Fotos por Panagiotis Maidis
Envueltos en banderas griegas y entonando canciones de protesta tradicionales, ayer los helenos inundaron la plaza Sintagma, en el centro de Atenas, para celebrar la victoria del «no» en el referéndum, con un 61,31 % de votos, frente al 38,69 % del «sí». Tras una larga y estresante semana en la que los bancos cerraron sus puertas y se impuso un límite de 60 euros al dinero que se podía sacar, uno podría pensar que el pueblo griego estaba celebrando mucho más que el resultado del referéndum de ayer. Algunos decían que la mayoría del «no» les había devuelto el orgullo perdido después de cinco años de estricta política de austeridad y numerosas opiniones públicas que dejaban a los griegos como los vagos malnacidos del Mediterráneo que se negaban a pagar su deuda.
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Muy probablemente, el espíritu festivo se desvanecerá después de que se hayan celebrado las tan esperadas reuniones de negociación con los acreedores internacionales de Grecia esta semana. Si bien los que acudieron a la plaza Sintagma mostraban su alegría por haberse hecho oír, también se respiraba cierta incertidumbre sobre lo que les depara el futuro.Traducción por Mario Abad.
