Vivimos dentro de algo que llamamos universo, pero no estamos seguros de qué es, cómo se originó, qué le espera en el futuro, o si hay más universos como este (o diferentes). Ahora, los científicos han puesto en duda otro aspecto fundamental del universo, su forma, en un estudio publicado en la revista Nature Astronomy que advierte de una “crisis cosmológica”.
La mayoría de las pruebas por observación llevadas a cabo hasta ahora favorecen un modelo de universo plano, en el que la luz viaja a través del cosmos en línea recta. Pero un equipo de científicos con Eleonora Di Valentino, una cosmóloga de la Universidad de Manchester, a la cabeza han identificado un dato clave que sugiere que el espacio podría curvarse en una esfera cósmica cerrada. Esto implica que la luz viajaría a través del espacio en un bucle hasta regresar a su punto de origen.
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Este estudio está basado en los nuevos datos publicados de la misión del satélite Planck de la Agencia Espacial Europea que operó entre 2009 y 2013.
“Aquí, mostramos que, de ser creíbles, la inclinación de la misión Planck hacía un universo cerrado introduce un nuevo problema para la cosmología moderna”, explicaban los investigadores en el estudio. Añadían que las observaciones “no se deben descartar como simples fluctuaciones estadísticas, pero deben ser seriamente investigadas, puesto que apuntan, plenamente, hacía una reconsideración drástica del modelo de concordancia cosmológica actual”.
La astronave Planck se diseñó para mapear la luz más antigua del universo, que se conoce como la radiación de fondo de microondas (CMB, por sus siglas en inglés). Esta luz tiene más de 13 mil millones de años y es la radiación electromagnética producida tras el Big Bang, que se considera el punto de inicio del cosmos.
En los nuevos datos publicados, se explica que el satélite Planck capturó un fenómeno conocido como lente gravitacional. Esta lente se origina cuando el campo gravitacional de un objeto curva, distorsiona o amplifica una luz procedente de una fuente situada detrás de dicho objeto desde nuestra perspectiva en la tierra.
La amplitud de este fenómeno en la radiación de fondo ya se había medido con anterioridad por observatorios como la sonda Wilkinson Microwave Anisotropy Probe, el Telescopio Polo Sur y el Telescopio Atacama Cosmology.
Pero Alessandro Melchiorri, un cosmólogo de la Universidad de Roma y coautor del estudio, explicó que esos experimentos habían sido mucho menos precisos que los de el Planck. “El Planck ha mejorado las mediciones gracias a una mejor resolución angular y una mayor sensibilidad general de los detectores”, explicó Melchiorri en un email.
Aquí es donde se complica: según las mediciones del Planck, la radiación de fondo se distorsiona mucho más de lo que se pensaba originalmente. Una posible explicación es que hay una curvatura en el tejido espacio-temporal.
“Un universo cerrado puede ofrecer una explicación física de este efecto”, dicen en el estudio.
Es un resultado provocativo que oscurece la teoría establecida de la forma del universo, pero los autores del estudio enfatizan que aún se deben llevar a cabo muchos más estudios para confirmar si los datos del Planck representan una amenaza real para la concepción del universo como plano.
“En principio, los próximos experimentos con la radiación de fondo, como el del Observatorio de Simón en Chile, deberían ser capaces de resolver esta cuestión”, dijo Melchiorri, aunque añadió que quizás no serían suficientes.
“Personalmente, creo que necesitamos una nueva misión como la del Planck con detectores mejorados”, añadió, como por ejemplo un proyecto llamado CORE que la ESA rechazó. “En realidad, puede que tengamos que esperar años hasta tener una respuesta definitiva”.
Mientras tanto, el universo plano sigue siendo el modelo principal de nuestro entorno cósmico. Pero, ya que apenas hemos comenzado a entender este extraño objeto en expansión en el que vivimos, es muy probable que lleguen nuevas sorpresas.
Este artículo se publicó originalmente en VICE Estados Unidos.