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Cultură

Qué hacer si te secuestran

Todo lo que hagas mientras estás cautivo quedará grabado en tu mente para el resto de tu vida. Tienes que poder vivir con lo que hayas hecho o dicho.

¿A quién no le gusta una buena película de secuestros? Todo lo que tenga que ver con encadenar a personas contra su voluntad en sótanos oscuros durante periodos prolongados de tiempo parece llamar poderosamente la atención del público general. Tanto es así que la película Venganza lleva ya varias secuelas —todas ellas grandes éxitos de taquilla— explotando la misma premisa: "Vaya, han vuelto a secuestrar a alguien". Todo lo que sabemos de ese mundo procede de lo que vemos en la tele y el cine, pero nuestro conocimiento del tema en la vida real es tremendamente limitado.

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¿Qué pasa realmente en estas situaciones, al margen de las amenazas y las bravuconadas hollywoodienses de turno? ¿Cómo es realmente negociar con secuestradores? Para responder a estas preguntas, hablamos con un especialista anónimo de la agencia de investigación privada Athena Intelligence, con varios años de formación en materia de secuestros y en el ejército y cuya colaboración ha sido esencial para elaborar la política de rehenes del Reino Unido.

VICE: ¿En qué consiste tu trabajo cuando se produce un secuestro?
Negociador: Damos herramientas a nuestros clientes —diplomáticos, hombres de negocios, etc.— para que sean capaces de evitar que los secuestren y de sobrevivir en caso de estarlo. Eso por una parte. La otra parte la ponemos en práctica cuando las cosas se ponen feas porque la gente no está preparada para estas situaciones, bien porque querían ahorrarse un dinero o por la razón que sea. Entonces es cuando llaman a un especialista como yo.

¿Cuál es la razón más común por la que secuestran a alguien?
Los motivos pueden ser muy diversos, desde ideológicos hasta religiosos, pasando por delitos económicos o actividades criminales, extorsiones o incluso por enfermedades mentales crónicas o temporales. Por lo general, las razones que más aparecen en las noticias suelen ser las políticas o religiosas; desgraciadamente, son las que más interesan a la gente. También son frecuentes, como decía, los secuestros perpetrados por personas mentalmente inestables: un matrimonio fracasado que ha acabado en asedio o un empleado cabreado. A los periódicos les gusta centrarse en los de tipo religioso, pero cuando analizas los verdaderos motivos, nunca son verdaderamente religiosos. Puede parecerlo a simple vista, pero los secuestros son una importantísima fuente de ingresos para muchas organizaciones. Así que una investigación en profundidad siempre revela intereses financieros o intenciones propagandísticas detrás de un secuestro.

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¿Quién solicitaría tu ayuda en caso de secuestro? ¿Trabajas con la policía o eres más bien una alternativa a las autoridades?
Depende de dónde se produzca el secuestro. En algunos países, si la policía no está capacitada o, digamos, no es tan de fiar, se recurre a ayuda externa. También depende de las exigencias del secuestrador. No estoy diciendo que haya que ceder a sus peticiones, pero tampoco es conveniente antagonizar con él cuando la situación es muy delicada. Muchas veces piden que no intervenga la policía; en esos casos, o bien las familias o las organizaciones contactan conmigo. No trabajo para compañías de seguros, aunque algunos especialistas trabajan exclusivamente con ellas.

Una vez se ha producido un secuestro, ¿hay situaciones que se den con más frecuencia que otras? ¿Es como aparece en la tele y el cine, donde aparecen los rehenes atados a una silla en algún edificio abandonado y el secuestrador siempre envía un vídeo con todas sus exigencias?
Pues te sorprendería comprobar que, hasta cierto punto, es así. Repito: todo depende de los intereses del secuestrador. Si son del tipo religioso o político, los rehenes no reciben un trato muy amable. Por eso pongo tanto énfasis en la formación preventiva, aspecto que la mayoría de organizaciones ignoran por completo. Pero sí, es habitual que inmovilicen a los rehenes en sillas, por ejemplo. A veces los secuestrados no están solos, ni tampoco están encerrados necesariamente en un sótano oscuro cerrado a cal y canto. Ha habido casos de personas secuestradas en una aldea, a las que se ha dicho que no tienen adónde ir y que si intentan escapar, morirán. El confinamiento no depende de lo juntas que estén cuatro paredes, sino de la restricción de movimiento.

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Entonces, ¿qué consejos darías a la gente por si alguna vez es víctima de un secuestro?
Si ocurre lo peor y te secuestran, tienes que obedecer, mostrar una actitud pasiva, pero no sumisa. Hay una diferencia. Imagina el típico abusón del colegio: si encuentra a una víctima sumisa, se cebará con ella. De igual modo, si se topa con alguien que le planta cara, el abusón se ensañará más con esa persona. No hay que antagonizar con los secuestradores, pero tampoco mostrarse débil ni ponerse a llorar por las esquinas, porque se aprovecharán de eso. También hay que recordar que todo lo que hagas mientras estás cautivo quedará grabado en tu mente para el resto de tu vida. Tienes que poder vivir con lo que hayas hecho o dicho.

Por eso es tan importante una correcta reintegración en la sociedad después de un secuestro. La víctima debe recibir asesoramiento psiquiátrico adecuado para superar el trauma. Nosotros les ofrecemos varios mecanismos para pasar el tiempo y para establecer una relación con sus secuestradores. Tienes que saber humanizarte; si te ven [en el caso de un secuestro religioso] simplemente como un europeo blanco, para ellos no serás más que un representante del enemigo, un objetivo más que matar. Pero si te ven como a una hombre con nombre y apellidos, una esposa y dos hijos, si ven que muestras un mínimo interés por su religión, por ejemplo, les va a resultar mucho más difícil matarte o maltratarte.

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¿Cómo haces llegar esa información a las personas que ya han sido secuestradas y que no están preparadas para esa situación?
A esas alturas, ya es demasiado tarde. La preparación es precisamente eso. En cualquier caso, siempre pedimos hablar con el rehén; es la mejor forma de demostrar que sigue vivo. Porque ese es otro problema: cuando secuestran a alguien, de repente aparece un montón de gente que asegura tener a esa persona como rehén. ¿A quién crees? Necesitas pruebas, y no hay mejor prueba que oír la voz de la persona secuestrada.

¿De verdad hay gente que se atribuye la autoría de un secuestro que no ha cometido?
Desde luego. Tienes que averiguar de qué organización se trata, quién es la persona de contacto, etc. Si no hablas con las personas adecuadas, podrías estar dando palos de ciego.

¿Hay algún periodo de tiempo establecido a partir del cual, si no se ha resuelto la situación, se puede dar la cosa por perdida?
Depende. Siempre intento resolver la situación lo más rápidamente posible, pero también hay que buscar cierto equilibrio. No puedes limitarte a darles dinero, porque estás favoreciendo a esa industria. Siempre intento entablar un diálogo; si dejas de tener noticias de ellos, mala cosa. Es importante, siempre que termines una conversación con ellos, saber cuándo va a producirse la próxima. Hay que dejar puertas abiertas.

Imagino que no siempre las víctimas de un secuestro son inocentes. ¿A ti te piden que des parte de todo?
No. No soy policía. Pero cuando me llega un caso, tengo que entenderlo, comprender a las personas involucradas y sus razones, y aun así, muchas veces no te harás una idea general de toda la historia. En cualquier caso, como trabajo por mi cuenta, si no me siento cómodo con algo, siempre puedo retirarme o no aceptar el caso. Quiero pensar que trabajo con los buenos.

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¿Qué porcentaje de éxito hay?
Existe un mapa con los índices de éxito por regiones, con los colores rojo, amarillo y verde. Yo pondría en rojo toda Centroamérica y Sudamérica, junto con algunas zonas de Oriente Próximo. El resto del mundo estaría en amarillo o verde. Las negociaciones casi siempre terminan bien, aunque a veces se tarda más de lo que la gente desearía. En sitios como Centroamérica y Sudamérica, donde el negocio de los secuestros se ha disparado, hay mucha gente que no es experta y que suele quedarse bloqueada, sin saber qué hacer, aunque a veces este mismo tipo de personas se llevan el dinero y luego matan a los rehenes.

¿Alguna vez te ha visto envuelto en una situación peligrosa por un error que hubieras cometido?
Siempre existe un riesgo, pero siempre digo que yo gestiono el riesgo, no lo asumo: Evalúo la situación y determino qué recursos son necesarios para llevar a cabo la operación de la forma más segura para todos. Pero sí, a veces me he visto en situaciones muy incómodas de las que me ha alegrado mucho salir de una pieza.

¿Vas armado, en esas situaciones?
No llevo armas de fuego. En ocasiones me acompaña un agente de seguridad armado, pero si se llega al punto de tener que iniciar un tiroteo, significa que todo ha ido muy mal.

Antes has dicho que no te gusta darles dinero porque de esa forma fomentas el negocio, pero al mismo tiempo tú vives de ese negocio. ¿Cuál es el punto medio? ¿Qué cambios hacen falta para garantizar que las cosas no se descontrolen y se dispare el negocio?
Creo que los gobiernos deben adoptar la actitud de "No vamos a negociar, no haremos concesiones ni entregaremos dinero". Deben mantener esa postura, pero la realidad es otra. La formación preventiva es esencial y casi siempre se pasa por alto. Me molesta mucho cuando voy a una empresa a impartir la formación y me entero de las cosas que les han ocurrido en el pasado.

Yo enseño a la gente a evitar que la secuestren y a sobrevivir; lo que no hago es coger a nadie en plena calle, meterlo en una sala oscura y pasarme una mañana dándole una paliza. Los hay que sí lo hacen. Yo no. Es una chorrada y lo único que se consigue es generar una sensación de indefensión en esa persona, precisamente lo que no queremos. Hace falta más formación preventiva. Yo sería feliz si no hubiera secuestros, porque podría tratar de ganarme la vida haciendo otra cosa. También trabajo en el sector de la seguridad y en inteligencia, así que no es que me quedara sin trabajo si dejara de haber secuestros.

Y para terminar: ¿hay algún lugar o alguna organización del mundo —como Estado Islámico o los cárteles de la droga en México— en los que nunca trabajarías o con los que nunca negociarías?
Creo que uno tiene que estar dispuesto a todo, en principio, pero en todo caso habría que ver cada caso en particular: ¿quién es la persona secuestrada? ¿Qué piden los secuestradores? Luego has de ver si puedes aportar algo a la situación. Si no puedes, debes mantenerte al margen. Mi trabajo consiste en liberar a la gente, con lo que si puedes hacerlo, no importa si han sido secuestrados en Oriente Próximo o en Centroamérica; eso es irrelevante. Si la policía ya está trabajando en el caso, a veces ni me molesto porque sé que no voy a ser bien recibido y a veces incluso me van a poner trabas. Cada caso es distinto.

@DanielDylanWray

Traducción por Mario Abad.