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el hombre de las cavernas

Soy Leyenda: Sébastien Chabal

Si el rugby es un deporte de villanos jugado por caballeros, Sébastian Chabal es el más caballero de todos ellos a pesar de su imagen de cavernícola con barba y melena.
Foto de Kieran Doherty, Reuters

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La serie Soy Leyenda hace su primera parada en el mundo del rugby con un primer protagonista muy especial: el coloso francés Sébastien Chabal. Tienes las entradas anteriores de la serie aquí.

El hombre de las cavernas

Pocos jugadores de rugby se han convertido en un fenómeno de masas como Sébastien Chabal: de hecho, quizás ninguno. El jugador galo se ganó el amor de un país entero a golpes de placages imposibles, ensayos importantes y sinceras lágrimas al caer derrotado.

Chabal nació en 1977 en Valence, una localidad del sureste francés, y logró un hito considerable: convertirse en una de las imágenes más icónicas del deporte para villanos jugado por caballeros. Pero, ¿cómo llegó a enamorar a un país como Francia un jugador que no destacaba ni por su velocidad ni por su técnica?

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El apodado 'hombre de las cavernas' —debido a su imagen dejada, con larga barba y melena, y sobre todo a su increíble fuerza— siempre destacó por su personalidad dentro y fuera del campo. No era el mejor, ni el capitán, ni siquiera el que más puntos anotaba; pero, cuando estaba en el campo, sus compañeros se sentían tranquilos, el público confiaba en la victoria… y los rivales sufrían temblores de piernas.

Durante su carrera, Chabal jugó en cuatro equipos distintos; sus hitos más destacados a nivel de clubes fueron la liga y el Trofeo de Campeones con el Sale Sharks inglés en 2006. Fue su paso por la selección francesa, sin embargo, lo que le catapultó a la fama.

Sébastien Chabal apartando gentilmente a un rival en el ANZ Stadium en un partido entre el Balmain y Petersham. Imagen vía Flickr

Chabal debutó con la selección del gallo en el año 2000; desde entonces y hasta su retirada, al cabo de 14 años, Sébastien jugó 62 partidos con la camiseta bleu. Chabal no anotó demasiados ensayos, pero ayudó a clasificar a Francia al Mundial de 2007 en un recordado partido frente a Inglaterra —la misma selección, por cierto, contra quien los franceses perderían más tarde en semifinales—.

Con el equipo nacional galo, Chabal no consiguió ganar ningún de los dos Mundiales que jugó: Francia quedó cuarta en ambos, eliminada por Inglaterra las dos veces. Sébastien, sin embargo, sí que logró ganar dos Seis Naciones: uno de los cuales, el de 2010, significó el noveno Grand Slam —es decir, imponerse en el torneo sin perder ningún partido— de la historia del país galo.

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Duro pero sensible

Chabal siempre ha sido descrito por su dureza en el campo y su brutalidad. El jugador, sin embargo, tiene una cara menos conocida: de hecho, su mujer lo describe como "increíblemente tímido y sensible" en la intimidad. No sabemos si era tímido o no, pero ciertamente hay que estar hecho de una pasta especial para aparecer haciendo de hada madrina en un anuncio inglés.

En el rugby, la cara humana de Chabal apareció en menos ocasiones… pero también estuvo presente. Cabe recordar, por ejemplo, cuando el pobre Sébastien lloró tras caer eliminado contra Inglaterra en el Mundial o cuando se emocionó mientras sonaba el himno francés justo antes de un partido.

Este es quizás el ensayo más importante de su carrera: Chabal logró clasificar el XV del gallo para el Mundial de 2007 anotando ante Inglaterra. Foto de Eddie Keogh, Reuters

El jugador francés tenía un agudo sentido de la fidelidad. Una buena muestra de ello ocurrió cuando un equipo de televisión grabó a su entrenador mientras les leía a él y al resto de la selección una carta de un niño en un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. La idea del técnico era que los jugadores descargasen toda la emoción antes de un partido.

Antes del partido, Chabal se acercó al periodista que les había estado observando y le hizo una seria advertencia: "Esto que has grabado pertenece a nuestra intimidad. Si lo publicas, te haré tragar la cámara".

El 'hombre de las cavernas', sin embargo, no siempre se comportaba con la misma deportividad. Durante su etapa en el Racing Metro 92 francés, Chabal fue sancionado 30 días sin jugar por decir que los árbitros del Top 14 eran "unos seres sin esperanza que siempre favorecen a Castres y Biarritz". Desde luego, el bueno de Sébastien no estaba nada contento.

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El momento más duro de la carrera de Chabal —su peor error, según él mismo— fue el puñetazo que le soltó en pleno partido de liga al jugador Marc Giraud, del Agen. El gigante solía ser una persona extraordinaria, pero también él era humano.

Chabal, en cualquier caso, es un hombre de muchas luces y pocas sombras; es por esto, en parte, por lo que se le recuerda como uno de los mejores deportistas que ha dado Francia. ¡Si incluso se atrevió a desafiar a Zlatan Ibrahimović en un combate con fines benéficos!

El momento: Amistoso Francia-Nueva Zelanda, 2007

Chabal no alcanzó la fama mundial hasta que la selección francesa, con él en el equipo, se enfrentó a los todopoderosos All Blacks neozelandeses en un partido de preparación para el Mundial de 2007. Una acción de ese encuentro le elevó al Olimpo del rugby mundial.

Por aquel entonces, Chabal era un tercera línea con cierto renombre en su país; pocos se habrían imaginado que Sébastien llevara a cabo el placaje del siglo en el mencionado amistoso frente a Nueva Zelanda. Corría el minuto 22 del partido, el marcador era favorable a los neozelandeses por 3 a 6 y estos estaban moviendo el oval de una punta a la otra del campo a mucha velocidad… cuando de repente se encontraron con un muro infranqueable con barba y melena.

El neozelandés Chris Masoe recibió la pelota… y seguidamente chocó contra él un tren de 192 centímetros y 118 kilos. El placaje fue totalmente legal: rápidamente se hizo famosísimo por su ejecución perfecta y su tremenda brutalidad. Chabal, no contentó con dejar medio atontado a un rival una vez por partido, repitió una escena parecida al cabo de unos minutos en el mismo encuentro.

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En este caso, la víctima de Chabal fue el pobre Ali Williams, que no quedó noqueado por el hombre de las cavernas pero sí que perdió dos dientes y se marchó del campo con la mandíbula partida. A partir de ese día, los jugadores que se enfrentaban a Sébastien le empezaron a mirar con una mirada que se mecía entre el respeto y el miedo.

Después de ese partido, se creó una peña de aficionados locos por Chabal que lo acompañarían a la mayoría de sus partidos ataviados con largas barbas y pelucas. Había nacido la 'chabalmanía', y con ella, una gran estrella mediática capaz de trascender el mundo del rugby.

A partir de ese día, el jugador francés fue aclamado constantemente y varias marcas le ficharon para sus anuncios… incluso después de su retirada en 2014 cuando acababa de conseguir el ascenso con el Lyon.

Declaración final

"Cuando Chabal está sobre el campo, la mirada de los adversarios cambia"

Jonah Lomu, jugador neozelandés de rugby

Jonah Lomu, la mayor estrella de la historia de los All Blacks —que desgraciadamente falleció a finales del año pasado— era una amenaza constante para sus rivales cuando estaba en el campo. Nadie lo podía parar: no había ningún jugador capaz de correr tanto como él ni de igualar su fuerza y derribarle.

Lomu no tenía miedo a Chabal: no lo tenía a nada ni nadie, porque era él quien daba miedo. Aún así, cuando el legendario neozelandés se encontró con Chabal, aceptó que había alguien como él en la faz de la tierra.

Sebastien Chabal también anotó un ensayo contra Italia en el torneo Seis Naciones de 2009. Ese año ganó Irlanda, pero en la siguiente edición Francia logró el Grand Slam. Foto de Giampiero Sposito, Reuters

Lomu fue consciente que el hombre de las cavernas provocaba un sentimiento similar en los rivales al que causaba él mismo con sus caras y peinados: por esto, la frase que dejó para la eternidad significa mucho más que lo que parece a simple vista. El reconocimiento de Lomu es el tributo de uno de los mayores jugadores de rugby de todos los tiempos hacia un compañero que, a pesar de no ser el mejor, era el más temido, querido y respetado.

Lo que Jonah Lomu quería decir, en realidad, es que el deporte que tanto amaba era capaz de cruzar fronteras y popularizarse por todo el mundo gracias a personas como Sébastien Chabal.

El autor no aguantaría ni un segundo la mirada de Chabal, pero en Twitter se defiende bien: @21pauriera