Usar gorda o gordo como un descalificativo es gordofobia. Piénsalo bien y recuerda cuándo has utilizado estos términos y en qué modo los has usado.
La Real Academia de España define insulto como una acción que ofende o humilla a una persona, es decir, referirse a una persona diciendo “mira qué gorda o gordo” y después reírse o “con unos kilos menos estarías mucho más guapa o guapo” es gordofobia. El racismo, la xenofobia, el clasismo, el machismo o la gordofobia son difíciles de admitir y por eso ya es hora de hablar de la gordofobia en la sanidad, y aunque existe en otros terrenos (como el ámbito laboral o sentimental) por ahora nos enfocaremos en este aspecto.
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Desde hace un tiempo no paro de leer casos que me llaman la atención en Twitter y me detuve en uno que me resultó muy familiar. “Voy al ginecólogo porque tengo una regla loca el último año. Ginecólogo: es porque estás gorda. Me hace una ecografía. Ginecólogo: ah pos es que tienes el útero raro… Pero baja de peso”, fue la situación que vivió María Dolores Sánchez. Ella tiene 26 años, vive en Albacete, España y es @warholgrrl en Twitter.
“Nunca me había sucedido, pero sí que había escuchado experiencias de otras personas”, así comienza María a contarme el suceso que le provocó ansiedad y miedo a acudir a consultas de doctores desconocidos. “Mi experiencia de gordofobia en el ámbito sanitario ocurrió en el febrero o marzo del 2021 en una consulta sobre mi regla, ya que debido a la pandemia no tenía la menstruación regular y mi médico de cabecera me derivó al especialista”, explicó María y continuó contando que al sentarse en la consulta el doctor, sin hacer una ecografía anteriormente, “vinculó todos mis problemas a mi peso. En ningún momento me había realizado ninguna auscultación”.
En la revisión de María faltó empatía y, sobre todo, medicina con perspectiva de género. “En el momento de la ecografía me comentó que tenía el útero grueso y que eso puede derivar a endometriosis”, describió e hizo hincapié en la conversación en la que el doctor solo estaba enfocado en su peso. “Cuando salí de ese despacho ya no pensé en mi regla, solamente estaba pensando en cómo perder peso y en comer menos”.
El suceso que tuvo que vivir María no es el único. Magdalena Piñeyro, cofundadora de la plataforma Stop Gordofobia, elaboró una guía para el Instituto Canario de Igualdad (ICI) con el fin de detener la gordofobia en todos los ámbitos, incluido el sanitario. En la guía se habla con claridad de dónde podemos encontrarnos con actos gordofóbicos, como es el caso del bullying escolar, en una entrevista de trabajo o en una consulta médica.
“La idea principal de la guía es conseguir un acercamiento a la población de qué es la gordofobia y la violencia estética, siempre usando un lenguaje sencillo y fácil de entender”, explicó Magdalena Piñeyro, autora de la guía. Esta herramienta se elaboró en el 2020 y fue repartida a inicios de 2021 en las segundas jornadas de gordofobia realizadas con el Instituto Canario de Igualdad. “La guía es totalmente gratuita y está pensada para identificar una violencia normalizada en cualquier ámbito de la vida”, describió Magdalena.
Tal y como se recalca en dicha guía, el prejuicio de creer que las personas gordas lo son porque quieren serlo o por falta de voluntad, no tiene que implicar que sus consultas médicas estén dirigidas a recomendaciones de dietas sin saber qué les ocurre o cuáles son sus posibles patologías.
En relación con la violencia de la gordofobia en los centros de salud, Magdalena solicita a todas las víctimas que “denuncien y que pongan reclamaciones en sus centros médicos”, y me recuerda que no se puede olvidar “la violencia sanitaria dentro del marco de la salud mental y la obstétrica. Estamos ante discriminaciones que han estado siempre, pero que se han dado voz hace muy poco tiempo y por ese motivo, no son delitos de odio”.
Dalia León es wedding planner y vive actualmente en León, México. Ella tiene un diario basado en la gordofobia establecida en la sociedad en Spotify y a raíz de escuchar su podcast tuve la ocasión de hablar con ella y preguntarle cómo surgió dicha idea. Me contó: “Desde el primer episodio que subí recibí muchos comentarios de amigas y familiares porque no tenía ni idea de que padecía bulimia. Puedo decir que fue el principal motivo, el inicio de este diario fue para aceptar que sufría de bulimia, pues la sociedad, al ver que tienes un cuerpo grande, no piensa que te puede suceder”.
“Muchas mujeres me han escrito para decirme que se han sentido identificadas conmigo, que sus madres fomentaban dichos comportamientos de gordofobia, que sus parejas las menosprecian, que los médicos les niegan la atención médica o que les dicen que no son dignas de amor ni tienen derecho a vivir libres”, describió Dalia los múltiples mensajes que recibe y añadió: “Ningún hombre me ha escrito”. ¿La gordofobia también tiene tintes machistas? Piensa en las mujeres presentadoras, cómo son; y luego mira los cuerpos de los hombres que están en televisión. Esto es definido por la guía de Magdalena como violencia estética.
También hablamos con dos expertos en relación a la situación de la gordofobia. Estefanía Fernández es nutricionista y lo primero que me argumenta es que “la alimentación sin duda alguna es un pilar importante para poder mejorar nuestra salud y cuidarnos, sin embargo, hay otros pilares igual de importantes y a veces hasta más, como la salud mental”. Estefanía cuenta con 218 mil seguidores en Instagram y los mensajes que proyecta desde su cuenta están basados en una nutrición libre de dieta. La experta me indica que muchos de los casos de obesidad no están basados en la alimentación: “Hay más factores que pueden estar afectando a esa persona, como el socioeconómico, la estabilidad laboral, la falta de educación nutricional, la disponibilidad de tiempo, el costo más elevado de alimentos frescos, la discriminación y la estigmatización, y es aquí donde entra la gordofobia”.
Cuando pregunto a Estefanía sobre las rutas que tienen que seguir los médicos cuando atienden a las personas me indicó las siguientes pautas: “Hablar sobre comportamientos modificables, gestión del estrés, autocuidado, no caer en la importancia del peso corporal, no generar necesidad de miedo o vergüenza para que haya un cambio de comportamientos, empatía y escuchar las experiencias vividas”.
Estefanía finalizó con la siguiente afirmación: “El paciente está para que lo escuches y podamos acompañarlo o guiarlo, siempre que no se haga desde la imposición y obligación”.
Rubén Moreno es médico general en Barcelona y piensa todo lo contrario que Estefanía: “No podemos obviar la obesidad o el peso de un paciente cuando viene a consulta”. Eso sí, Rubén está en contra de cómo en algunas consultas se realiza la gestión del peso corporal debido a que ha “encontrado muchos pacientes que vienen con miedo por vivencias pasadas. La mayoría son mujeres y me cuentan que han sentido desprecio y humillación”.
Los dos sentimientos que describe Rubén, también los vivió Dalia. En el diario de gordofobia trata dicho tema y me cuenta que sufrió gordofobia en el ginecólogo. “Fui para recibir asesoría sobre métodos anticonceptivos y me explicó vagamente tres opciones. El doctor se quedó mirándome y su primera pregunta fue cuánto pesaba. Yo respondí lo que pesaba en ese momento y sin mirarme me contestó que tenía que perder peso”. Aunque no tenga mucho que ver, esta duda que me surge sobre la gordofobia, la quiero plantear: ¿Por qué las mujeres sufrimos experiencias negativas en las salas de ginecología? Es una buena reflexión para la sanidad actual y la falta de perspectiva de género, ya que es mucha casualidad que tanto María y Dalia, dos mujeres de diferentes edades y países, hayan pasado por lo mismo.
Al igual que con temas que afectan en la mayoría de los casos a las mujeres, pregunté a Dalia si la gordofobia se habla sin miedo y ella me contestó que es un tema tabú. “Nos han vendido la idea que la salud es equivalente a cierto peso”, y en relación con esta afirmación Dalia me cuenta que vio una publicación sobre una persona que estaba buscando trabajo, pero necesitaba un sitio donde no sufriera discriminación por su peso y añadió los siguientes ejemplos de gordofobia en la vida real: “En la moda no hay ropa bonita a partir de ciertas tallas, los asientos en los aviones son estrechos e incluso las sillas de los restaurantes”.
En España ocurrió un caso viral que fue protagonizado por Alba Nevado. Ella denunció a través de redes sociales cómo llegó a su puesto de trabajo (primer día) y al no tener pantalones de su talla, la despidieron. A partir de ese momento salieron muchas personas a dar su testimonios y a protestar sobre esta normalización en las empresas.
Este reportaje tengo que acabarlo con la experiencia y consecuencias de María, que fue la causante de investigar sobre la gordofobia. Ella lo denunció en Twitter con el fin de desahogarse y conocer otros casos de mujeres que han vivido su caso. “No solo me hablaron mujeres que les habían dicho de bajar de peso, sino que también he recibido mensajes de mujeres que les han dicho de subir”. ¡Qué obsesión existe con el peso de las mujeres!
Durante semanas, María sufrió de miedo, y actualmente pregunta a amigos que son estudiantes o hacen prácticas en hospitales sobre quiénes son sus futuros médicos. “Todo es consecuencia de lo que viví y del miedo causado a que una persona que no me conozca de nada me juzgue por mi físico”, sentenció.
Le pedí a Magdalena que me diera una serie de trucos para luchar contra la gordofobia y me dijo con mucha claridad que “a todos los niveles se tiene que trabajar con la cultura de la dieta, la obsesión por el cuerpo perfecto que venden las redes sociales o la publicidad, dejar de seguir cuentas que provocan daño, conseguir una buena relación con el cuerpo, dejar de hacer comentarios de cuerpos ajenos y también de recomendar dietas a personas que no las han pedido o señalar chistes o comentarios gordofóbicos, al igual que se hacen con los machistas o racistas”.
Dentro de los comentarios que me dio Magdalena me quedé con el siguiente: “Nuestra relación con el cuerpo actualmente está basada en el odio por culpa de la sociedad”. Cuántas veces he tenido que escuchar hacia mí los típicos comentarios de que si adelgazara estaría más guapa, que esos ojos tan bonitos que tengo quedan mejor con una cara más fina o que no encontraré nunca pareja si estoy con unos kilos de más. Este último tiene machismo y gordofobia, la combinación perfecta.
Actualmente he adelgazado unos 30 kilos (por decisión propia) y ahora los comentarios que recibo son sobre mi relación con la comida; si descanso bien, si tengo depresión o que debo cuidarme. Está claro que la sociedad siempre tiene algún comentario que hacer y ya es hora de no callarse y responder.