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Cultură

Conoce a la raza que te toparás en la universidad

Por el momento estás atrapado en este hoyo de cagada y más te vale conocer bien a estas personas porque vas a pasar los siguientes meses de tu vida con ellos.

Foto por Jamie Lee Curtis Taete

¡Felicidades! Sobreviviste tus primeras semanas de universidad. Desde la despedida llena de lágrimas hasta las primeras pedas post preparatoria con tus amigos, desde tu primer trago de vodka de un embudo de plástico en tu semana de bienvenida hasta la primera vez que usaste la palabra "problemático" o "heteronormativo" en clase la semana pasada. ¡Ya eres un universitario de verdad!

¿Pero no sientes que falta algo? Mientras lees esto, ¿estás acurrucado en tu recámara comiendo un Lochibón y descargando un proxy para poder ver Black Mirror en Netflix de Inglaterra?

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¿Te sientes solo? No te preocupes. Yo también me sentía así. Tengo noticias para ti, buenas y malas. Las buena es que los primeros meses de la universidad son cuando conoces a las personas más horribles de tu vida y haces a un lado las tonterías del karma. Y probablemente ya sabes cuál es la mala noticia: muchos de los amigos que vas a conocer en esta etapa no van a estar contigo toda la vida. Son incidentes cómicos en tu vida a quienes no vas a poder etiquetar en Facebook cuando borren sus cuentas. Dentro de algunos años, vas a encontrar fotos donde sales con ellos y te vas a preguntar quién chingados eran y qué significaban para ti. La respuesta casi siempre va a ser "no mucho".

Sin embargo, por el momento estás atrapado en este hoyo de cagada y más te vale conocer bien a estas personas porque vas a pasar los siguientes años de tu vida con ellos.

El INFLUYENTE

Esta persona tiene un hermano/hermana/primo/madrastra que va a la misma escuela que tú o se acaba de graduar y por eso parece ya saber qué onda. Sabe a qué clubes unirse, en qué bares aceptan identificaciones falsas y dónde ir a cenar tacos buenos para bajarse la peda porque era "muy unido" con su hermano/hermana/primo/madrastra. Pero esta es la clave para las primeras semanas de la universidad (y probablemente para el resto de tu vida): los líderes no son de fiar. La confianza es buena pero también es algo en que la gente todavía más insegura que tú se esconde. Sólo escucha con atención cómo la voz de este idiota empieza a temblar y se quiebra cuando el cadenero no lo deja entrar con la identificación que le pidió prestada al novio de su hermana.

Su última interacción: Último año, después de haber metido una cerveza a la biblioteca a escondidas. Te pregunta si ya hiciste tu donación para el comité de alumnos y si vas a ir a la reunión mientras se empuja un burrito del Oxxo.

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Tu primer amor

Probablemente lo conociste en un grupo de Facebook. Tal vez viven cerca, o mejor aún, lo más lejos posible. No quiero sonar como un anciano pero en mis tiempos (hace como dos años) no se hacía eso que llaman "sextear" —no existía Snapchat y no podías enviar tus fotos desnudo por AirDrop a desconocidos. Si querías enseñarle a alguien tu pito, tenías que hacerlo en persona. Es más, invito a todos los jóvenes a dejar algo a la imaginación. Carajo, hasta podrían dejar todo a la imaginación. Si te pasas las últimas semanas de agosto platicando con ese fulano desde otro estado, hay una gran probabilidad de que imagines una vida con él.

Pero todas esas fantasías se van a derrumbar cuando por fin se conozcan. Están en la misma clase de literatura, ¿será el destino? Escuchas su voz, un poco más aguda de lo que imaginabas, mientras lee un fragmento de La Iliada y te das cuenta de que algo anda mal. De todas formas van a una fiesta, se emborrachan y se besan frente a todos. Crees que es el momento decisivo. Por desgracia, no pueden ir a su casa porque vive con sus papás. Y en tu depa están tus roomies comiendo hot dogs y jugando Halo 2 y fumando de un bong. Entonces fajan en un pasillo y se van a casa a bañarse y reflexionar sobre el mágico beso con su próximo amor. En la habitación de al lado escuchas cómo alguien grita "¡Le dio en la cabeza!" Pero tú sabes que en realidad lo que quería decir era "en el corazón".

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Su última interacción: A la mañana siguiente, recuerdas el debate que tuvieron en la mañana sobre donas y le envías una foto de Krispy Kreme con el mensaje "¿Desayunamos?" Pero él ya comió y no se vuelven a hablar nunca más. Con el tiempo olvidas todo de esa persona (incluso su lugar de origen) hasta el año 2065. Estás en el asilo, viendo Facebook en tu iRespirator y te llega una notificación de que este tipo publicó en el grupo Generación 2019. Tu corazón se acelera —te cuesta trabajo recordar qué pasó antes de 2055—, la emoción provoca un ataque al corazón fulminante. Tu primer amor le da "Me gusta" a la publicación de tus nietos sobre los detalles de tu funeral.

Imagen vía el usuario deFlickr Matt Nazario-Miller

El dealer de mota

Hueles la mota y el incienso desde que te metes al elevador. Escuchas cómo hace rimas pésimas con sus amigos usando las canciones de Danny Brown. Es inofensivo pero en cinco años te vas a acordar de todo el tiempo que perdiste esperando en su salón mientras trataba de ponerse poético en su discurso sobre sus teorías de conspiración sólo para que te diera un toque y te vendiera un gramo de la coca más basura de toda tu vida. En ese momento vas a sentir un gran alivio porque ahora usas un servicio de drogas a domicilio como un verdadero adulto.

Su última interacción: Con suerte, se legaliza la mariguana y no tienes que volver a hablar con este tipo nunca más. Pero siendo realistas, un día vas a ir a su casa a recoger 200 pesos de mota y te vas a tropezar con su bong, lo vas a romper y te vas a endeudar con él. Después de disculparte, te vas a dar cuenta de que fumar mota no está tan chido.

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El chaqueto

Los chicos que se salieron de casa de sus papás y se fueron a rentar un cuartucho en el Centro. Todos saben que cuando dos o mas personas comparten un espacio —digamos, una habitación— por un periodo de tiempo largo, lo hábitos de masturbación de una de esas personas va a afectar a la otra en gran medida. Me tomo la libertad de recordarte que NO ESTÁ BIEN masturbarte si hay alguien más en la habitación a menos que te hayan dado permiso explícito. Tampoco está bien encerrarse más de 20 minutos en un baño si lo compartes con otras cuatro personas. Espera a que se vaya tu roomie (a que no esté físicamente presente, no a que se quede dormido). Es feo pero lo mejor es guardar tu energía sexual para cometer errores con personas que decidieron ver tus genitales, mismos que todavía tienen muy poco vello.

Su última interacción: Te descubre la única vez que decides romper tu propia regla y te arriesgas a hacerlo a pesar de que no sabes dónde está tu roomie. Evitan el contacto visual durante el resto del semestre y se comportan de forma muy educada (tanto que es insoportable y la tensión se acumula casi igual que tus ganas de masturbarte).

La persona que ya conocías

Tarde o temprano te vas a dar cuenta que el güey o la vieja que iba en la escuela rival, con quien fajaste en tu última semana de prepa, está en clase de francés contigo o que tu nuevo mejor amigo o amiga fue a acampar con el imbécil que se orinó en la cama de tus papás en la única fiesta que organizaste en tu casa. En fin, el mundo es muy pequeño y aunque creas que la universidad es un espacio para empezar de cero, lamento informarte que el universo no piensa igual. Lo único que puedes hacer es mantener la frente en alto, decir cosas inteligentes en clase y, si terminas en la misma fiesta que él, deja que se empede antes que tú para recordarle cómo su mamá tuvo que pagarle un nuevo edredón a tus papás junto con una disculpa escrita a mano.

Su última interacción: Una cena en grupo donde no supieron dividir la cuenta. Ese culero te va a deber 200 pesos sin saberlo y nunca vas a poder olvidar el rencor que le tienes desde hace tanto tiempo.

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Foto vía el usuario de Flickr Brian Rosner

El amnésico sexual

También conocido como "amigo con derecho", el amnésico sexual padece de una sicopatía muy peculiar, aunque con una actitud muy positiva hacia el sexo. Es una persona con la que construyes una amistad coqueta, cogen, y siguen siendo amigos. Suena simple, ¿no? Pero empieza a ser confuso cuando el amnésico sexual te cuenta sobre su ultima aventura —son amigos, después de todo— y te preguntas "¿Se acordará de lo hicimos?" Y luego vuelven a coger y queda "No deberíamos hacer esto" en el aire. Aunque sabes que, científicamente hablando, un error sólo causa la mitad del daño cada que lo repites, así que lo mejor es sacarle todo el provecho posible, ¿cierto?

Su última interacción: Lo superas en un trío y, con el autoestima por los suelos, deja de responder hasta tus mensajes más platónicos.

El alcohólico divertido

Esta persona es europea o del DF, o los dos. Como sea, el punto es que solían tomar mucho en preparatoria; sabe de buenos cocteles, ya tiene identificación falsa, sus padres le mandan botellas de vino y saben cómo enrollar un cigarro correctamente. Con el paso de los años, va a aprender cuándo parar, cómo controlar su forma de beber o simplemente cómo tener una forma de beber no muy saludable pero relativamente normal sin tener que avergonzarse de sus actos. Pero en los primeros meses de la universidad —y quizá en toda la carrera— va a tomar más de lo que debe para ser divertido. Porque, seamos sinceros, los chavitos de 18 son unos tetos y las cosas que se hacen en la universidad son aburridas cuando no estás ebrio. Ni modo.

Su última interacción: No sé, tal vez deberían seguir viéndose.

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El chico de TIJUANA

Es el primo del alcohólico divertido. Este güey (y le digo "güey" porque no importa si es hombre o mujer, de todas formas es un güey). Es rico o sus padres son famosos pero quiere tener éxito (quizá en el mismo campo que su padre) por su propia su cuenta sin usar el apellido de su papá. El único apoyo que acepta es el económico. No le molesta recibir dinero de sus padres y vivir en alguna de sus propiedades cuando termine la universidad. Estudió en una escuela privada de élite y ha probado muchas drogas. Siempre que estés con este tipo te vas a sentir como Brittany Murphy en Despistados. Pero si juegas bien tus cartas, puede que te invite a pasar las vacaciones en su casa en Los Ángeles y conozcas unas cuantas celebridades.

Su última interacción: El chico de Tijuana sin duda va dejar la universidad y va a lanzar "un proyecto" en tercer o cuarto semestre. Cuando te mudes y vivas allá, vas a insistir en que se reúnan pero el penthouse de sus padres está algo lejos de La Líber.

El profesor cool

Oh, claro, supongo que en algún momento debes entrar a clases, ¿no? Pues mantente alerta para encontrar al profesor cool. Dependiendo de qué tan cool sea, puede salir a fumar contigo en los descansos o incluso podría organizar una peda al final de semestre con las botellas que confiscó y contar historias de la vez que se metió cocaína con Alejandra Guzmán. Si juegas bien tus cartas, esta persona podría convertirse en un mentor creativo y en tu aliado por el resto de tu vida. O tal vez te embriagues tanto en esa fiesta que vomites su baño y nunca te perdones cuando escuches al profesor diciendo "¡Ni aguanta nada!", mientras esperas afuera de su oficina con las manos aferradas a la portada del libro que le ibas a dar como regalo para disculparte y que te tomó horas escoger.

Su última interacción: Vas a seguir en contacto con el profesor cool y tal vez hasta tomes otras clases que imparte. Cuando llegues al último semestre, se va a cambiar de universidad. Te entristece verlo partir y años después te das cuenta que adquiriste algunos de sus hábitos, como el gusto por el whiskey y la forma tan sensual de decir "Walter Benjamin". Mándale un correo de vez en cuando. Seguro le va a dar gusto saber qué fue de ti.

Ahí los tienes. Esos son los monstruos que van a atormentarte durante los primeros meses de la universidad (meses que, espero, puedas olvidar pronto). Sé que los prospectos son un poco deprimentes pero lo importante es que no olvides que cuatro años es mucho tiempo y todo se pone mejor. Nunca te preguntes por qué atraes a tantas personas indeseables. Podrías terminar dejando la escuela y pagando asesorías privadas.

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