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¿Por qué este glaciar es de color amarillo? La respuesta podría ayudar a encontrar vida extraterrestre

En la década de los noventa, un grupo de científicos en el extremo más septentrional de Canadá hicieron un hallazgo inusual: un glaciar de color amarillento y que desprendía un intenso olor.

Este artículo se publicó originalmente en Motherboard, nuestra plataforma dedicada a la ciencia y a la tecnología.

En la década de los noventa, un grupo de científicos en el extremo más septentrional de Canadá hicieron un hallazgo inusual: un glaciar de color amarillento y que desprendía un intenso olor. Casi dos decenios después, todavía siguen intentando averiguar a qué se debe el extraño color amarillento de los hielos. Asimismo, este glaciar es el entorno conocido que más se asemeja a cómo la comunidad científica imagina que sería Europa, la luna helada de Júpiter.

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Europa se presenta cada vez más como el lugar idóneo para la búsqueda de vida extraterrestre. Tiene un inmenso mar cubierto por una capa de hielo, y el pasado lunes los científicos de la NASA presentaron pruebas de que de su superficie se elevan columnas de vapor. La NASA planea una misión a Europa para la década de 2020 con el fin de determinar el grado de habitabilidad de la luna helada.

Mientras tanto, la comunidad científica se centra en investigar el misterioso glaciar del Ártico.

Imagen: Stephen Grasby/Natural Resources Canada

"¿Por qué existe este glaciar amarillo, único en el mundo?", se preguntaba Stephen Grasby, geocientífico del departamento de estudios geológicos de Natural Resources Canada. "Todavía no lo sabemos con certeza".

Grasby me explicó que él y sus colaboradores lo divisaron por primera vez en 1999, durante un vuelo en helicóptero. El glaciar está ubicado en el Borup Fiord Pass, un valle remoto en la isla de Ellesmere, en Nunavut, formado por la acción erosiva del glaciar. La población más cercana, según me informó Grasby, es Eureka, una estación científica de Environment Canada.

"Estábamos trabajando en una zona cercana" cuando divisaron el glaciar desde el helicóptero. "Cuando bajamos, el olor a hidrógeno y sulfuro era casi insoportable", recuerda Grasby. "El hielo estaba cubierto de azufre elemental y se había formado precipitado blanco, de yeso y calcita". Allí hallaron un mineral llamado vaterita, muy poco frecuente en la naturaleza. "Es un lugar muy extraño", añadió.

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Grasby y otros científicos han vuelto al glaciar para recabar más información sobre el glaciar. Aunque todavía no son capaces de dar una explicación plausible, la teoría más aceptada es que hay un manantial de agua salina con una alta concentración de sulfuro de hidrógeno que fluye a través del glaciar, depositando minerales en su superficie.

La información que recaben los científicos contribuirá a determinar si es posible que haya vida en Europa. La luna joviana tiene una gruesa capa de hielo que cubre su océano salobre y destaca por sus oscuras estrías y su "superficie caótica", surcada de grietas en el hielo. Estas características pueden ser indicios de que hay filtraciones de agua hacia la superficie de la luna, agua que probablemente deposite minerales allí, como el azufre.

Vista detallada de la región Conamara Chaos de Europa, en la que se aprecia un conjunto de placas de hielo formado tras salir el agua a la superficie. Imagen: NASA/JPL/University of Arizona

La NASA ha prestado apoyo financiero en la investigación para determinar qué formas de vida podrían desarrollarse en el glaciar de Nunavut y perfeccionar las técnicas para encontrarlas. Y resulta que el glaciar rebosa vida. "Está lleno de comunidades microbianas muy poco frecuentes", afirmó Grasby. "Son muy diferentes, muy activas y diversas".

El Norte sigue siendo una zona muy poco estudiada por los científicos. "Este hallazgo pone el foco en todas las zonas desconocidas del Ártico canadiense", afirmó Grasby. "Cada año vamos allí y descubrimos algo nuevo".

Traducción por Mario Abad.