Artículo publicado originalmente por VICE Australia.
Comencemos este artículo reconociendo una verdad universal: Todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas, hemos tratado de limpiarnos el trasero con algo que no era papel higiénico. Esto podría haberte sucedido en unas vacaciones tropicales después de comer curry, o tal vez durante algún importante evento social en el que era imposible salir del baño y comenzar a buscar papel higiénico sin que la gente se diera cuenta. Entonces, encontraste un recibo en tu billetera o un arbusto desafortunado que terminó haciendo de papel higiénico. Y está bien, a todos nos ha pasado. Simplemente tienes que arreglártelas.
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Así que mantengamos eso en mente. Limpiarse el culo con cosas que no son papel higiénico está bien y es normal, y si lo haces bien, tal vez hasta sea un poco divertido.
Papel periódico
Creo que, hasta cierto punto, todo el mundo cree secretamente que el periódico sería un buen sustituto para el papel higiénico, pero estoy aquí para acabar con esa idea equivocada porque el periódico es una pésima idea. Es tan mala que ni siquiera estoy seguro de por dónde empezar, así que lo desglosaré por puntos.
- Tiene puntas. De alguna manera, independientemente de cuán cuidadoso seas, al doblar el periódico, siempre termina teniendo una serie de pequeños lados puntiagudos que te laceran el trasero.
- Es demasiado liso. El papel higiénico funciona porque es absorbente y poroso, pero el periódico no tiene ninguna de esas características, con él solo logras embarrar.
- Si los dos primeros puntos no fueron lo bastante desalentadores, imagina sumarle una gran cantidad de tinta a toda esa situación.
- El periódico tapa rápidamente tu inodoro. Inusualmente rápido. Solo intenta desechar una sección de periódico del tamaño de un sello postal y tu inodoro nunca volverá a funcionar.
- Limpiarse el culo con los rostros de las personas no es tan divertido como parece. La imagen podría ser de la cara de alguien que realmente merece que lo utilicen como papel higiénico, pero esa foto fue elegida cuidadosamente. Cuando estás en una emergencia de limpieza de trasero, no tienes el tiempo ni la paciencia para buscar la cara ideal para tal faena. Así que terminas usando lo que sea que haya allí, que en mi caso fueron muchas aves en peligro de extinción y unos huérfanos adorables, y eso le agregó todo un nuevo nivel de incomodidad a la tinta, el baño tapado, el batidero y toda la miseria que trae consigo usar el periódico como papel higiénico.
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Cáscara de naranja
Esta fue una gran mejora. ENORME. Limpiarte el culo con cáscara de naranja mantiene tus dedos limpios, mientras lustras ligeramente el ano con aceites cítricos, lo que te deja un agradable olor al terminar. Pero lo que más me gusta de la cáscara es que está húmeda. Y en este punto estoy compartiendo demasiado, pero me gusta mucho usar cosas húmedas para limpiarme el culo. Desde que tengo uso de memoria, he comenzado siempre con papel higiénico y terminado con una toallita húmeda (que tiro en el bote de la basura), y la razón es simple: el papel higiénico seco no hace todo el trabajo por sí solo.
¿Crees que me equivoco? Intenta limpiar la mantequilla de maní de una alfombra con nada más que papel higiénico seco y ve qué tanto éxito tienes. Apuesto a que quedarán residuos. Y ahora imagina que esos residuos son excremento seco que se queda en tu trasero todo el día mientras pretendes ser un adulto limpio. De hecho, estoy bastante seguro de que un gran porcentaje de la población adulta va por la vida con residuos crónicos de caca mientras cree que al limpiarse con papel seco ya ha eliminado mágicamente la caca. Pero no es así. Necesitas humedad. Necesita un agente tensoactivo, y en este caso el aceite de cítricos en la cáscara de naranja hace un gran trabajo.
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Papel para cigarrillos
Lo probé sabiendo que no funcionaría, pero vi este meme en las redes y simplemente quise intentarlo. Es un asqueroso desastre. No lo hagan.
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Una hoja
Permíteme comenzar esta reseña con una declaración audaz: No creo que hayas acampado de verdad hasta de acampas sin papel higiénico. Ahora, déjame explicarte.
El objetivo de acampar es volverse uno con la naturaleza; sentir el viento en tu cabello, la tierra debajo de tus pies. Y eso es porque volverse uno con la naturaleza hace feliz a la gente, por eso creo que muchas de las personas más locas del mundo lo único que necesitan es ir de campamento. Lindsay Lohan, por ejemplo, solo necesita un fin de semana en Murray, Utah.
Ahora, como puedes imaginar, acampar sin papel higiénico brinda los mismos resultados positivos. Hay una cierta satisfacción primitiva en alejarte de tu propia mierda en un claro del bosque y cojear hasta el arroyo más cercano para lavarte. O zambullirte en el océano. Sientes que la energía cósmica fluye a través de tus huesos como la lluvia. Te sientes tranquilo y conectado. Te sientes sorprendentemente limpio.
Sin embargo, habrás notado que mi descripción del final de este escenario sin papel higiénico termina con un poco de natación y no con hojas, y eso es porque las hojas son inútiles. Nunca uses hojas. Se rompen y te encontrarás tocando tu propio esfínter hasta que notes lo sucedido y retrocedas como si te hubieran electrocutado.
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Un calcetín
Cuando tenía 15 años tenía un amigo llamado Steve, quien una vez gastó $5 dólares en unos dulces agrios de colores llamados “Ghost Drops”, los cuales costaban 5 centavos cada uno. Al hacer un cálculo rápido, me doy cuenta de que Steve compró exactamente 100 Ghost Drops, lo que explica lo que sucedió después. Steve se comió la mayoría de los dulces (los compartió, pero después de tu tercer Ghost Drop es difícil comer más) y luego salió corriendo hacia unos árboles, quejándose de dolores estomacales. Unos minutos después me llamó, y fui porque tenía 15 años y tenía curiosidad. “Mira”, dijo, señalando una plasta de excremento del color del de arcoíris. Fue bastante asqueroso, pero lo que recuerdo hasta el día de hoy son los calcetines de Steve, los cuales aparentemente había sacrificado en el proceso de limpieza, para después colocarlos encima de la colorida plasta. “No tenía papel higiénico”, me explicó Steve, como si nada.
Sin embargo, debo admitir que Steve optó por una buena opción, porque los calcetines son fuertes, suaves y duraderos. Son el Rolls-Royce de la experiencia de limpieza de trasero, con un precio que esta a la altura. Pero, por favor, no los tires en el retrete, por las mismas razones que aclaré en la reseña del papel periódico.
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