Fotos de madridistas del revés en la celebración de la Champions en Cibeles

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Fotos de madridistas del revés en la celebración de la Champions en Cibeles

Jaleo animal, caras pintadas, gritos ininteligibles, bufandas en alto, cánticos absurdos y bocinazos. Parecía como si los 600.000 euros de prima hayan ido a sus bolsillos.

Falla Juanfran, mete Cristiano, gana el Real Madrid, allá que vamos. Oeoeoe. Oeoeoe. Qué bonita es esa fuente, maldita sea, incluso en aquella vieja canción "(…) quedó un taxista que pasaba mudo al ver como empezaba la Cibeles a llorar (…), pero con el cordón policial es difícil apreciar su majestuosidad. Que no se trata tampoco de que la peña se cuelgue de la diosa como antaño pero, ¿por qué venir entonces hasta aquí en vez de reunirse en un botellódromo?

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La verdad es que la final coincidió con el concierto de Psychic TV en el GetMAD Festival!, por lo que apenas vimos a los últimos minutos de la prórroga y la ronda de penaltis en un bar en el que se mascaba tensión y cacahuetes. Llegamos a lo importante, al delirio. "CAMPEO11ES", era el lema que presidía las vallas que rodeaban la Cibeles. En ese juego con la "n" y la undécima Copa de Europa que se llevaba el club blanco había un poco de ingenio, un esfuerzo intelectual. Fuera de ese correcto trabajo de marketing, solo nos rodeaba jaleo animal, caras pintadas, gritos ininteligibles, bufandas en alto, cánticos absurdos y bocinazos. Ni siquiera nuestros amigos merengues más fanáticos quisieron acompañarnos hasta allí y prefirieron brindar en sitios donde fuera posible hablar por debajo de los 2.500 decibelios. Ellos se lo perdieron.

Calles cortadas, mucha policía, mucha diversión y un poco de lluvia, un chispeo sutil que no impidió que se arrancasen señales de tráfico y se vomitara por aquí y por allá. "Cómo no te voy a querer", "hala Madrid", "ale, ale", "campeones"… intentamos conseguir alguna declaración en esto que denominan noche mágica. Las principales declaraciones son: "Es increíble, grande, bravo", "¿Quién es el mejor? Vamos", "Somos los reyes de Europa", "el madridismo es lo más grande que puede haber" y "Hasta las ocho de la mañana lo que haga falta". No ponemos exclamaciones, porque se da por supuesto que responden con bramidos. Un señor nos explicó que su camiseta estaba firmada por todos los grandes, "Gordillo, Hugo Sánchez, otra jerarquía".

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Niños y abuelos, niños con sus abuelos, mucho turista, mucha muchacha en los hombros de su novio, mucho muchacho subido en farola, era complicado moverse y la marea humana de decenas de miles de aficionados inundaba el paseo del Prado y subía por Alcalá hasta Sol. La euforia era tanta que parecía que los 600.000 euros de prima habían ido a los bolsillos de esa gente. Es gracioso que al trofeo lo llamen la orejona, pero no tanta gracia como para esperar a que lleguen con ella en alto los jugadores. Y es que, tras cruzarnos con un anciano en torsos disfrazado de vikingo, con un cuerno de un kilo de peso a cada lado de la cabeza, que nos quiten lo bailado. Hemos tocado techo, el mismo que esta gente se va a comer a cucharadas cuando llegue a su casa.