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Esta pequeña gran joya procede de un partido de infantiles en Brasil entre el Grêmio de Porto Alegre y el Novo Hamburgo. El equipo tricolor estaba asediando la portería del Novo Hamburgo: los portoalegrenses habían mandado un balón al palo y tenían al rival aculado.
De repente, al lateral Thomas Luciano le cayó un balón muerto dentro del área y tuvo uno de esos momentos de inspiración que valen un lugar en los libros de historia. En vez de intentar controlarlo o rematarlo con la cabeza, al joven Thomas no se le ocurrió nada más que tocarlo de tacón para mandarlo al fondo de las mallas.
El gran René Higuita estaría orgulloso.
El partido terminó 6-0 para el Grêmio, pero… ¿a quién le importa el resultado cuando la magia hace acto de presencia?