Dinero

¿Por qué tus amigos adinerados deberían admitir su privilegio financiero?

Una persona cuenta fajos de billetes de £20

Cuando tenía 17 años, mis amigos y yo comenzamos a tomar lecciones de manejo. Hablamos sobre las primas de seguros, nuestros potenciales primeros automóviles y nuestros accesorios preferidos para los autos (¿fundas de asientos con estampado de leopardo o dados de peluche?). Es difícil olvidar este momento en particular de mi vida debido a la intensa emoción de estar detrás del volante. También fue la primera vez que descubrí a un amigo mintiendo acerca de su privilegio financiero.

Uno de mis amigos le restó importancia al gasto que implica comprar un automóvil, algo que aún se me dificulta a los 24 años, y me dijo que había comprado el suyo con los ahorros de su trabajo de medio tiempo. Pero trabajaba diez horas a la semana en una tienda de tarjetas de cumpleaños y su automóvil era un Mini Cooper nuevo de tercera generación. Las matemáticas no cuadraban.

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Después supe que su abuela rica le había regalado el carro. Si me hubiera dicho eso, yo no lo habría juzgado. Entonces, ¿por qué mintió sobre haber ganado y ahorrado ese dinero?

“Privilegio financiero” es un término que ha existido durante años, pero recientemente ha adquirido nueva relevancia en Internet, pues el cantautor Jensen McRae tuiteó al respecto y un video reciente de TikTok sobre el tema tuvo más de 115.000 visitas.

Al igual que el privilegio blanco beneficia a las personas en función de su color de piel, el privilegio financiero beneficia a quienes tienen dinero, aislándolos de las realidades más duras de la vida: preocuparse por el alquiler, por ejemplo, o por pagar un automóvil nuevo. Ese privilegio lo puede tener cualquiera, sin importar su clase social, ya sea que el dinero sea un obsequio o lo haya ganado, aunque en el caso de los de la clase media o alta lo más probable es que lo hayan heredado.

Algunos creen que reconocer su privilegio financiero, especialmente entre sus amigos, es una buena práctica. La fundadora del canal de YouTube y el blog Financial Diet, Chelsea Fagan, escribe: “Si te encuentras en una posición de privilegio financiero, sé generoso. Paga la cuenta a veces, no cuentes cada centavo, ofrece ser el anfitrión, haz que las cosas sean cómodas y accesibles para los que te rodean, ellos podrían estar en una situación más precaria”.

Del mismo modo, el autor de We Need to Talk About Money [Necesitamos hablar de dinero], Otegha Uwagba, tuitea “nadie *le debe* transparencia financiera a nadie (a menos que seas un político o algo así), pero para mí es una especie de contrato social. Una forma de ayudar a otros que no tienen los mismos privilegios que tú es ser honesto sobre tus privilegios”.

Como pasa con cualquier tipo de privilegio, puede ser difícil que quien lo tiene se dé cuenta de cuán privilegiado es. Mucha gente adinerada está tan ocupada gastando su dinero que no piensa mucho en la situación económica de las otras personas. Y si es dinero que ellos realmente ganaron, es difícil que logren ver los factores que podrían haberlos ayudado.

Sin embargo, las personas que no tienen privilegios económicos están muy conscientes de ello. Izzy Thompson, de 25 años, tiene mucho que decir sobre la importancia de que las amistades revelen su privilegio financiero. “No es una cuestión de celos”, dice Izzy, quien es asistente de recursos humanos y proviene de una familia de la clase trabajadora. “Bueno, podría haber un poco de celos involucrados. Pero lo que más me molesta son los amigos que mienten sobre el origen de su dinero”.

En especial, considera que las personas que reciben dinero de sus padres para cubrir gastos básicos como el alquiler y los servicios no deben mentir diciendo que los pagan con el fruto de su trabajo. “Eso solo hace sentir como una mierda a todos los que con dificultades logran llegar a fin de mes”, dice.

James Andrews, editor senior de finanzas personales de money.co.uk, concuerda en que la honestidad es siempre la mejor política. “También tiene que ver con los niveles de comodidad”, explica. “La presión social para gastar puede forzar a las personas a aceptar una situación que les desagrada, como dividir una cuenta en partes iguales en lugar de que cada quien pague lo que consumió, o sentirse una carga si otras personas siempre pagan por ellas”.

“Puede ser que creas que se trata de algo que pueden sobrellevar, pero a menos que lo enfrenten, existe la posibilidad de que se agrave al permitir que uno sienta siempre que no es suficientemente bueno o el otro esté resentido porque siempre tiene que pagar más de lo que le corresponde”.

La estudiante de veintidós años Maya Vaughan dice que sus relaciones se han visto “afectadas irreparablemente” por la falta de voluntad de la gente para ser sincera. “Tengo algunos amigos que provienen de un entorno económicamente privilegiado. Sus padres, por ejemplo, les envían dinero todas las semanas o les pagan el alquiler”.

Dice que la falta de comunicación en torno a esto ha provocado tensión en su grupo de amigos. “En pocas palabras, ellos tienen dinero y yo no. Ellos no padecen y yo sí. Tienen privilegios que yo nunca tendré. Sin poder hablar al respecto y llegar a un punto de entendimiento mutuo, ese privilegio provoca dificultades inevitables”.

Emilie Bellet, autora de You’re Not Broke, You’re Pre-Rich [No estás en la ruina, eres prerico] y presentadora del podcast Vestpod, dice que preguntar a los amigos cómo se ganan su dinero, y que esos amigos respondan con honestidad, es la manera de evitar problemas. En julio, en una publicación de Instagram, convocó a la gente para que apoyara esa idea, sin importar lo “incómoda, contraintuitiva o controvertida” que pudiera parecer.

Mediante correo electrónico, Bellot explica: “Hablar sobre los privilegios financieros es importante, porque saber que un amigo ha tenido apoyo externo, de sus padres o de un cónyuge, por ejemplo, nos ayuda a sentirnos menos acomplejados por lo que percibimos como nuestras “limitaciones” financieras”.

La reacción que tendrán nuestros amigos al cuestionarlos dependerá de su carácter y de cómo abordemos el tema. “Es posible que al señalar su privilegio sientan que se trata de un ataque contra ellos y sus esfuerzos , en lugar de una simple declaración de hechos, y entonces se pongan a la defensiva”, dice Andrews. “O podrían sentirse muy apenados o querer ayudar con una explicación, lo que probablemente sería un buen indicio de su carácter”.

Bellet también señala que hablar con la gente sobre su riqueza puede ser una oportunidad de aprendizaje. “Sugeriría que definitivamente dejemos de comparar nuestras ganancias y pérdidas financieras y mejor nos concentremos en las formas en que podemos apoyarnos mutuamente: tener conversaciones francas sobre dinero, intercambiar consejos presupuestarios y experiencias de inversión, y discutir pautas para negociaciones salariales”.

Cualquiera que haya tenido dificultades económicas sabe lo difícil que es hablar con sus amigos más adinerados sobre su falta de dinero, pero debemos recordar que en cualquier relación la honestidad debe ir en ambos sentidos. “Mi amiga y yo solíamos enfrentar problemas económicos juntas, pero ahora ella tiene un gran trabajo y gana mucho dinero”, dice la asistente de ventas Lauren Jordan, de 26 años.

“Tenemos una regla en la que al visitar un lugar que esté en el rango de precios que ella puede pagar, pero yo no, ella dice que me ‘presta’ el dinero que necesite, pero en realidad nunca me lo cobrará. Aunque es algo que ambas acordamos, extrañamente me quita un poco de dignidad”.

Su amiga también le comparte consejos para solicitar empleo y hacer negociaciones salariales, incluso le compró suministros para que pudiera desenvolverse como administradora de redes sociales y obtener ingresos extra. También hace un esfuerzo por realizar más actividades que estén en el rango de precios que Lauren puede pagar, ya que, por supuesto, es más fácil que ella gaste menos dinero que Lauren gaste más.

Como señala Andrews, algunas personas que parecen tener dinero podrían estar fingiendo, podrían estar financiando su estilo de vida con algún tipo de crédito, e incluso podrían estar secretamente desesperadas por que alguien les hable de dinero.

Katy Jones, de 32 años y asistente de una galería, dice que sus amigos ricos se sintieron realmente aliviados cuando mencionó el tema del dinero. “Me sorprendió mucho descubrir que algunos de mis amigos más económicamente privilegiados también estaban pasando apuros. No del mismo tipo que los míos, pero apuros de cualquier modo. Creo que el dinero es algo de lo que todos queremos hablar”.

Es normal querer retener información cuando te sientes avergonzado o te preocupa que te juzguen; nadie quiere hablar sobre cómo sus padres todavía le pagan el alquiler. Pero todas las amistades son básicamente procesos continuos de aprendizaje acerca de tus amigos, hasta que, francamente, llegas a saber demasiado: el trabajo de sus sueños, qué tan fuerte les gusta el té, los lugares más extraños en los que han tenido sexo. ¿Por qué no incluir también el aspecto económico? A la larga, su relación podría terminar beneficiándose de ello.

@bethmayashley