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¿Por qué se han suspendido las conversaciones de paz sobre Siria antes de arrancar?

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Las conversaciones sobre la paz en Siria que debían de celebrarse en Ginebra han quedado suspendidas sin haber llegado, siquiera, a arrancar.

El delegado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, ha comunicado la “pausa temporal” de las negociaciones. Según el diplomático ítalo-sueco el proceso se volverá a poner en marcha el próximo 25 de febrero, fecha en que se estima que los preparativos estén ya ultimados.

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El caso es que los dos bandos que debían de sentarse a negociar ya habían negado el primer comunicado de De Mistura, quien había sido el primero en proclamar que las charlas habían arrancado. La iniciativa quedó definitivamente dinamitada después de que las fuerzas del presidente del devastado estado de Oriente Medio, Bashar al-Assad hayan logrado avanzar significativamente en su camino hacia la reconquista de la ciudad de Alepo en los dos últimos días

A pesar de que los representantes de las fuerzas de la oposición sirias habían anunciado con cierto retraso su participación en las negociaciones durante este último fin de semana, éstas se negaron en rotundo a hacerlo, siquiera indirectamente, con representante alguno del régimen del presidente Bashar al-Assad. En un primer momento la oposición al dictador sirio había manifestado que su intención no es otra que tomarse las conversaciones muy en serio. 

Sin embargo, también dejó bien claro que no pretendía utilizar su encuentro con De Mistura para reivindicar la necesidad de una intervención humanitaria en su país — sucede que los miembros de la oposición no habían conversado en ningún momento con los delegados del régimen, sino que solo lo había hecho Naciones Unidas, de ahí el malentendido —. Los miembros de la oposición consideran que la intervención humanitaria es un requisito sine qua non para sentarse a negociar, en virtud de las leyes internacionales.

Por su parte, los representantes del régimen habían anunciado que estaban igualmente dispuestos a negociar, claro que se mostraron de lo más escépticos con la vocación negociadora de la oposición, y se refirieron con cierto sarcasmo al proceso en su totalidad.

“Seguimos esperando… a saber con quién vamos a tener que hablar”, proclamó el martes Bashar al-Ja’fari, el destacado diplomático sirio en Naciones Unidas y el responsable de la delegación del régimen de Assad, durante una rueda de prensa. “Sigue sin quedar claro. No sabemos si va a haber una, dos, tres o cuatro delegaciones. No hay ningún plan, todo está en el aire”, sentenció.

Las conversaciones, bautizadas bajo el robótico nombre “Ginebra III”, han sido auspiciadas por el Grupo de Apoyo a Siria Internacional, una coalición no vinculante de países que tienen intereses en el devastado país. El grupo, cuenta, entre otros, con gigantes de la envergadura de Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí, Irán y Turquía, todos ellos con presencia militar en el conflicto. A De Mistura se le ha asignado la improbable misión de sentar a las fuerzas del gobierno y de la oposición sirias en la mesa de negociaciones, y de orquestar un proceso de transición política cuyo objetivo no es otro que alcanzar un alto el fuego en todo el país.

Los bombardeos rusos en Siria mataron en enero al menos a tres niños cada día. Leer más aquí.

La anterior ronda de negociaciones sobre la paz en Siria también fue celebrada en Ginebra. Sucedió hace un año, en febrero de 2014, y el proceso se derrumbó después de que el ministro de Exteriores sirio, Walid al-Muallem, subrayara que solo discutiría cuestiones antiterroristas. Al igual que ahora, entonces la idea de sentar a ambos bandos en la misma mesa sonaba a ciencia ficción, por mucho que Estados Unidos se encargara de poner su mejor cara y se refiriese a las mismas de manera optimista.

“Será un camino lento y lleno de curvas”, había vaticinado un oficial estadounidense a VICE News poco antes de que se hiciera pública la suspensión. La fuente, que se avino a charlar a condición de permanecer en el anonimato, también opinó que “sabíamos que no iba a ser un proceso fácil, y que ni el gobierno ni la oposición estarían dispuestos a abordar los temas más candentes con facilidad”.

A la postre, no se ha podido ni siquiera salvar el primer escollo, que no era otro que convenir cuál sería el primer tema de la agenda en ser abordado.

El Alto Comité de Negociaciones de la oposición ya había proclamado que antes de sentarse a la mesa exigía que se tomaran una serie de medidas humanitarias — como detener los bombardeos aéreos, interrumpir el sitio en los puntos más castigados del mapa y liberar a presos de guerra. 

El Comité recalcó enfáticamente que la adopción de tales medidas previas constituye “un derecho legítimo” del pueblo sirio, un derecho que está contemplado por la ley internacional, en particular por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Los miembros del Comité habían acudido a Ginebra a sabiendas de que necesitaban garantizar tales mínimos a su pueblo antes de sentarse a negociar nada, y temerosos de que los negociadores del régimen pudiesen emplear sus argumentos como armas arrojadizas.

“No se trata de ningún requisito previo”, cuenta Hadi Albahra, presidente de la Coalición Nacional, una formación opositora al régimen de Assad que ha participado como asesor de las negociaciones. “La resolución 2254 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no deja lugar a dudas al respecto: hay que intervenir inmediatamente para preservar los derechos legítimos del pueblo sirio. Es imposible ignorar tamañas cláusulas y ponerse a discutir sobre asuntos militares y políticos para alcanzar un alto el fuego.

Los emisarios del régimen, por su parte, se negaron tajantemente a observar condición previa alguna. Según ellos, tales medidas estarían promovidas por los países que apoyan a la oposición, como Arabia Saudí, Turquía o Qatar.

“Todos los asuntos a los que se están refiriendo son las prioridades mismas del gobierno sirio”, opinó el delegado de Assad, Bashar al-Ja’fari, cuando se le interrogó sobre cuestiones humanitarias y antiterroristas. “No podemos hacer distinciones entre unas cuestiones y otras. Solo una vez hayamos arrancado con el diálogo indirecto formalmente, podremos abordar todos esos asuntos”.

Parece evidente que la incapacidad para resolver las cuestiones humanitarias de antemano ha eclipsado al resto de grandes cuestiones a discutir.

Según opina la fuente diplomática estadounidense “los representantes políticos están intentando imponer determinadas exigencias legítimas para que se adopten determinadas medidas de antemano. Su legitimidad está fuera de toda duda. Sin embargo, es necesario concentrarse también en cuestiones políticas”.

Sin embargo, la coalición internacional que ha auspiciado las charlas ha sido incapaz de lograr ningún avance más allá de los requisitos exigidos de antemano. Y lo cierto es la ausencia de negociaciones tampoco ha transcurrido en vano: este martes, las fuerzas del régimen y sus aliados consiguieron ganar mucho terreno a las tropas de la oposición en las afueras del norte de Alepo, lo que ha supuesto la última gota para desmantelar los planes de De Mistura.

Claro que, mientras la apocalíptica guerra siria sigue su curso, habría que preguntarse quiénes han sido los integrantes de las charlas frustradas en Suiza y quiénes serán, en teoría, los emisarios que se sentarán de nuevo a finales de mes. He aquí un análisis pormenorizado de todos los bandos implicados.

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La oposición

El principal emisario de la oposición a Assad de naturaleza no yihadista presente en Ginebra ha sido el Alto Comité para las Negociaciones (HNC, por sus siglas en inglés). Este fue fundado hace apenas dos meses, en diciembre, durante una cumbre de los miembros de la oposición política y militar siria celebrada en Arabia Saudí. El HNC se ha convertido en la formación política opositora al régimen de Assad de mayor envergadura hasta la fecha. Se trata de una comisión liderada por el ex primer ministro sirio Riyadh Hijab, mientras que el máximo responsable de su delegación diplomática es el general As’ad al-Zouabi, desertor de las Fuerzas Aéreas Sirias.

La credibilidad del HNC está apuntalada sobre dos cimientos: el primero es que integra a los representantes de la brigadas rebeldes sirias; el segundo es que éstas le han profesado hasta la fecha un apoyo incondicional.

Las facciones que han mostrado su respaldo al HNC están desplegadas por todo el oeste de Siria. Combaten contra las tropas de Assad y contra los milicianos yihadistas de Estado Islámico (EI), si bien es cierto que los terroristas han eclipsado ligeramente su presencia en el norte del país.

“Queremos un proceso político que vaya de la mano con el alto el fuego”, ha proclamado el diplomático estadounidense consultado por este medio. “Y para que ello suceda es fundamental contar con representantes de las principales facciones rebeldes implicadas en la lucha armada”.

Sin embargo, mientras las fuerzas del régimen siguen pisando fuerte en el campo de batalla, estas fuerzas rebeldes no pueden esperar disponer de una representación legítima en la mesa de negociaciones, sin haber demostrado antes que cuentan con el apoyo suficiente entre los sirios que siguen viviendo en el país.

El rechazo del HNC a comparecer en Ginebra sin que se tomaran previamente las mencionadas medidas humanitarias ha contado con el apoyo incondicional de la oposición siria. Sin embargo, el derramamiento de sangre que ha inundado Alepo en las últimas semanas se ha convertido, para algunos, en un motivo suficiente para no incluir al HNC en las conversaciones.

Al HNC le ha costado lo suyo convertirse en el único bloque en representar a la oposición siria. Rusia, sin ir más lejos, llevaba semanas batallando por sentar en la mesa a sus interlocutores predilectos entre los opositores — muchos de los cuales tienen fuertes vínculos con el régimen de Putin y apenas ninguno con la oposición oficial a Assad. De Mistura, presto a las exigencias del totalitario líder ruso, había decidido invitar a la mayoría de tales figuras en calidad de “consejeros” individuales.

El régimen y sus aliados también han mostrado su oposición a la presencia en la mesa de determinadas facciones rebeldes — en particular al grupo salafista Ahrar al-Sham y a la brigada insurgente Jeish al-Islam, que opera principalmente en los aledaños de Damasco. Según el régimen ambas son formaciones terroristas y no deberían tener presencia alguna en Ginebra. Sin embargo, el emisario político de Jeish al-Islam, Muhammad Alloush, compareció durante estos días en Ginebra, y lo hizo como máximo representante de la delegación negociadora del HNC. Se da la circunstancia de que el comandante responsable de las tropas de Jeish al-Islam, Zahran Alloush fuera abatido por los bombarderos rusos durante el mes de diciembre. Y sucede, también, que era el primo de Muhammad.

El régimen

La delegación del régimen encabezada por Bashad al-Ja’fari ha presumido en Ginebra de su vocación negociadora. Y lo ha hecho de manera deliberada para subrayar su seriedad respecto a una oposición a la que ha tachado de dividida y poco seria. Los emisarios del régimen no se han cansado de repetir que abogan por una Siria unida y soberana desprovista de terrorismo. Consideran que la lucha antiterrorista es imperativa y que la unidad de Siria y la lucha antiterrorista son indisociables. Según ellos, las milicias terroristas contra las que su gobierno está batallando están orquestando la repartición actual de los poderes regionales en Siria, y son los principales responsables de haber convertido una guerra convencional en una guerra de guerrillas.

Claro que, en caso de que las negociaciones lleguen a producirse, no está claro hasta qué punto el régimen estará dispuesto a hacer ninguna concesión significativa a sus adversarios. Por no saber, ni siquiera se sabe si los delegados de Assad desean realmente sentarse a la mesa.

Ilyad al-Hussein, uno de los ilustres partidarios del dictador sirio, escribió la semana pasada en su perfil de Facebook que cualquier acuerdo que llegue a suscribirse en Ginebra no cambiará la situación en absoluto. “Todo lo que se está discutiendo hoy en Ginebra III fue lo que el presidente Bashar al-Assad propuso discutir en su discurso de principios de 2013: ¡que exista un gobierno de unidad nacional y que luego se convoquen elecciones presidenciales!”, escribió. “Toda esta sangre, todas estas muertes, esta destrucción y esta miseria tenían que pasar exactamente tal y como han pasado para que la oposición se haya convencido de que tal era su única alternativa!”.

Antes de que la oposición aceptara asistir a Ginebra, se había encargado de exigir a los miembros de Naciones Unidas que la apoyan, que estos les ofrecieran garantías de que las conversaciones se concentrarían en la formación de un gobierno de transición — que no sea el gobierno de unidad nacional dirigido por Assad —, pues tal es la dirección a la que ya apuntaban las negociaciones anteriores.

Los portavoces del gobierno sirio se han abstenido de hacer declaraciones a VICE News.

Por su parte, los partidarios de la oposición, entre quienes se incluyen Estados Unidos, han proclamado que la oposición debería de estar presente en las negociaciones para denunciar la intransigencia del régimen de Assad, y para dejarlo en evidencia. Sin embargo, varios sirios se han mostrado de lo más escépticos con la idea de que al régimen le importen lo más mínimo las negociaciones.

El escritor y académico sirio Karam Nachar advirtió la semana pasada que semejante corriente de pensamiento es “estructuralmente errónea”. “El régimen acudió a las conversaciones en Ginebra el año pasado y terminó dejándose en evidencia a sí mismo”, escribió Nachar. “Acto seguido se puso a lanzar bombas de barril, a arrojar a miles de personas al mar y a dejar que otras tantas se muriesen de hambre. Así que alguien me explique qué sacamos nosotros de que el régimen ‘se pusiera en evidencia a sí mismo’.

Radicales libres y aguafiestas

Los “asesores” individuales invitados por De Mistura a petición de Rusia comparecieron en Ginebra, aunque no parece que hayan jugado un rol demasiado visible. Rusia, pese a todo, ha presionado todo lo que ha podido para que estos terminen sentándose en la mesa de negociaciones.

‘¿Acaso no negociaron ya antes de regresar de manos vacías? ¿Cuántas veces tendremos que repetir la misma pantomima?’

Rusia también ha presionado para que se incluya al kurdo Partido de la Unión Democrática (PYD) en las negociaciones. El PYD es la franquicia siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Sucede que los líderes del PYD fueron excluidos de la lista de invitados a Ginebra, después de que tanto Turquía como los principales opositores al régimen sirio se opusieran a ello. El líder del PKK, Cemil Bayik, se refirió a la exclusión de su partido como a un “error histórico”. Algunos miembros de la cúpula diplomática estadounidense han dicho que el PYD será contemplado en cualquier acuerdo final sobre el futuro de Siria, pese a que los líderes del mismo han expresado su malestar por haber sido excluidos. Bayik y los suyos consideran inadmisible que las charlas sobre el futuro de Siria hayan convocado a solo dos de los bandos implicados; máxime cuando ambos tienen relaciones difíciles, sino imposibles con el PYD.

El PYD se abstuvo de hacer declaraciones a VICE News.

Por su parte las formaciones yihadistas como el Frente al-Nusra y Estado Islámico tampoco estuvieron presentes en las conversaciones, aunque nada apunta a que hubiesen atendido en caso de haber sido invitadas. Pese a todo, sigue siendo cuando menos desconcertante pensar en la clase de alto el fuego que pueda alcanzarse sin la participación de ambas facciones. Si bien la presencia de Estado Islámico en Siria se reduce a la de su autoproclamado Califato, que tiene su sede en Raqqa, tanto el Frente al-Nusra como otros combatientes yihadistas están batallando junto a las fuerzas de la oposición en distintas partes del territorio sirio, especialmente en el norte del país.

Los yihadistas tienen sus propias objeciones al proceso de Ginebra, y muchas no difieren en casi nada con la de otros muchos sirios.

¿Acaso no negociaron ya antes de regresar de manos vacías? ¿Cuántas veces tendremos que repetir la misma pantomima?”, ha proclamado a VICE News Abu Omar, activista y portavoz mediático de la organización. (Abu Omar ha querido subrayar que no hablaba en nombre de el Frente al-Nusra en su totalidad).

Abu Omar también ha comentado que no duda de la honestidad de los negociadores de la oposición. Sin embargo, está convencido de que las negociaciones son parte de una trama que se ha propuesto derrotar a la oposición a través de la estrategia del agotamiento político; esto es, sometiéndoles a una tanda incansable de estériles negociaciones, que es exactamente la misma estrategia que lleva empleando desde hace décadas con los palestinos. Los interlocutores de la oposición en la mesa de negociaciones “son monstruos que simulan estar preocupados por lo humanitario”, ha dicho. “Claro que nada más lejos de la realidad”.

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