelo de trabajo comunitario y el proceso para implementar de forma masiva la captación por casa. 

Enrique considera que el principal aporte de Isla Urbana ha sido demostrar el potencial y viabilidad de la captación de agua de lluvia por medio de sistemas exitosos y funcionales. Sus números lo demuestran, desde 2009 a la fecha han instalado 20,399 sistemas, beneficiando 122,394 personas y cosechan al año 815 Millones de litros de lluvia. También han hecho un trabajo profundo de comunicación que ha permitido que las personas comprendan el potencial que tiene el aprovechamiento de la lluvia como solución factible de infraestructuras descentralizada para obtener una fuente suplementaria de agua. 

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Incluso en la Ciudad de México la captación de agua de lluvia se ha convertido en una política pública, a través del Sistema Alternativo, una guía normativa, con directrices claras que exigen a las nuevas construcciones reutilizar la lluvia y las aguas tratadas. Además, por medio de un programa público, la Secretaría de Medio ambiente de la ciudad (Sedema) ha instalado 11,770 sistemas desde 2019 para captar el agua de lluvia por casa en zonas que sufren por falta de suministro.  

Soluciones en grande

Si el potencial de soluciones alternativas se multiplica en construcciones más grandes como industrias, centros comerciales o edificios, el resultado puede ser exponencial. Incluso, si se aprovechan los ríos de agua que escurren por las calles después de la tormenta, la solución es doble, ya que se mitigan las inundaciones. Esa ha sido la labor de la empresa Soluciones Hidropluviales. 

Alberto Santos Burgoa, director general, señala que su misión es muy clara: que la lluvia sea un recurso sustentable, que se deje de ver como una amenaza y sea reconocida como lo que es, un bien valioso disponible. Alberto desde sus inicios se rodeó de un grupo de jóvenes que no pasaban de los 25 años para aplicar tecnología innovadora y experiencia internacional, adaptándola a las condiciones y necesidades de México. 

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Una industria en la Ciudad de México puede llegar a remplazar 40% de su consumo de agua en época de lluvia (de junio a octubre), explica Alberto, pero en otras zonas del país en donde la precipitación es mayor, pueden llegar a remplazar hasta el 80% de su consumo. En más de 10 años de operación, Soluciones Hidropluviales también ha demostrado que el aprovechamiento del agua de lluvia a gran escala es una opción clara de suministro alternativo de agua, calculan que al año están recuperando 595,000 millones de litros, lo que podría dar dotación a 10,879 personas durante un año. 

Sin embargo, Alberto comenta que su principal función y donde han abocado gran parte de sus energías es a la recuperación de la principal fuente de agua de la ciudad, sus reservas subterráneas. Aproximadamente 75 % de los casi 20 millones de habitantes de la Ciudad de México y su zona metropolitana, dependen de la extracción de agua subterránea. Lo grave es que estudios demuestran que en 40 años se habrá agotado la capacidad técnica de extraer este recurso. No hay agua más cara que la que no se tiene, agrega Alberto, si no se recarga el acuífero podemos quedarnos sin la principal fuente, en México tenemos la lluvia y la mandamos al drenaje. Por esta razón, Hidropluviales ha desarrollado proyectos con el gobierno de la Ciudad de México y la iniciativa privada para que los torrentes de agua que escurren por las calles, se limpien por medio de sistemas de tratamiento adecuados y pozos de infiltración que regresen el agua a las reservas subterráneas. 

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Y es que, tal como señala Enrique, el futuro hídrico de la ciudad está en el rebalanceo de todas las fuentes de agua. La captación de lluvia puede verse como una herramienta de resiliencia y adaptabilidad ante un clima cada vez más errático y menos estable, "tienes que aprovechar cada gota, más te vale agarrar el aguacero cuando cae". Agrega que entre más precaria es la situación más sirve la lluvia captada, ya que es una fuente de agua al alcance directo de la persona, además es un suplemento que permite ahorrar el consumo obteniendo beneficios ecológicos y económicos. Ese potencial de aprovechar el “jugo de nube” es lo que puede aumentar la resiliencia de la Ciudad de México ante las variaciones climáticas. 

Agua limpia y segura

Al otro lado del continente el Proyecto Agua Segura, emprendimiento social argentino, lleva seis años trabajando con las empresas que consumen enormes volúmenes de agua, para que por medio de la recuperación ambiental o de proyectos sociales, regresen el volumen de agua que utilizan. Manuel Sauri, joven de 32 años, CEO & director ejecutivo, explica que funcionan como un lazo entre las empresas socialmente comprometidas que tienen los recursos para invertir y las comunidades en donde se van a desarrollar los proyectos, para comprender sus necesidades y asegurar que las soluciones van a funcionar en el tiempo. 

Una fuente de agua en donde el recurso es escaso significa vida, pero si es de mala calidad puede ser todo lo contrario, agrega Manuel.  Pone como ejemplo, la gran zona metropolitana de Buenos Aires con una población de 17 millones de las personas, 50% bajo la línea de pobreza, que habitan en barrios irregulares y que no tienen acceso a fuentes seguras de agua, situación que origina problemas de salud crónicos como diarrea, que es la segunda causa de muerte infantil en niños menores de 5 años

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Manuel tiene muy claro el gran reto que el mundo enfrenta por el cambio climático, que impone más retos de escasez y deterioro de las fuentes hídricas; por ello, considera fundamental invertir en soluciones basadas en la naturaleza para recuperar los procesos generadores del ciclo del agua. Por esta razón Agua Segura ha desarrollado en conjunto con empresas programas de reforestación para recuperar reservas ecológicas como bosques y humedales, lo cual tiene un impacto directo en las ciudades ya que permiten limpiar, conservar y retener las fuentes naturales de abastecimiento de agua. 

En Agua Segura trabaja un equipo de 11 personas, la mayoría son jóvenes alrededor de los 30 años. Se enfocan en la aplicación de tecnologías de filtrado de agua que sean simples de utilizar, movilizar y construir. Este trabajo lo complementan con campañas intensivas de educación e higiene. Para lograrlo han desarrollado 3,593 programas, en los cuales están proporcionando 161,980,000 litros de agua segura a 184,751 personas

Cosechar agua del aire

En territorio chileno se vive otra realidad. Según la Dirección Meteorológica de Chile, de 2015 a 2020 ese país ha experimentado el período más seco de los últimos 50 años. La proyección es que la temperatura media máxima de Santiago, la capital, aumentará en 2°C en 2050.

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Ante esta situación, otro emprendimiento de impacto está aportando sus gotas para producir agua en donde no hay ¿Cómo? Generando agua del aire. Freshwater opera desde 2015 y está integrado por un equipo de trabajo que tiene un promedio 35 años de edad, pero además han involucrado a jóvenes voluntarios y alumnos en prácticas para desarrollar los nuevos proyectos. Han venido trabajando en zonas populares de escasos recursos que carecen de acceso constante a agua de calidad, sobre todo en la periferia de Santiago.

La tecnología desarrollada por este emprendimiento se basó en los principios de condensación del aire que ya existían, pero la innovación cien por ciento latinoamericana es que se perfeccionó el sistema para tener un formato que puede ser utilizado a nivel doméstico ya que es de bajo consumo de energía, integrado para adaptarse a las condiciones chilenas.  Es un dispensador que mide casi 1.30 metros de altura, 50 centímetros de ancho y tiene un peso de 45 kilogramos. Con él se lleva a cabo un proceso que consiste en acelerar el ciclo natural del agua al capturar las micro partículas hídricas que se encuentran suspendidas en la humedad relativa del aire, las que luego forman nubes y hacen llover obteniendo agua prístina que pasa posteriormente por un proceso de filtrado, purificación y esterilización, pudiendo obtener hasta 28 litros de agua purificada por día.

Héctor Pino, CEO y cofundador, comenta que el primer proyecto que realizaron fue en el desierto de Atacama, una de las zonas más secas del mundo. Con la comunidad decidieron que el sistema se instalara en el jardín infantil como punto de distribución de agua. Para el equipo fue muy interesante ver cómo una pequeña fuente puede impactar a tanta gente y ser el punto de encuentro de una población disgregada por la distancia. Incluso Florinda, la directora del jardín, se convirtió en un importante actor social, ya que además de distribuir el uso diario del agua para los niños, el excedente generado los fines de semana, lo reparte a los adultos mayores y las personas enfermas que más la necesitan. 

Al dar soluciones de acceso de agua de calidad a las zonas aisladas, se reduce la brecha de desigualdad y se mejoran notablemente las condiciones de vida y salud de la población. Freshwater ha generado 21 millones de litros de agua del aire al año, dando provisión para el consumo humano de por lo menos 15 litros al día para beber y cocinar a 4,000 familias al año. Gracias a esta implementación, firmaron un convenio con Techo Perú, para aterrizar en 2021 la tecnología en Lima para más de 30 comunidades de contexto vulnerable que no tienen acceso al agua.

Aprovechar todas las fuentes

Desarrollar soluciones innovadoras cobra cada vez más sentido, sobre todo, si se tiene en cuenta que en el mundo 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua, lo que implica que para 2050, las tasas de crecimiento económico de algunas regiones podrían reducirse un 6% del PIB, como consecuencia de pérdidas vinculadas con este recurso. Ante esta realidad la tendencia mundial plantea el desarrollo de Ciudades Sensibles al Agua en donde se realice una mejor gestión, se reduzca el consumo y se aprovechen todas las fuentes que se puedan autogenerar: lluvia, aguas tratadas, lagunas, manantiales, ríos, etc. 

En las ciudades actuales, se ha roto el ciclo de regeneración natural del agua, se ha entubado y escondido, se contamina y se desecha. Manuel lo plantea muy claro, "cuando las ciudades no conviven con la naturaleza empieza a ser un problema, por eso el comienzo debe ser reconstruir esos procesos naturales que permitan recuperar el ciclo del agua". El agua es salud, comida, economía. Todo lo que hacemos tiene un impacto con el agua. Sin agua no hay vida y si queremos un futuro, debemos recuperar los procesos que permitan a la naturaleza regenerar la vida en las ciudades porque simplemente, todo fluye por el agua. 

El Banco Mundial proporciona financiación, conocimientos adquiridos en todo el planeta y un compromiso a largo plazo para ayudar a los países de ingresos bajos y medios a terminar con la pobreza, lograr un crecimiento sostenible e invertir en oportunidades para todos. El Grupo Banco Mundial es la principal fuente de financiamiento multilateral para inversiones en iniciativas climáticas en los países en desarrollo, con compromisos por USD 83 000 millones para ese fin en los últimos cinco años.