No me voy a clavar en fechas, datos ni nombres, pero sí en el tema de las concentraciones que gozan los equipos de futbol, especialmente las selecciones nacionales. Ese momento en que se arrejuntan en privado los jugadores de cualquier selección nacional de soccer disque para entrenar, practicar tácticas, y vivir de cerca la única oportunidad que tienen los entrenadores de motivar a sus jugadores para que jueguen bien por su país.
He estado cerca de estas llamadas «concentraciones», y les puedo contar que son una total pérdida de tiempo, es la mejor manera de mantener los cerebros de estos jugadores lo más alejado posible de una vida productiva. El ocio es lo que prevalece, la hueva, las malas caras a los fans agolpados en las puertas de los hoteles, la neta pura mamada. Entrenan 2 horas, comen juntos, juegan Playstation y el del tiempo se hacen pendejos en los cuartos. Eso sí, cada anochecer llega el momento decisivo entre hacerse una puñeta o solicitar un servicio de putitas al cuarto.
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Para muestra basta la suspensión de Vela, y no sé quien más, cuando lo de las fiestecitas en Monterrey; el escándalo de Salcido de que se fajoteó a un travesti (y la regañiza de la esposa); por cada día de concentración que la selección hace, noche que corren las nalguitas entre los pasillos de los hoteles.
Junio de 2005, en Alemania, se jugaba la Copa Confederaciones. Para muchos el torneo en el que México ha dado su mejor cara, eliminados por los locales, pero con la cabeza en alto y demostrando un esquema que daba de que hablar en el mundo futbolero. Todo opacado por el supuesto dopaje de Salvador Carmona y Aaron Galindo, ambos después suspendidos del fútbol casi para siempre.
Si recordamos bien ese día, las entrevistas e imágenes llegaban de manera extraña para haber sido un dopaje. ¿Cómo «cachas» a alguien dopándose en su cuarto de hotel? Deportistas de alto nivel no se meten nada solos, lo hacen porque el médico les dijo, y casi siempre es en el vestidor a la vista de varios. Como lo dijo Oswaldo Sánchez, antes que se arreglaran entre los jugadores y federativos lo que declararían y callarían para siempre, «esto es algo que nunca había visto».
Lo que los ojitos del portero no habían visto jamás era como Carmona y Galindo trataban a las putitas que se les habían proporcionado esa noche como parte del entretenimiento para todos los jugadores. Por ahí dicen que el problema fue muy grave, que hubo golpes, que hubo policía alemana, y estuvieron a punto de expulsar a la selección del hotel. Qué casualidad que Carmona y Galindo tuvieron que irse ese mismo día de regreso a México, seguro fue la catafixia que uso la Federación para que no los corrieran cuales chachas.
Pero la selección mexicana no es la única que disfruta de estos contratiempos, hace tiempo salieron rumores de cómo Deco trataba a las putas cuando el Barça salía a jugar de visita: «era como si estuviera follando un pedazo de carne, un animal,» decía la testigo.
A partir del martes, y hasta el próximo miércoles que tienen otro partido en Oakland, la selección mexicana estará concentrada en San Diego. Les recomiendo vean los juegos, pero no se sorprendan cuando a los nuestros les tiemblan las piernas, no será de miedo o por falta de comida, sino gracias al sexo caro de las noches de concentración.
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