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Viajes

El fotógrafo Agustin Hernández y sus fantasmas en 35mm

"Vivo de ensoñaciones".

Extraño ser un buen fumador de marihuana. En esos días, me fumaba hasta 3.54 gramos sin ningún problema. Pero ahora, un par de plones de Spliff (porro mezclado con tabaco) me deja despierto toda la noche con la cabeza dando vueltas a la velocidad de la luz, perdido en Internet y en un estado mental que ignora el tiempo y el espacio. Sin embargo, la última vez me dejé dominar por este estado tuve una buena experiencia. Dando vueltas en el abismo de Tumblr, me topé con el trabajo del fotógrafo Agustín Hernández, de Portland, EE.UU.

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Aunque no tiene ni su propia página web, ni una envidiable carrera en una prestigiosa universidad, las fotos de Hernández son más agudas y perspicaces que las de cualquier hipster promedio apuntándole a sus seductores amigos. Sus tomas parecen calculadas pero no forzadas, son estilizadas pero no ordinarias. El joven artista tiene el truco de yuxtaponer objetos metálicos y relucientes sobre interiores y ambientes absolutamente deprimentes.

También monta imágenes para que las partes del cuerpo parezcan extremidades incorpóreas que sobresalen en la escena de modo espectral. Pero el trabajo no es ni repulsivo ni espeluznante. Antes que nada, Hernández crea espíritus amigables con buen sentido del humor (como en una foto en la que una mano enguantada aparece detrás de una cortina sosteniendo un banano).

Me puse en contacto con este principiante para hablar con él sobre su fotografía. Chateamos sobre ensueños y déjà-vu. Pero lo más importante es que Hernández me recordó que a veces pasan cosas buenas cuando fumo hierba, inclusive si destroza mi horario de sueño.

VICE: ¿Cuál fue la primera foto que tomaste que te hizo pensar que la fotografía podía ser mucho más que un 'hobby'?

Agustín Hernández: En realidad, fueron las reacciones positivas de la gente sobre mi trabajo lo que me hizo pensar que había algo más. Probablemente fue la foto de unas rosas amarillas secas junto a un tomacorriente; o el retrato de la Virgen María a la que le colgaban serpentinas.

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¿Cómo describirías tus fotos a alguien que nunca las ha visto? ¿Existe una vibra particular o una estética que sientas que atraviesa todo tu trabajo?

Para mí, estas fotos son una especie de instalación o cuadro de naturaleza muerta, calculadas pero no forzadas, cuidadosamente espontáneas, oscuras pero placenteras, crudas pero refinadas. Entre más lo pienso, encuentro sobretodo una enorme contradicción: todas parecen recrear un escenario imposible que me inspira nostalgia. Todas se sienten como déjà-vus o ensueños, y yo vivo en ellos.

¿Podrías contarme sobre tu proceso creativo? ¿Concibes las ideas para tus fotos antes de tomarlas? ¿Existe una consistencia en cómo creas tus fotos?

Tengo un disparador impulsivo que reorganiza y manipula situaciones y las convierte en historias que responden a ideas que me nacen. Tiendo a recolectar objetos con valor sentimental o simbólico para inspirarme, y normalmente éstos terminan apareciendo en mis fotos. Para mí es mágica la forma en que las cosas pueden encarnar y desplegar emociones. Cuando empiezo a obturar todo es muy improvisado y absurdo, pero siempre tengo una especie de visión que acompaña la locura.

¿Qué tipo de cámara usas? y ¿manipulas las imágenes de alguna manera? Tu fotos tienen un tono/filtro muy distintivo.

Creo que mis fotos se han beneficiado por mi proceso simplista. He crecido pegado a mis cámaras análogas y compactas. Soy muy impaciente cuando tomo fotos y entonces sólo disparo sin hacer ningún proceso técnico. Uso mucho flash, luz natural o absoluta oscuridad. Sobre todo, prefiero la notoria calidad del rollo a la perfección digital.

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Extremidades humanas apareciendo y desapareciendo como fantasmas y las partes desmembradas parecen ser el tema recurrente de tu trabajo, esa carne que cae en abismos naturales y sintéticos. ¿El aspecto fantasmagórico es intencional? Hacer creer las fantasías, ilusiones y cómo nuestras mentes se vuelven curiosas son temas fascinantes para mí. Siempre he sido un soñador que se distrae fácil y se pierde en la fantasía. Las jugarretas y travesuras de mi trabajo, que desaparecen o construyen figuras, abren el mundo a lo posible. Yo vivo por ese tipo de curiosidad.

Me encanta como yuxtapones frecuentemente objetos metálicos y brillantes con interiores fríos y escenarios mundanos. ¿Es intencional?

Este contraste recurrente es casi siempre coincidencia. Creo que mucho de esto es intuitivo porque mi mente desea y está siempre intrigada por lo no-familiar. Además tengo una debilidad por lo que destella y brilla, pero también me atraen las imperfecciones a su alrededor. Para mí, los defectos exponen la verdad sobre la belleza y crean una exquisitez que invita y cautiva. Es absorbente ver cómo todas estas contradicciones se mezclan.

Inclusive cuando tus fotos son ominosas o malhumoradas me parecen muy divertidas. ¿Quieres que tus espectadores vean estas imágenes como chistosas?

Las fotos no me parecen chistosas hasta que alguien señala que lo son. No siento que esto sea intencional, sino irónico. La ironía es ese humor retorcido, cínico y muchas veces cruel. Sin embargo, me parece que puede ser extrañamente encantador, en un sentido inocente. Creo que mis imágenes pueden ser leídas e interpretadas de múltiples maneras, y ninguna de ellas puede ser prevista.

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