Salud

Por qué podrías morir repentinamente a los veinte

Cuando Steve Cox tenía dieciocho años, su vida cambió para siempre. Acababa de ganar una beca deportiva para una universidad gringa, y su sueño de convertirse en un jugador profesional de tenis parecía posible. Su padre, Mark Cox, fue un tenista exitoso, y se alegró de que Steve siguiera sus pasos. Pero durante un examen cardíaco ordenado por la universidad, los médicos de Steve descubrieron que tenía una miocardiopatía arritmogénica del ventrículo derecho (ARVC por su nombre en inglés), una acumulación de grasa en el corazón que altera la corriente eléctrica, lo que significaba que tendía que abandonar el deporte para siempre. Jugar tenis podría literalmente matarlo en cualquier momento.

Doce jóvenes mueren debido a una condición cardíaca no diagnosticada en el Reino Unido cada semana (algunos cardiólogos creen que ese número podría ser hasta un veinticinco por ciento más alto), y la parte más aterradora es que muy pocos la ven venir: en el ochenta por ciento de muertes cardíacas repentinas (SDCs), no hay síntomas o signos previos. Después de los suicidios y los accidentes de tránsito, el paro cardíaco es una de las más grandes causas de muerte de personas entre los catorce y los treinta y cinco años en el Reino Unido. Muchos de nosotros nos creemos invencibles, pero dentro de nuestros cuerpos podría haber una bomba de tiempo esperando para salir, y algo tan común como practicar algún deporte o drogarse podría ser el acto que la detone.

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Después de que la historia de Steve estuviera en los titulares en los noventa —tuvo mucha prensa por la fama de Mark— las familias comenzaron a enviarle a la madre de Steve, Alison, cartas. Desconocidos estaban derramando su dolor por sus seres queridos que murieron prematuramente porque no tuvieron una prueba como la que tuvo Steve. Conocido como un ECG, que es la abreviatura para “electrocardiograma”, prueba el ritmo de tu corazón y actividad eléctrica, y se ha vuelto mandatoria para deportistas en la universidad de Steve desde que un atleta murió de un ataque cardíaco repentino años atrás.

Alison, una consejera, se abrumó después de escuchar sobre esta epidemia de muertes repentinas, así que decidió establecer “CRY” —Riesgo Cardiaco en los Jóvenes— una caridad que se ocupa de las pérdidas causadas por afecciones en el corazón. También ofrece exámenes cardíacos para los jóvenes, investigaciones de fondos, apoyo para aquellos que tienen una rara condición del corazón como Steve, y ahora presiona al gobierno del Reino Unido para tratar de hacer algo que detenga todas estas muertes repentinas. Steve, ahora un calificado doctor, es el director ejecutivo.

“Le puede pasar a personas saludables. Pueden estallar por drogas prescritas como antibióticos o tabletas anti malaria, o drogas que elevan tu ritmo cardíaco, como la cocaína. O solo pueden pasar sin un detonante”

“Cuando hablamos de paros cardíacos en jóvenes, usualmente se enfoca en el deporte, porque los atletas son más conocidos o porque es televisado”, explica Steve cuando le hablo por teléfono. Da el ejemplo de Fabrice Muamba, el exjugador de Bolton Wanderers de veintitrés años que colapsó durante un partido en 2012. “Miles de personas en el público vieron ese evento, y es cierto que aunque el ejercicio normal como caminar o trotar suave es bueno para todos, el ejercicio competitivo extremo, empujar a tu corazón al límite día tras día, es un destino tentador si tienes una afección básica”.

Aunque el deporte agotador no causaría un paro cardíaco, podría desencadenar uno, aumentando hasta cuatro veces el riesgo de algunas afecciones cardíacas. Sin embargo, Steve me dice que la mayoría de los paros cardíacos ocurren en un ambiente relajado, o incluso durante el sueño: “Le suceden a personas que no son atletas de élite: personas normales y en forma. Le puede pasar a personas saludables. Pueden estallar por drogas prescritas como antibióticos o tabletas anti malaria, o drogas que elevan tu ritmo cardíaco, como la cocaína. O solo pueden pasar sin un detonante”.


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Le digo que encuentro esto como lo más preocupante, que puede ser tan aleatorio y tan inesperado. Steve está de acuerdo. Todos los formularios que llenas en tu vida en los que te preguntan si tienes una afección cardíaca, posiblemente es que no sepas, dice. “Desmayarse durante el ejercicio, caerse y no estirar las manos, o experimentar dolores de pecho extremos, se clasifican como banderas rojas de que puedes tener una afección cardíaca”, dice. “Y si ha habido antecedentes familiares de muerte repentina cardíaca, toda la familia debe hacerse pruebas porque estas condiciones suelen ser genéticas”.

Steve dice que, muy a menudo, las muertes inexplicables pueden deberse a un paro cardíaco: cuando un joven se ahoga, por ejemplo, podría ser un accidente que ocurrió después de un paro cardíaco. Igualmente, cuando un joven se derrumba después de tomar drogas o durante, la policía puede suponer que hubo una sobredosis, pero incluso pequeñas cantidades de drogas podrían desencadenar una afección cardíaca preexistente. “La gente solo se precipita a las conclusiones, eso puede ser muy molesto para las familias”, dice Steve.

Paula Beck, una entrenadora personal de Epsom, solo descubrió que tenía una afección cardíaca llamada Síndrome de Brugada después de que su hermano Craig muriera de la nada. Al principio, los médicos pensaron que había tomado drogas, pero se demostró que no tenía ninguna en su sistema. Tenía treinta y un años, se ejercitaba mucho, era un joven padre de dos y vivía en Australia en ese momento. “Mi hermano se desmayó un mes antes, fue al médico en Australia, pero nunca le dieron un ECG”, dice Paula. “El día que murió estaba sentado en su cama chateando con sus amigos, y se cayó al piso, echando espuma por la boca, luchando por respirar. Cuando la ambulancia llegó ya era demasiado tarde”.

Paula se había desmayado un par de veces en el pasado, pero lo atribuyó al hecho de que había perdido sangre en una ocasión y estaba embarazada en la otra. La tragedia de la muerte de su hermano la motivó a ir al hospital y recibir un ECG, que no identificó que tenía la condición que mató a su hermano. Luego le hicieron una prueba de ajmalina, donde los médicos pusieron medicamentos en su cuerpo para presionar a su corazón y ver cómo reaccionaba. Poco después, ella, su hermana, su madre y su padre fueron diagnosticados con Brugada.

Paula, una entrenadora personal, decidió colocarse un DCI, que es un marcapasos que se inserta quirúrgicamente debajo de tu piel. “Si tu corazón perdiera el ritmo, lo devolvería en cuestión de segundos, mucho más rápido que, por ejemplo, si estuvieras en una clase de ejercicios y tuvieras un paro cardíaco y tuvieras que esperar primeros auxilios o una ambulancia”, explica.

La operación no fue un éxito total: a Paula se le ofreció anestesia o sedación y optó por la última, pero no funcionó, por lo que estuvo despierta para el final en donde le impactaron el corazón para probarlo. “Fue como una pesadilla viviente”, recuerda. En cierto punto, todo su cuerpo saltó de la cama. Basta con decir, que ahora recomienda que las personas opten por la anestesia.

Pronto, Paula hará que examinen a sus dos hijos. Steve cree que las pruebas necesitan ser más extendidas en el Reino Unido porque, como están las cosas, las personas están esperando un duelo familiar o un paro cardíaco en lugar de prevenir ese tipo de cosas en primer lugar. “Una de cada 300 personas en la población general tendrá una anomalía cardíaca básica que puede ser potencialmente amenazante”, dice. “Si ocurre un paro cardíaco, se puede hacer RCP o usar un desfibrilador externo automático local [un DEA, que efectivamente impacta el corazón y lo trae de nuevo a la vida], pero después de que una persona colapsa, cada minuto que pasa antes de comenzar el RCP o usar un DEA disminuye sus posibilidades de vivir en un diez por ciento “.

CRY está tratando de desarrollar una infraestructura para las pruebas ECG en el Reino Unido, buscando diez de las afecciones más comunes en las personas que evalúan. En los deportes, a Steve le gustaría ver las pruebas en un nivel más básico: “Los deportistas de catorce años, más tarde descubrirán que deben hacerse un ECG al momento de firmar con un club. En Italia, por ejemplo, la regulación es más estricta, y no se te permite formar parte de un equipo de fútbol, incluso si es un poco de diversión un sábado por la mañana, a menos que tengas un ECG “.

El NHS está sobrecargado y los ECG son costosos y requieren especialistas cardíacos, pero CRY ha descubierto que las pruebas salvan vidas. “Tenemos un Comité Nacional de Evaluación en el Reino Unido que supervisa todos los exámenes, pero también es un desafío para ellos implementar exámeness a nivel nacional”, dice Steve. “Hay investigaciones que al gobierno le gustaría ver que muestren el valor de las evaluaciones, pero la investigación ya no es factible. Confía en estudios controlados aleatorios, donde identificas a alguien con la afección, no les dices que tienen la enfermedad y los dejas vivir una vida normal. “No es ético, no podríamos hacer eso, porque tendríamos que tratar a las personas identificadas con la afección”. Steve espera ver una visión más positiva sobre la importancia de evaluar a los jóvenes del NHS la próxima vez que vengan para su revisión.

“Cuando me diagnosticaron por primera vez, mis amigos nunca habían escuchado de Brugada. Yo nunca lo había escuchado e incluso los doctores no sabían de mi condición particular”, dice Paula.

“Estas muertes usualmente no se hablan ni se conocen, pero se está comenzando a hacer”, aclara Steve, explicando que, además de las pruebas, debemos tener conversaciones abiertas sobre las enfermedades cardíacas para que los jóvenes sean conscientes de los pocos síntomas que hay, y que pueden contactar a CRY para hacerse la prueba si experimentan alguno de ellos, antes de que sea demasiado tarde.

@millyabraham

Este artículo apareció originalmente en VICE UK.