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Cultură

Me metieron una paliza por ser antitaurino

El madrileño Óscar del Castillo saltó al ruedo para exigir el fin de la tauromaquia y acabó en comisaría, con moratones y un diente roto por la patada de un aficionado furioso.

Escenas de la agresión a Óscar del Castillo

A sus 31 años, el madrileño Óscar del Castillo se ha convertido en un tipo célebre. Al frente del colectivo Gladiadorespor la Paz, ha protagonizado diversas acciones contra la tauromaquia. La última, el pasado fin de semana en Las Ventas, acabó con él en comisaría, con varios moratones y un diente roto por la patada de un aficionado furioso.

Un acto al que siguió una protesta en la puerta del Sol, en la que los miembros del colectivo se disfrazaron de romanos para equiparar la tauromaquia con las prácticas del Circo Máximo. Sólo una semana antes, otra protesta a las puertas de la misma plaza alcanzó momentos de gran tensión: llovieron insultos, latas y colillas encendidas. Nada de ello, tampoco las agresiones, parece frenarle en su objetivo: acabar con la tauromaquia en España.

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VICE: Lo primero de todo ¿Cómo estás?

Óscar: Estoy mejor. Todavía tengo dolores y llevo dos días muy jodido: estaba reventado entero: la espalda, la cara… pero estoy bien. Lo peor de todo es el diente.

¿Te pegaron antes o después de que los policías te sacaran de la plaza?

Antes y después. Primero me tiraron al suelo y me empezaron a dar patadas. Luego, cuando me estaban sacando y ya estaba esposado, me siguió pegando gente que andaba por ahí. Fue en ese momento cuando recibí varias patadas en la cara.

Me tiraron al suelo y, cuando ya estaba esposado, me siguió pegando gente que andaba por ahí y recibí varias patadas en la cara

No parece que la Policía te protegiese mucho…

Sí, lo que pasa es que ellos iban cubriéndome por detrás, pero también había mucha gente delante. No tengo queja del trato que he recibido por parte de los agentes. Al contrario: en todo momento ha sido excelente.

Este lunes denunciaste las agresiones. ¿Crees que se hará justicia?

Confío en que sí, porque está todo grabado. Si la justicia es mínimamente efectiva, los responsables de las agresiones tendrán que responder por ello.

En un principio, vuestra idea era realizar la protesta en el exterior de la plaza. ¿Por qué cambiasteis de idea?

Porque no se nos dio permiso para realizar una manifestación pacífica. Además, había mucha policía en la puerta y algunos de los activistas no llevaban la ropa adecuada: cuando haces este tipo de acciones hay que vestirse como ellos para no llamar la atención. Así que pensé: si no hacemos esto, habrá que hacer otra cosa.

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Así que pagas la entrada, y accedes.

Sí. La más barata: me costó como 5 o 6 euros.

A la hora de bajar a la arena. ¿La gente no sospecha de ti?

No, porque vas disimulando. Hablas con unos, con otros, comentas…

¿En qué momento exacto decides saltar?

En el intermedio. Los saltos siempre se hacen entre toro y toro, para no interrumpir el espectáculo y poner en riesgo la vida del torero.

¿Qué es lo que, en última instancia, te impulsa a hacerlo?

Un salto de este tipo tiene mucha más repercusión mediática que algunas manifestaciones de 10.000 y 20.000 personas. Y lo hago en el propio escenario del maltrato. Delante de ellos.

En ese momento, ¿sientes miedo?

Sí, pero después de ver lo que le hacen al toro, lo que me puedan hacer a mí se queda en nada. Lo apuñalan, le clavan banderillas, le atraviesan con una espada de un metro… Cuando ves todo ese dolor y ese sufrimiento, en quien menos piensas es en ti mismo.

Si saltas en medio de un partido de fútbol o de tenis no te pegan, pero la tauromaquia es un espectáculo que genera violencia

¿Esta ha sido la acción en la que habéis notado más agresividad por parte del público?

Sí. Esta, y la vez que saltamos en Majadahonda. Aquel día saltó a la arena para pegarnos no sólo la cuadrilla del torero, sino también parte del público. Creo que todo el mundo se da cuenta de que este tipo de reacciones violentas son injustificables: porque cometas una ilegalidad no tienes que recibir una paliza. Saltar al ruedo es una manera de poner encima de la mesa este debate. Podrá gustar más o menos, pero se hace de manera pacífica.

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Es curioso: si saltas en medio de un partido de fútbol o de tenis no te pegan: ocurre en un espectáculo como este porque, de por sí, la tauromaquia genera violencia.

En el vídeo que ha circulado por la Red, los comentaristas de Canal+ citan un argumento muy extendido entre el mundo taurino: que estáis financiados externamente por grupos que quieren acabar con los toros. ¿Qué tienes que decir a ello?

Es ridículo. Nosotros no tenemos financiación de ningún tipo. De hecho, los que nos van a acabar financiando son ellos, de todas las querellas que les estamos metiendo por decir mentiras y por las lesiones que nos están produciendo. Todo lo que he hecho lo he pagado de mi bolsillo.

Me he gastado todos los ahorros que tenía de 10 años trabajando en el sector de la seguridad para poder pagarme todos estos viajes y acciones.

Hace unos días, cuando protestasteis a las puertas de la plaza, algunos aficionados os gritaban "Arriba España" y os acusaban de antiespañoles. Sin embargo, una de las cosas que llama la atención de Gladiadores por la Paz es que algunos de vosotros mostráis precisamente banderas de España en el brazo…

Yo no soy partidario de ninguna bandera de ningún tipo, pero en este momento ésta es que hay, y el maltrato se produce en España. Es una manera de demostrarle a los taurinos que nosotros no somos antiespañoles, una manera de callarles la boca.

Yo estoy a favor de una España sin maltrato animal, de la que se pueda presumir, y no de la que hay ahora, que es una vergüenza a nivel internacional.

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¿Cualquier persona es bienvenida en Gladiadores por la Paz, independientemente de su ideología, de su grado de compromiso o de que, por ejemplo, sean o no veganos o vegetarianos?

Sí. Cualquier persona que quiera cambiar las cosas es bienvenida, siempre y cuando no sea una persona violenta. Esto no es una secta, como han dicho por ahí, ni una banda organizada, sino una manera de luchar contra el maltrato animal y visibilizarlo.

La tauromaquia tiene los días contados. Tenemos a la mayoría de la población en contra, tanto en España como en el resto del mundo

Sin embargo, os centráis casi exclusivamente en la tauromaquia. Si esta se aboliera, ¿os veríamos protestando, por ejemplo, a las puertas de los mataderos?

Por supuesto. Empezar por la tauromaquia, que es el maltrato animal por excelencia, es una cuestión de estrategia. Hay que centrarse en algo. Pero también hemos hecho acciones puntuales en mataderos, que es el mayor maltrato animal que existe hoy en día.

De cara a una hipotética desaparición de la tauromaquia, existe un encendido debate entre los que apuestan por abolirla, como PACMA, o los que creen que lo mejor es retirar las subvenciones y dejar que muera lentamente. ¿Cuál es vuestra postura?

Si fuera por mí, la prohibiría directamente. Pero soy más partidario que la gente lo olvide, porque prohibir algo no quiere decir que se consiga acabar con ello. En cualquier caso, más allá de prohibir o de quitar subvenciones, lo importante es concienciar a la gente: a los niños, a los jóvenes… Atacar desde varios frentes. Y en ese sentido, estoy de acuerdo con lo que hace PACMA, con lo que hace Podemos, y con lo que haga cualquier persona, colectivo o partido político que quiera acabar con la tauromaquia de manera pacífica.

Por último. ¿Ves próximo el fin de la tauromaquia?

Por supuesto. La tauromaquia tiene los días contados. A menudo, desde el colectivo animalista no sabemos valorar los avances que se han ido produciendo.

Hace unos años, los antitaurinos aplaudían una pequeña columna en un periódico. Ahora tenemos a la mayoría de la población a favor, tanto en España como en el resto del mundo. Es cuestión de tiempo.