La historia de Apple y el oro de los iPhones es casi del todo falsa

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La historia de Apple y el oro de los iPhones es casi del todo falsa

La historia según la cual Apple gana millones reciclando el oro de los iPhones es otro más de los bulos y exageraciones que se hacen virales y se dan por ciertos sin ser contrastados.

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma dedicada a la ciencia y a la tecnología.

Estos últimos días probablemente te hayas encontrado más de una vez con un titular que se ha hecho viral: Apple recicló oro extraído de iPhones viejos por un valor total de 40 millones de dólares [35,5 millones de euros]. Pues bien, prácticamente nada de lo que se afirma en esa noticia es cierto.

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La historia se difundió ampliamente, tanto por parte de los grandes medios como CNN, Fox News y Huffington Post como de destacados sitios web especializados en tecnología como MacRumors, Gizmodo, Quartz y The Verge. Nunca antes había sido testigo de semejante acto de desinformación, del que han sido partícipes cientos de medios con su cobertura del "informe de responsabilidad medioambiental" de Apple. Ninguno de ellos se acercó remotamente a la verdad sobre el asunto.

El argumento más atroz e impreciso decía algo así: Apple, haciendo gala de su inmensa bondad, o quizá movida por intereses crematísticos, desmontó todos los iPhones y iPads de los que se deshacen los usuarios llevándolos a sus tiendas, extrajo y fundió los cerca de 30 mg de oro que contiene cada dispositivo y acabó reuniendo 1.000 kilos de oro.

Lo que hacen es extender un cheque a los centros de reciclaje y preguntarles: '¿Nos das crédito por 500.000 kilos de los tuyos?

Según esta versión de la historia, Apple supuestamente se embolsó 40 millones de dólares, sobre todo gracias a la labor de Liam, el robot de reciclaje del gigante tecnológico, capaz de desmontar 1,2 millones de teléfonos al año. Un cálculo sencillo basta para darse cuenta de que Apple habría necesitado nada menos que 33,3 millones de terminales para poder reunir esa cantidad de oro. En otras palabras: en esa realidad alternativa, en lugar de arreglar y revender todos esos iPhones por varios cientos de euros cada uno en países en desarrollo, Apple prefirió destruirlos para reciclar oro por el ridículo valor de menos de un euro por dispositivo.

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Pero la noticia que más se veía era la que afirmaba que, "mediante sus programas de reciclaje, Apple había recuperado casi 4.000 toneladas de residuos electrónicos", gran parte de los cuales procedían de iPhones y otros productos desechados de Apple. De toda esa chatarra, se decía que 1.00 kilos eran oro, cuyo valor actual sería de 35,5 millones de euros.

Esta argumentación se acerca un poquito más a la verdad, ya que al menos los autores de los artículos demostraron haberse leído el informe de Apple, que señalaba: "En 2015, recogimos cerca de 4.000 toneladas de residuos electrónicos mediante nuestros programas de reciclaje, lo que equivale al 71 por ciento del peso total de los productos que vendimos durante los siete años anteriores".

El informe de Apple también informa de que trabajan "con más de 160 centros de reciclaje de todo el mundo".

He aquí la verdad: Apple pagó a plantas de reciclaje independientes para que se hicieran cargo de productos electrónicos desechados ¾entre los cuales prácticamente no había dispositivos de Apple, por cierto¾ porque la ley así lo exige. Y lejos de embolsarse 35,5 millones de euros con esta maniobra, más bien incluso acabó teniendo pérdidas; no porque Apple no sepa gestionar bien o esté ocultando algo, sino porque es así como funciona este sector.

Todos los fabricantes de dispositivos electrónicos que venden productos en los EUA están obligados a reciclar residuos según la legislación vigente en 25 estados. Aunque las leyes cambian según el estado, ninguno de ellos exige a Apple que recicle sus propios productos, sino que piden a los fabricantes que reciclen determinada cantidad de residuos en función de su cuota de mercado o del peso total de los productos que comercializan. Esa es la razón por la que Apple puntualiza que ha reciclado "el 71 por ciento del peso total de los productos que se vendieron durante los siete años anteriores".

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En los estados coloreados en naranja rigen leyes que regulan el reciclaje. Imagen: Ecycle Clearing House

"En veinticuatro de las leyes estatales existe lo que se denominan 'responsabilidades del fabricante'", me explicó Jason Linnell, director del National Center for Electronics Recycling. "En función de una serie de criterios ¾por lo general la cuota de mercado¾, el fabricante debe reciclar X kilos de residuos para cumplir con la ley. En casi todos los casos, con muy pocas excepciones, los fabricantes contratan los servicios de una planta de reciclaje independiente y les dicen: 'Tenemos que reciclar tantas toneladas en Minnesota, ¿podéis encargaros?'".

En ese sentido, el reciclaje de aparatos electrónicos funciona de forma muy similar al sistema de créditos compensatorios del carbono, según Kyle Wiens, director general de iFixit, empresa dedicada a facilitar a los usuarios la reutilización y reparación de sus dispositivos electrónicos como alternativa al reciclaje.

"Lo que hacen es extender un cheque a los centros de reciclaje y preguntarles: '¿Nos das crédito por 500.000 kilos de los tuyos?", me explicó Wiens.

El porcentaje de residuos que reciclan, en comparación con el total generado, solo es ligeramente superior a cero

Aunque Apple tiene sus propios programas de reciclaje y recompra, la cantidad de residuos que reciclan representa una minúscula proporción del total que se genera en el país.

"Casi todos los residuos que se generan en EUA son procesados por entidades como Goodwill, centros de reciclaje municipales o especializados en el reciclaje de aparatos electrónicos", añade Wiens. "Apple tiene 450 tiendas y el porcentaje de residuos que reciclan, en comparación con el total generado, solo es ligeramente superior a cero".

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No es que esto sea malo: al fin y al cabo, Apple es un fabricante de dispositivos electrónicos, no un centro de reciclaje. Asimismo, en términos relativos, un iPhone no pesa nada en comparación con un televisor con tubo de rayos catódicos, un servidor antiguo o un monitor de ordenador. Incluso los iPhones más antiguos pueden ser útiles en alguna parte, mientras que lo mejor que se puede hacer con un televisor de tubo es desmontarlo y fundirlo. Si se exigiera a los fabricantes que reciclaran dispositivos electrónicos ellos mismos, Apple tendría que dedicarse al negocio de desmontar los televisores de otros fabricantes.

"Lo irónico es que las mayores cantidades de oro se encuentran en ordenadores y servidores antiguos", afirma Wiens. "Hay muy poco oro en los iPhones".

De hecho, son muchos los estados que no contemplan teléfonos y tabletas para el cómputo de la cuota de reciclaje.

"La inmensa mayoría de los aparatos que se reciclan hoy día son televisores de tubo, que representan cerca del 80 por ciento del peso total de los residuos electrónicos", explicó Linnell. "Casi ningún estado lleva un seguimiento de los kilos de teléfonos y tabletas que se reciclan".

Aquí no hay ni un iPhone. Imagen: Snarkelmotion/Flickr

En resumidas cuentas, pese a que Apple es responsable del reciclaje de 4.000 toneladas de residuos electrónicos, solo una ínfima parte de estos son realmente iPhones y solo una pequeña parte de dicha actividad de reciclaje la lleva a cabo Apple directamente. En el estado de Washington, por ejemplo, los productos de Apple desechados en 2014 representaban solo el 1,78 por ciento del peso total de los residuos reciclados. En Oregón, la cifra no superó el 1,65 por ciento.

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La labor de reciclaje es ardua, peligrosa (se producen incendios en las plantas de reciclaje con bastante frecuencia) y muy poco lucrativa. Las plantas independientes logran mantenerse a flote en parte gracias a las contratas de fabricantes como Apple y por la venta de los metales que recuperan.

"Los programas de reciclaje suponen un coste para los fabricantes, a no ser que se centren en la reventa de los productos", explicó Linnell. "El coste de obtener, desmontar y transportar aparatos voluminosos es tremendamente elevado incluso para los centros de reciclaje. Cierto que recuperan algo de oro, pero solo sirve para compensar los otros costes".

Por tanto, Apple no se está embolsando 35,5 millones de euros con la labor de reciclaje, sino que más bien está pagando una cantidad similar por cumplir con la ley. Es difícil conocer la cifra exacta debido a los contratos de privacidad que suelen obligar a firmar a los centros de reciclaje.

Este es, en términos generales, el funcionamiento del proceso de reciclaje. Pero todavía me quedaban unas cuantas incógnitas por resolver y decidí preguntar a Apple:

· Me preguntaba si la compensación de 35,5 millones de vuestro programa de reciclaje es superior a las obligaciones de reciclaje establecidas por la legislación de los distintos estados y, en caso afirmativo, ¿de qué margen estaríamos hablando? ¿Qué se os exige por ley?

· De todas las toneladas que recicláis, ¿cuántas son de productos de Apple?

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· Por otro lado, ¿qué porcentaje de esos residuos recicla Apple y qué porcentaje se encarga a centros independientes y municipales?

· Por último, me gustaría saber cuántos kilos de residuos electrónicos ha reciclado Liam hasta la fecha.

Apple todavía no me ha dado respuestas.

Linnell me explicó que, por lo general, Apple se considera un participante honrado de la mayoría de los programas de reciclaje y afirmó que la empresa de la manzana incluso ha creado programas de y contratado los servicios de centros de reciclaje en estados en los que no existe una legislación al respecto.

"En casi todos los informes estatales que han pasado por mis manos he visto que Apple han hecho más de los mínimos exigidos", afirmó.

Resulta complicado verificar esta aseveración cuando cada estado tiene unos criterios distintos. En Minnesota, por ejemplo, la responsabilidad de reciclaje de Apple se calcula mediante la siguiente fórmula (en inglés):

Periodistas y comentaristas de internet hablan de Apple como de una especie de genio que se está forrando a base de reciclar los dispositivos que ya no queremos, y quizá sea cierto, pero porque se dedica a arreglar y revender los teléfonos, no porque los funda para obtener oro.

Traducción por Mario Abad.