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Seguro que las viste: probablemente en la cara de Cristiano Ronaldo, pero también en las vallas publicitarias, en las lentes de las cámaras y prácticamente en cualquier superficie imaginable en el estadio de Saint-Denis en París.
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Los futbolistas no fueron los únicos protagonistas de la final de la Eurocopa 2016 —y esta vez no lo decimos por el árbitro—, ya que una plaga de polillas perturbó el transcurso del encuentro por la gloria europea.
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Con la guasa de los espectadores en las redes sociales, la invasión quedó en anécdota cuando no debería ser así. Los profesionales desplazados al Stade de France tuvieron que batallar con una plaga de proporciones bíblicas, así que hemos contactado con el fotógrafo deportivo Patrick Scheiber para constatar el mal trago que supuso la plaga de polillas entre los asistentes al evento.
Scheiber tuvo que trabajar entre cadáveres amontonados de polillas, dolores de espalda y colegas muy enfadados por el hecho de que Cristiano no fuera, la noche del domingo, el único bicho de la gran final.
VICE Sports: ¡Hola Patrick! Dinos, ¿cuándo te diste cuenta de que lo de las polillas estaba fuera de control?
Patrick Scheiber: Cuando llegué por la tarde a la sala de prensa en el sótano del estadio, ya colgaban dos o tres polillas de la cámara de un colega. Había muchas y muy grandes, así que me pareció muy extraño. Cuando salimos al terreno de juego, a eso de las siete y media, no podía caminar sin pisar una; había miles y miles por todo el campo.
En las imágenes de televisión se vio a las polillas enganchadas a los paneles publicitarios…
Justo donde yo estaba trabajando, sí. Nada más llegar, mi silla estaba a reventar de polillas y me quedó claro que algo no iba bien.
¿Os informó la UEFA al respecto?
Pues no, no teníamos información oficial y tampoco recibimos ninguna ayuda. Lo que sabíamos es que existían medidas de seguridad excepcionales para disuadir a los terroristas, y una de ellas eran dejar encendidos los focos toda la noche. Sin duda, eso atrajo a todas las polillas, y eso fue una sorpresa para todos.
¿De cuántas polillas estamos hablando?
Qué sé yo, ¿cientos de miles? Estaban enganchadas al banderín de córner, a los paneles publicitarios y en las gradas junto a los aficionados. Realmente estaban en cualquier rincón del estadio. Los colegas que estaban montando las cámaras aéreas nos enseñaron imágenes de las polillas huyendo a centenares con el movimiento del equipo.
¿Cómo afectó la plaga a tu trabajo?
Fue muy molesto y sobre todo repugnante. Tenías las polillas por todas partes, incluso en la cara, y no paraban de meterse en medio, sobre la lente y por todo el cuerpo de la cámara. Además no podías evitar pisarlas, de modo que poco a poco eso se fue convirtiendo en un cementerio de polillas. Después del partido, había como 50 polillas muertas dentro de la bolsa de mi cámara, así que tuvimos que limpiarlo todo muy bien. Estoy seguro de que cuando desempaquete mi equipo todavía seguirán escondidas en los bolsillos pequeños.
¿No encontrasteis manera de deshaceros de ellas?
Ni nos podíamos proteger nosotros mismos y tampoco servía de mucho echar a correr hacia otro lado. El repelente de mosquitos que llevaba no hizo nada y al final lo único que hacíamos estar todo el rato en constante movimiento para quitárnoslas de encima.
Al cabo de un rato conseguí ponerme una capa por encima para resguardarme, y al lado mis colegas se pusieron jersey a pesar de que no hacia nada de frío precisamente. Un operario de la UEFA pasó de vez en cuando con una escoba para barrera las vallas publicitarias y limpiar los laterales del campo; en los banquillos llegaron a usar aspiradoras, pero está claro que la cosa no sirvió de mucho.
¿Cuál fue la primera reacción de los equipos?
Los jugadores y entrenadores estaban muy molestos antes del partido y por supuesto lo dijeron nada más hacer la revisión del terreno de juego. Al calentar, los futbolistas también se sacudían para quitarse a las polillas del cuerpo; al principio parecía bastante gracioso, pero cuando rodaron los primeros balones salían volando en turba.
¿Os impidió hacer vuestro trabajo?
La verdad es que fue molesto, pero a la vez divertido. Algunos colegas también estaban bastante disgustados, pero tampoco hubo nadie que llegara al niveles de fobia o algo así. En nuestro trabajo estamos acostumbrados a que pasen cosas por el estilo.
¿Es lo peor que te ha pasado en un campo?
Era mi primera final de una Eurocopa, así que nunca lo voy a olvidar. El trabajo fue duro y bordeó el límite de lo repugnante; ya solo con estar en la final la presión era muy grande, así que las polillas fueron otro elemento más de estrés. La peor parte fue pelearme con mis colegas por sacar una buena foto de Cristiano levantando el trofeo: allí más de uno suelta el codo. Casi que fue peor la lucha entre colegas que las polillas, para serte sincero…
El autor empatiza con la causa de los trabajadores de la final, aunque a veces en Twitter es tan pesado como la polilla de CR7: @BeneNie