Ilustración por David Sánchez.
Uno de los mayores logros de la animación es poder contar historias con distintos niveles de lectura. Los niños pueden entretenerse con los personajes y su aventura principal y los adultos pueden captar el mensaje latente. Pero una cosa es encontrar un mensaje implícito y otra muy diferente es descubrir un mensaje subliminal. Quién todavía piensa que los dibujos animados sólo son para los más pequeños de la casa no es consciente de lo libidinosas que pueden ser las películas del mayor estudio de animación: Disney, por supuesto. La compañía es experta en introducir pequeñas dosis lascivas en las mentes más volubles a través de sus dibujos animados, así que ya podemos culpar a Mickey Mouse y a sus secuaces del cada vez más precoz despertar sexual de los chavales. Afortunadamente, existen ciudadanos ejemplares preocupados por los niños que dedican todo su tiempo y esfuerzo a desenmascarar estas guarradas ocultas bajo un halo de candidez y a defender la decencia. Gracias a ellos, descubrimos toda una colección de momentos erótico-festivos en el maravilloso mundo mágico de Disney._Os ofrecemos un capítulo en exclusiva de _Kubrick en la luna y otras leyendas urbanas del cine, editado por Errata Naturae.
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