Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo alemán, dijo una vez: “El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma”. Pero parece que alguien debería decirle a su fantasma que en esta ocasión es el implacable espejo de la realidad quien nos ha dado un martillazo con el helado que no se derrite aparecido en Nueva Gales del Sur.
Hace poco, Mary Salter, una anciana de Grafton, Australia, recurrió a Facebook para compartir su historia: el nieto de Mary estaba disfrutando una barra de helado de la marca Cole’s cuando se rompió a la mitad, por lo que el niño comenzó a hacer un berrinche negándose a comer el resto. Tiró el helado al piso, una mitad cayó en el cemento y la otra entre los arbustos.
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Una escena bastante común, hasta que Mary regresó cuatro días después para descubrir la golosina casi intacta, ni los animales se habían acercado y —contrario a toda lógica, a la ciencia y a cualquier pensamiento racional— ni siquiera se había derretido un poco.
Entonces, Mary le preguntó a sus amigos en Facebook: “¿Podrían explicarme, por qué después de cuatro días bajo una temperatura de 26 grados sobre el cemento, este helado no se ha derretido o por qué ningún ser se ha atrevido a comerlo?… ¡Sigue bajo el rayo directo del sol, no se ha derretido y las hormigas escapan llenas de terror!”
Mary, quizá creyendo que había descubierto una oscura verdad sobre nuestro sistema alimenticio, les suplicó a sus amigos y familiares que condujeran un experimento: “Por favor, por favor hagan lo que nosotros: rompan un helado, arrojen una mitad y vean si pueden lograr que se derrita o que alguna criatura se lo coma”, escribió.
De hecho, Mary Salter quizá sí tenga razones para sospechar. El caso del helado que no se derrite no es un suceso aislado.
En 2014 —después de que un residente de Cincinnati reportara que el helado de sus hijos no se derretía en el clima de 26 grados— un canal de televisión decidió realizar una prueba similar con varias marcas de helado y descubrió que los sándwiches helados de Great Value (la marca de Walt Mart) quedaban completamente intactos y no se derretían bajo el sol. Walmart admitió que sus helados no contenían mucha crema y por tanto no se derretían tan pronto o en absoluto.
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Debido a que las historias de helados que no se derriten proliferaron por internet con la misma velocidad que la conspiración contra Hillary Clinton, Snopes (un sitio donde se averigua la veracidad de las leyendas urbanas) decidió analizar el fenómeno. Su conclusión es que muchos de los videos sobre “helados” que no se derriten, son postres lácteos congelados que contienen mucho menos grasa o crema a diferencia del helado real. En resumen: la crema y la grasa se derriten; otras sustancias en postres lácteos —como el sulfato de calcio y la goma de guar— simplemente no se derriten, incluso si pasa las pruebas sanitarias.
Según Consumer Reports, “Los fabricantes añaden gomas y otros ingredientes como sulfato de calcio y mono diglicéridos para ayudar a controlar el ritmo de descongelado del helado. También se añaden para evitar grandes formaciones de cristales cuando los productos entran y salen de los congeladores”.
Cuando MUNCHIES contactó a Coles Supermarkets en busca de un comentario, un vocero nos ofreció la siguiente declaración: “Nuestros sándwiches de helado requieren técnicas muy simples y conocidas que ayudan a retrasar el derretimiento y permiten que pueda consumirse sin que el helado se deshaga en las manos. Estas técnicas requieren añadir un espesante a la crema y crear una estructura de panal para evitar el proceso de descongelado. Cuando el producto empieza a derretirse y el líquido se evapora, queda una sustancia parecida a la espuma”.
¿Te sientes mejor sabiendo lo que ocurre, Mary? Nosotros tampoco. Habiendo dicho esto, lo más probable es que igual vayamos por uno de esos helados en un día o dos.