Gengoro Tagame es el creador de algunos de los mejores mangas gay. Con frecuencia, los personajes en sus historias se ven envueltos en escenarios homoeróticos o en escenas BDSM donde el personaje principal macho se transforma en sumiso y encuentran su verdadera vocación al estar encadenado o vestir indumentaria fetiche. Tagame no tiene miedo de tocar temas delicados o tabú, ni de escribir historias sobre prisioneros nazis, bestialismo, incesto, mierda, modificación corporal permanente y soldados japoneses de la Segunda Guerra Mundial capturados y torturados por los grupos de liberación nacional en China. No obstante, este manga es más que un fan fiction ilustrado o un material para masturbarse. De hecho, parece que su intención es representar la búsqueda de una existencia que va más allá del dolor. Tagame se dio cuenta de su fetiche BDSM cuando era niño.
Después de ver la escena en El planeta de los simios donde jalan a Charles Heston de su collar de piel, sintió algo indescriptible en su interior y desde entonces comenzó su investigación sobre sadomasoquismo. Cuando estudiaba arte en la universidad en la década de los 80, empezó a publicar ilustraciones queer bajo un seudónimo y continuó escribiendo novelas eróticas durante varios años mientras trabajaba como diseñador gráfico para apoyarse. En los 30 años que siguieron, ha publicado más de 20 libros en cuatro idiomas y ha vendido cientos de obras e ilustraciones. Hoy, a sus 51 años de edad, el ilustrador continúa expandiendo sus horizontes creativos. Hace poco empezó a publicar por entregas una historia queer llamada El esposo de mi hermano en Monthly Action Comics, una revista hetero. El manga se recopiló en un libro con el mismo título que ya lleva cinco ediciones gracias a su abrumadora popularidad.
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Una de las historias más famosas de Tagame es Shirogane no Hana (Flor plateada), un drama histórico ambientado a principios del siglo 20 que trata sobre un chico mimado que se convierte en un sexoservidor y descubre su pasión por el sadomasoquismo. La historia épica de tres volumes suma un total de 900 páginas —el 1Q48 del manga queer de nicho—. Su último manga, El esposo de mi hermano comparte el mismo enfoque en la identidad a pesar de ser un texto apto para adolescentes, a diferencia de su obra más famosa. Las dos historias nos dicen que debemos estar orgullosos de quiénes somos y de lo que amamos sin importar qué tan diferente o extremo parezca.
En noviembre del año pasado, El esposo de mi hermano recibió el premio a la excelencia del Festival de Arte de Japón, uno de los reconocimientos más importantes en la cultura pop japonesa. Platicamos con Tagame sobre su vida y sobre lo que significa ser un artista queer en Japón.
VICE: ¿Cuándo empezaste a entender tu sexualidad?
Gengoro Tagame: Los hombres desnudos y atados me prendían desde que iba en primaria. Me acuerdo que me sentía excitado cuando veía las películas italianas de Hércules y la saga de El planeta de los simios. Me gustaba la escena en la que le ordenan a Charlton Heston que se quite sus apestosas prendas humanas frente a la asamblea de los simios y luego lo arrastran con una correa de piel.
Después encontré una copia de SABU [una revista queer japonesa] en una librería cuando iba en secundaria. Cualquier historia de sadomasoquismo me prendía, incluso las heterosexuales, siempre y cuando abusaran del hombre. Por el contrario, no me gustaban las historias de amor donde los dos hombres tenían sexo. Estaba confundido con respecto a mi sexualidad, tanto por lo gay como por el sadomasoquismo.
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En preparatoria empecé a cuestionarme por qué no podía ser honesto conmigo mismo. Me di cuenta de que no tenía que sufrir por esconder mis emociones si aceptaba mi sexualidad. Por eso salí del closet en mi primer año de universidad.
¿Cómo empezaste a enviar tu obra a publicaciones gay?
Empecé cuando iba en la universidad usando diferentes seudónimos. Toda mi obra estaba basada en el BDSM; historias oscuras, incesto, hijos que asesinaban a sus padres, un estudiante de universidad que convertía a su maestro en esclavo, abducciones, encierro, etcétera. Algunas eran sólo historia y otras eran ilustraciones o manga.
En esta época viajé por primera vez a Europa y descubrí la revista estadounidense de sadomasoquismo hardcore llamada DRUMMER. El número que vi tenía un dibujo de Bill Ward, el cual dejó una gran impresión en mi obra. Bill tenía una calidad excepcional que superaba el arte gay de Japón en esa época. En las revistas estadounidenses también aparecían hombres gay masculinos y con barba —algo desconocido en Japón—. Con esta influencia, desarrollé el KUMA-KEI, o “estilo de oso”, en las revistas japonesas donde colaboraba.
Después, cuando empecé a trabajar en la revista G-men, hice el esfuerzo de cambiar el statu quo de las revistas gay. Quería hacer énfasis en el machismo y hacerlo aterrador, quitar el texto en las portadas, nada de sonrisas e incluir tipos barbones y rudos.
Llevas décadas haciendo arte erótico. ¿Qué es lo que te interesa del arte erótico y pornográfico?
Desde la universidad me ha interesado el arte religioso. No soy cristiano pero me conmueve el arte cristiano y el arte budista tibetano. Los pintores religiosos no dibujan para expresarse. Su creación es la forma máxima de respeto, con la que crean un símbolo de su fe. Esa fuerza emocional [creada por el arte religioso] proviene de la pureza. Creo que el arte pornográfico tiene la misma característica. El porno es la búsqueda de la expresión erótica perfecta. No necesariamente es autoafirmación ni un símbolo de estatus, sino de deseos incontrolables. La búsqueda del placer puro es menos complicada. En tales búsquedas, el arte pornográfico es puro. Mi meta va más allá del manga o del porno. Quiero llegar al nivel de Caravaggio.
Tu nueva serie “El hermano de mi esposo” es un gran éxito en Japón. Cuéntanos por qué decidiste publicar tu historia gay en una revista no gay,
La editorial se puso en contacto conmigo y me ofreció todo su apoyo para que el proyecto se hiciera lo más pronto posible. En ese entonces, el matrimonio gay se estaba convirtiendo en una tendencia internacional pero los gays en Japón siguen siendo invisibles ante la sociedad y el movimiento defensor de los derechos gay no recibe mucha atención. El manga es parte de la cultura pop y puede ser una herramienta interesante para difundir los problemas de los derechos gay a un público más grande, así que se me ocurrió una trama donde el personaje principal es heterosexual pero su hermano gemelo es gay y está casado con un hombre. Estas circunstancias son más fáciles de digerir para las personas heterosexuales.
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¿Crees que Japón llegue a cambiar su actitud respecto a la homosexualidad?
El matrimonio entre personas del mismo sexo está avanzando rápido y no puedo predecir qué va a pasar en Japón. Cuando empecé a escribir este manga todavía no existía el término “matrimonio entre personas del mismo sexo” pero ahora el distrito de Shibuya en Tokio empezó a emitir certificados conyugales a personas del mismo sexo, al igual que el distrito de Setagaya. El cambio se mueve más rápido que el ritmo de mi manga.
Sin embargo, no creo que haya buenos modelos a seguir en la sociedad japonesa gay. Firmé El esposo de mi hermano con mi nombre con la esperanza de que el público entienda el mensaje correcto. Soy un artista gay y no tengo por qué esconder mi identidad al hacer un manga para personas heterosexuales. Espero que los artistas gay jóvenes vean que tienen muchas opciones.
Para más información de Gengoro Tagame, visita su página oficial.
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