Poderosos retratos de sobrevivientes LGBTI en países donde el amor del mismo sexo es ilegal

En una misión en Nigeria, en 2014, Robin Hammond, un galardonado fotoperiodista que ha trabajado en África durante más de 15 años, conoció a cinco hombres homosexuales jóvenes que habían sido encarcelados, azotados y amenazados con pena de muerte debido a su sexualidad. Si bien los cargos habían sido retirados, los hombres estaban aterrorizados. Hammond les explicó que, como reportero gráfico, le gustaría contar su historia. “Me citaron en una habitación de hotel porque estaban profundamente asustados. Al escuchar sus historias sobre la tortura y el abuso lo que más me impactó fue que esas cicatrices físicas se habían curado, y que lo que realmente les dolía era que estaban completamente marginados de sus familias”.

Fotografía Robin Hammond

Los hombres le explicaron que el problema de publicar sus fotografías era que podría exponerlos a más persecución. “Así que tuve que dejar que contaran su historia en sus propios términos”, dice Hammond. “Y sus términos fueron que no mostrara sus rostros en las fotografías ni utilizara sus nombres”. Esas imágenes se convirtieron en los primeros retratos en la plataforma de fotos e intercambio de historias Where Love Is Illegal, un proyecto que tiene como objetivo cambiar la narrativa que rodea los derechos LGBTI al alentar a los sobrevivientes de discriminación a hablar y ser vistos. La página web incluye ahora historias e imágenes de personas en Malasia, Camerún, Israel, Estados Unidos, China, Uganda e India: sobrevivientes de discriminación en todas partes.

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“Las estadísticas relacionadas con los derechos de homosexuales en todo el mundo son impactantes”, dice Hammond. Según él, más de 2.8 millones de personas viven en países donde el sexo homosexual consensual es considerado un delito. “Cuando escuchas la historia personal de alguien y ves su imagen, sientes una conexión emocional; eso es lo que, al menos para mí, te convence de que debes intentar cambiar las cosas”.

i-D: ¿Cómo surgió este proyecto?
Robin Hammond: Durante mi estadía en África, me di cuenta de la creciente homofobia y transfobia en algunas partes del continente. Entre más investigaba y más comprendía, más me daba cuenta de que gran parte de la conversación sobre los derechos LGBTI se centra alrededor de las personas despreciables que hacen declaraciones homófobas o tratan de impulsar leyes homófobas. Muy rara vez escuchamos realmente a los supervivientes de la discriminación.

Gran parte de mi obra intenta humanizar estas cuestiones de derechos humanos, que de otro modo pueden parecer bastante abstractas. Quería conocer a la gente de la que había oído y encontrar una manera de hacer que sus voces fueran escuchadas.

Fotografié a estas personas y les pedí que contaran sus historias en sus propios términos. Y entre más lo hacía, más soltaba el control del proceso narrativo. La fotografía se volvió un proceso colaborativo; hablábamos de cómo querían ser representados. Hice que cada persona escribiera su historia para que las palabras en la página web fueran de ellos y no sobre ellos. Para muchos, es la primera vez que tienen control sobre cómo son vistos y escuchados.

¿Cómo se expandió el proyecto hasta volverse global?
Tenía la idea de que la discriminación realmente prospera en áreas donde se silencia a los supervivientes de la intolerancia. La única narrativa en este caso es que [las personas LGBTI] son poco naturales o inmorales. Y lo más triste es que muchas personas que son parte de la comunidad LGBTI en esas áreas se creen esa narrativa porque eso es lo único que han escuchado. Esta es la oportunidad de sacar a la luz algunas de las historias, y las redes sociales se han convertido en un medio clave para llegar al público más amplio posible.

¿Cómo convenciste a las personas de que hablaran contigo?
Trabajé principalmente a través de organizaciones locales no gubernamentales. Incluso en países en los que es muy peligroso ser abiertamente homosexual o transgénero hay organizaciones LGBT, aunque no puedan etiquetarse como tales. Fue muy importante tener una relación de trabajo estrecha con estas personas porque me facilitaron el acceso. Además, necesitaba orientación.

¿Hablaste con alguien que hubiera decido no estar involucrado en el proyecto?
Sí, pero por lo general la gente estuvo de acuerdo en participar. Cada persona estaba en condiciones diferentes. Curiosamente, en algunos de los países donde esperarías que fuera más difícil, como Uganda, los supervivientes de la discriminación fueron más abiertos.

Con el proyecto también pretendes recaudar fondos. ¿Para qué es ese dinero?
He sido reportero gráfico por 15 años y es muy frustrante darse cuenta de que a veces sólo despertar conciencia no hace que los cambios ocurran. Así que empecé una organización llamada Witness Change. Hay tres sedes: una en Uganda, una en Nigeria y una en Sudáfrica. Estamos tratando de recaudar dinero para que funcionen. Son organizaciones que están luchando muy duro, pero no tienen los recursos para ser tan eficaces como podrían ser.

¿Qué puede hacer la gente para ayudar?
Sólo compartir las historias de la gente. Abrirse al mundo es un acto muy valiente, necesitan apoyo. También nos gustaría que apoyaran a las organizaciones de todo el mundo. La International Lesbian Gay Association es la organización más grande; si la gente ingresa a su página web, muy probablemente encontrará una sede en su área, o en un área con la que tiene un vínculo. Y si ingresan a nuestro sitio y donan, enviaremos el dinero a las tres organizaciones que estamos tratando de ayudar.

¿Cuáles son algunos de los éxitos de los que has sido testigo desde que comenzaste el proyecto?
Hace unos meses tuvimos una llamada urgente de uno de los grupos que apoyamos diciendo que cuatro jóvenes habían sido detenidos en Nigeria, y que no podían pagar fianza. Sabía lo que les pasaría en prisión, serían torturados y golpeados, así que puse un post rápido en Instagram y la gente dio su apoyo. En 24 horas logramos recaudar dinero para la fianza y el juicio fue descartado. No fue una gran cantidad de dinero, pero el hecho de que la gente de todo el mundo viera que había una necesidad urgente y fuera capaz de ayudar fue muy gratificante. Nos gustaría hacerlo con más frecuencia.