De lo que nadie te advierte cuando decides convertirte en un maestro Pokémon es de la humedad. Es una tarde calurosa y nublada en mi primer día capturando Pikachus y Geodudes, y mis manos ya sudorosas se ponen aún más pegajosas con el calor que genera Pokémon Go en mi celular.
Para los no iniciados, Pokemon Go es un juego para iOS y Android que usa datos reales de GPS para convertir tus alrededores en un mundo de videojuegos, para que puedas caminar por tu vecindario mientras recolectas ítems, capturas criaturas, y tienes batallas en Gimnasios Pokémon. Es una buena propuesta, pero con las nubes juntándose sobre mi cabeza, me preocupa más la lluvia que atraparlos a todos. Especialmente porque no me puedo conectar con el servidor del juego.
Videos by VICE
Cuando Nintendo empezó a promocionar el Pokémon Go el año pasado me dio curiosidad, pero también estaba un poco escéptico. El trailer del juego era como si una de esas pláticas de recreo de “Imagínate que hubiera un juego que…” se convirtiera en un juego de verdad. Solo mira:
Es la nostalgia en movimiento. Es la promesa de lo imaginario invadiendo el mundo real y acercándonos a todos al mismo tiempo. ¿Quién no querría ser parte de eso? Pero la realidad de Pokémon Go es mucho menos emocionante. Lo imaginario no se infiltra en el mundo real tanto como choca con los límites mundanos del diseño y la tecnología.
Hecho por Niatic y la Pokémon Company, Pokémon Go simplifica las complejas reglas de la serie tradicional de Pokémon y en su lugar hace énfasis en explorar tus alrededores reales. Mientras caminas por ahí, encontrarás varios Pokémon en el mundo, los tocarás en la pantalla, y después de usar una simple interfase para lanzarles una pokébola; si la lanzas bien (y logras mantenerte conectado a la interfaz) los añadirás a tu colección. Pokémon Go también puede usar tu cámara para mostrar todo esto con una rudimentaria (pero aún sí sorprendente en algunos momentos) realidad aumentada. Mientras caminaba por la calle, estaba tratando de atrapar a este pequeño Doduo…
Por desgracia, el juego se trabó. Mi primer día jugando Pokémon Go estuvo dominado por dificultades técnicas. El juego se detiene, lucha por conectarse (o mantenerse conectado) a los servidores, su GPS no se actualiza correctamente, los ítems desaparecen o no funcionan como deberían y se traba una y otra vez. Es un desastre.
Pero, Pokémon Go podría no ser bueno incluso sin las dificultades técnicas. Como en Ingress, el anterior juego de Niantic basado en GPS, Pokémon Go usa puntos de referencia como murales, iglesias y monumentos como destinos del juego. Algunos de estos lugares te dan ítems, y otros son gimnasios en lo que puedes hacer batallas asincrónicas con tus adversarios. Cada jugador se une a uno de los tres equipos, cada uno tratando de tomar el gimnasio mientras se defienden al mismo tiempo. Aunque la primera parte del juego se trata básicamente de caminar por ahí, encontrar nuevos pokémones, y armar tu colección, parece que el enfoque a largo plazo de Pokémon Go serán estas batallas en gimnasios.
La mala noticia es que esas batallas son algo decepcionantes. Imagina un muy impreciso Punch-Out! Mueves tu dedo a la derecha y a la izquierda para esquivar los ataques, tocas la pantalla para atacar, y mantienes tu dedo para lanzar un ataque especial, una vez que lo cargas. Pokémon Go incluye el sistema elemental de resistencia que ya conocemos, pero ninguna de las peleas en las que he estado se ha beneficiado de esto. Nunca se siente como algo más que movimientos salvajes mientras espero que lo que quiero hacer pase por el servidor.
Todo esto crea un ritmo de juego cortado que va en contra de todo lo que ha hecho a Pokémon tan grandioso a lo largo de los años. Un buen juego de Pokémon te incita a quedarte despierto solo para saber lo que hay en la siguiente área. Vas felizmente de una batalla a otra, probando nuevos pokémones y formulando nuevas estrategias. Pokémon Go no tiene este ritmo. En lugar de eso, lucha por acomodarse en una interfase turbulenta.
Entonces, te conectas y vas hacia un punto de referencia, y esperas a que cargue. No carga, pero, ¡hey, ahí hay un Pidgey! Picas el Pidgey, el juego se traba. Cuando lo vuelves a poner, el Pidgey ya no está. Caminas un poco más pero el juego todavía no sabe dónde estás entonces esperas a que cargue. Estas parado viendo tu celular como un turista en tu propia colonia. No hay ningún ritmo ahí, nada en qué clavarse.
Lo extraño es que nada de eso importa. Porque es Pokémon y es comunal y porque de vez en cuando das vuelta en una esquina y ves a un tipo parado como si nada cuando tiene un Ekans a un lado de su pie y piensas, ja, okey, sí funciona. Porque de camino al trabajo, el camión pasó a lado de un Magmar —una especie de pato con lava— y como no fui lo suficientemente rápido como para capturarlo sentí un agudo sentido de pérdida. Porque he pensado en ir a a dar una vuelta al bosque mañana para ver si puedo encontrar algún pokémon tipo insecto.
Ayer, cuando iba de regreso a mi casa vi a unos fanáticos de Pokémon cruzando la calle, con la cabeza mirando hacia abajo iluminada por el brillo del juego. Vi un tipo en el metro que lo estaba reiniciando una y otra vez. Vi a un grupo de niños parados en la entrada de lo que alguna vez fue un bar que había sido designado como gimnasio Pokémon. Se estaban riendo y burlándose unos de los otros. Por lo que decían y la manera en que estaban parados, supuse que estaban jugando. Me acerqué tímidamente —porque eran completos desconocidos— pero apenas pude decir una palabra.
“¿Están juga…”
“Sí, sí”, dijeron riéndose.
Nunca habían jugado un juego así, me dieron. Les gustaba poder jugar juntos e ir a lugares extraños. Les gustaba que fuera Pokémon. De repente, no me importó que se trabara o las mecánicas de progresión en el juego o las batallas apagadas. Me dieron ganas de hablarle a mis amigos para ir a caminar.
Quería hacerles miles de preguntas a estos chicos, pero ellos ya querían moverse a otro lado; se hacía tarde y había más gimnasios Pokémons que conocer. Pero antes de irse, me dijeron que los problemas técnicos que me molestaban a mí y a muchos otros no les importaban. Que los servidores fallaran significaba que muchas personas estaban disfrutando el juego, me dijeron, y que eso significaba que Niantic y Pokémon Company harían de este juego básico algo muy especial. Por la manera en que este juego se lanzó, tengo mis dudas. Pero espero que estén en lo correcto.