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Estas son las diez cosas que los entrenadores personales quieren que dejes de hacer

Desde pensar que lo sabes todo a esperar milagros después de una semana de entrenamiento.
mujeres en clase de ejercicios
Photo: Charlie Kwai, taken at @outrivals_oldst

Te mola ir al gimnasio, ¿verdad? Te encantan las clases de spinning de los miércoles y las de pump de los viernes y toda la movida #fit, ¿a que sí? Te sientes superbién porque, después de cinco meses haciendo ejercicio de forma regular, tu entrenador personal y tú ya tenéis bromitas de esas que solo los dos entendéis y te has convertido en la clase de persona que tanta rabia te daba antes de empezar “a ponerte en forma”. Todo bien, ¿no?

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Pues no. Es más: das mucho palo, tu entrenador te odia y, en lo más profundo de tu ser, desearías dejar de dar tanto asquito. Y es que mucha gente se cree que tiene mucha idea en esto de ir al gym cuando realmente no sabe tanto. Pero no os preocupéis: he hablado con varios profesionales del fitness para que me cuenten cuáles son las cosas más molestas que haces en el gimnasio para que puedas dejar de hacerles cuanto antes. No me des las gracias.

Ban Hass, especialista en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento e instructora de spin

La impuntualidad

“Suele ser la gente nueva la que llega tarde. Si la clase empieza a las 10:00, se presentan a en punto exactas, aunque sea la primera vez que hacen una clase de spin. Lo que no saben es que, en este mundillo, llegar puntual es llegar tarde. Siempre hay que estar en la clase unos 15 minutos antes para empezar a prepararse, sobre todo en una clase de spin.

“Llegan y se ponen nerviosos porque no saben qué están haciendo. Al final, no disfrutan la clase y distraen al resto. Luego están los que llegan tan tarde que ya no les podemos dejar entrar y encima la toman con nosotros”.

La gente que se cree que sabe más que tú

Siempre hay un o una sabelotodo que van a su bola. Y no hablo de gente que no puede hacer determinado tipo de ejercicios porque tiene una lesión, sino de gente que no sigue las instrucciones porque no le apetece. Esas personas distraen mucho, en serio. Lo veo mucho en las clases en las que hay algún elemento competitivo y están dispuestas a ganar cueste lo que cueste. ¿Qué pretenden? ¿Por qué están malgastando el dinero? Si les sobra para ir a un gimnasio para ellas solas, que vayan”.

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Zoe Park, campeona de fitness y entrenadora personal especializada en entrenamientos de competición

La gente que quiere ir por su cuenta

“Como entrenadora personal, me vienen muchos clientes diciendo que quieren probar a ir por su cuenta una temporada, para ver cómo les va, y luego seguir con los entrenamientos conmigo. Es uno de los errores más graves. Si te puedes permitir un entrenamiento personal, lo mejor es empezar por ahí. La gente que no lo hace y va a la suya acaba cometiendo errores muy graves. Los entrenadores personales están para supervisarte, comprobar tu técnica y hacerte un entrenamiento a medida. He tenido casos de clientes que han venido para una consulta inicial, se han puesto a entrenar por su cuenta 12 semanas y se han lesionado”.

Los que no asumen ninguna responsabilidad

“Hay clientes que acuden a nosotros pensando que vamos a agitar una varita mágica y transformarles el cuerpo a su gusto. No funciona así. Me he encontrado a personas que no estaban dispuestas a hacer ningún esfuerzo en lo que respecta a la alimentación, la bebida o el entrenamiento.

Hasta cierto punto, lo entiendo, porque todo el mundo tiene cosas que hacer, pero hay personas que no son sinceras consigo mismas y culpan de la falta de resultados al entrenador personal. No es fácil mirarse al espejo y reconocer que podrías haber hecho las cosas de otra forma”.

Weston West, entrenador especializado en rendimiento deportivo, culturismo y pérdida de grasa

No querer esforzarse

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“Lo veo en muchas de las clases que doy: gente que viene a las sesiones porque necesitan un empujón pero que no ponen de su parte. No hace falta que te mates a entrenar, pero si vienes, al menos completa la rutina. Si no, estás perdiendo tu tiempo y el mío. Entiendo que a veces las clases pueden hacerse cuesta arriba, pero por algún sitio hay que empezar, y, como mínimo, se debe intentar”.

Esperar milagros

“Los hay que vienen con expectativas de ver resultados de la noche a la mañana. Todo en la vida requiere paciencia y perseverancia. Muchos clientes se quejan de que llevan un mes entrenando y no ven resultados. Hay que confiar más en el proceso”.

Tom Simpson, instructor de fitness grupal especializado en ejercicios de cardio

No escuchar

"La gente. No. Escucha. Me pasa mucho en las clases en las que hay un elemento de levantamiento de peso. Si, por ejemplo, en una sesión con 30 personas les pido hacer un ejercicio de peso muerto, no te imaginas la de variantes del ejercicio que me hacen. Y da igual que les eche una mirada de “te he dicho que hagas A, no lo que te salga del B”, ellos siguen a la suya”.

No informar de posibles lesiones

“Al principio de la clase siempre pido que, si alguien tiene una lesión, me lo haga saber. Muchos no lo dicen y hacen el ejercicio. No sé si es por mala educación o ignorancia. Si les estás preguntando, es por algo, y parece que eso no lo entienden. Hace poco tuve una clienta que no usaba el banco de pesas cuando se lo indicaba. Apagué el micrófono y fui a preguntarle si se encontraba bien. Me dijo que su osteópata le había prohibido usar bancos de pesas. ¡Me parece perfecto, pero ¿por qué no me lo dijiste cuando te pregunté?”.

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Hannah Lewin, entrenadora de fuerza y tonificación para mujeres

Pedir disculpas

“Es un poco molesto ⎯y sobre todo, triste⎯ cuando las clientas no tienen la suficiente seguridad en sí mismas. Por ejemplo, si les falta fuerza en un ejercicio o no les sale un movimiento, muchas me piden disculpas por no hacerlo perfecto. ¡Conmigo no se tienen que disculpar! ¡No pasa nada! Tiene que haber espacio para equivocarse, si no, mi trabajo no tendría mucho sentido”.

Enviar mensajes con el móvil

“Hay personas que usan el móvil durante la clase. A veces no me importa,
porque nunca sabes si puede ser algo importante, pero es un tema
social: deberías ser capaz de dejar el móvil en la taquilla durante 45
minutos y olvidarte ese rato. Además, también distraes a la monitora y
al resto de la clase si estás con el móvil en una sala a oscuras. No sé,
me parece una falta de respeto”.

@moya_lm

Este artículo se publicó originalmente en VICE Reino Unido.