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un duelo colosal

Así fue la mayor rivalidad de la historia del tenis

Las tenistas Chris Evert y Martina Navrátilová protagonizaron 16 años de choques deportivos de un nivel altísimo. La suya fue, de pleno derecho, la rivalidad más grandiosa de la historia de este deporte.
Imagen vía Reuters

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El tenis, a pesar de ser mayoritariamente un deporte individual, no tiene sentido si no se mide de dos en dos. En la historia de este deporte hemos vivido varios antagonismos inolvidables: Björn Borg contra John McEnroe, Pete Sampras contra Andre Agassi, Rafa Nadal contra Roger Federer…

Ninguna de estas, sin embargo, llegó a la intensidad e importancia de la rivalidad que existió entre Chris Evert y Martina Navrátilová.

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Esta no es solo la historia de dos tenistas, sino el relato del choque de dos mundos. Las dos tenistas representaban formas de entender la vida totalmente opuestas: no solo eran las mejores, como Magic Johnson y Larry Bird, sino que además venían de dos grandes potencias enfrentadas, como Bobby Fischer y Boris Spassky.

Evert era estadounidense; su actitud en general era dulce y su estilo en el vestir seguía los cánones de la moda del momento. Navrátilová era checoslovaca; no solo era más alta y musculada que su rival, sino que además tenía un temperamento irritable. Cuando pudo, sin embargo, Navrátilová escapó de Checoslovaquia y huyó a Norteamérica para nacionalizarse estadounidense.

El juego de la Evert era de resistencia: la tenista de Florida se situaba al final de la pista y devolvía todas las pelotas que le mandaban sus rivales. Era rápida, incansable y paciente: tres características totalmente contrarias a las de Navrátilová, que basó su juego en el saque rápido y la volea —cosa que hoy nos parece muy normal, pero en su día fue una de las pioneras en aprovecharse de estas dos acciones para ganar.

Sus carreras estuvieron inevitablemente marcadas por la comparación constante. Ambas ganaron dieciocho Grand Slams de forma individual; Navrátilová, además, ganó treinta y un grandes torneos en dobles y diez más en dobles mixtos. La checoslovaca es una de las tres únicas tenistas que ha conseguido Grand Slams en las tres modalidades.

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Navrátilová y Evert se enfrentaron en ochenta ocasiones: hasta sesenta de estos encuentros fueron finales. En el cómputo global manda la checoslovaca por un apurado 43-37; en las finales de los cuatro torneos más importantes del circuito, la diferencia es de 10-4.

Evert ganó 7 veces Roland Garros, 6 veces el US Open, 3 veces Wimbledon y 3 veces el Open de Australia. Su rival, en cambio, se alzó 9 veces con el trofeo de Wimbledon —Navrátilová aún es la tenista que más veces ha vencido en Londres— y 2 con el de Roland Garros, además de ganar 4 veces el US Open y 3 veces el Open de Australia.

La estadounidense era la reina de la tierra batida, el Rafa Nadal de la época; no en vano estuvo 125 partidos sin perder en esta superficie. A Navrátilová, en cambio, se le daba mejor la hierba. En pista dura, las dos estaban prácticamente igualadas del todo.

Martina Navrátilová, en su partido frente a Kathy Rinaldi en los cuartos de final del Roland Garros de 1986. La checoslovaca alcanzó la final ese año, pero perdió frente a su gran rival —Evert, por supuesto. Foto de Luc Novovitch, Reuters

"Se odiaban fijo", pensarás. "Estarían hartas de enfrentarse tantas veces", supondrás.

Pues no.

Casi desde el primer partido en el que se enfrentaron —el 22 de marzo de 1973, en Ohio— Navrátilová y Evert se hicieron amigas… hasta el punto que en 1975 empezaron a jugar como pareja de dobles. Haciendo tándem disputaron hasta doce finales, de las cuales ganaron siete: dos de ellas fueron Grand Slams, concretamente Roland Garros y Wimbledon.

En 1973, Billie Jean King lideró la fundación de la Asociación de Tenis Femenino, la WTA. Evert fue, de hecho, la primera mujer que lideró su ranking mundial. Al ver que Navrátilová empezaba a conocer demasiado su juego, sin embargo, la tenista estadounidense decidió dejar de compartir los partidos de dobles: hasta ese momento Evert había dominado casi todos los encuentros con la checoslovaca… y no quería perder el cetro mundial.

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La decisión de Evert, sin embargo, no rompió la amistad entre ambas. Era habitual verlas entrenar juntas antes de las finales… y también marcharse de viaje después de las entregas de premios.

La rivalidad que tengo con Chris es lo que me mantiene todavía en activo

Martina Navrátilová

En 1978 y 1979, Navrátilová ganó la final de Wimbledon a Evert y empezó a dominar el marcador global de partidos ganados. Durante once años, ambas se repartieron el número 1 del ranking hasta la retirada de la estadounidense en 1989. Navrátilová se retiró una primera vez en 1994, aunque luego volvió al circuito para jugar unos años más; no colgó las zapatillas hasta los 49 años, cuando ganó el US Open de dobles mixtos con Bob Bryan.

Tras sus respectivas retiradas, Navrátilová y Evert han seguido unidas al mundo del tenis de distintas maneras y su amistad ha perdurado. Cuando Navrátilová dio a conocer su homosexualidad, la primera que la apoyó públicamente fue Evert; curiosamente, la checoslovaca fue quien presentó a la estadounidense a Andy Mill, el hombre que terminaría convirtiéndose en su marido.

"Estoy segura de que si no existieran a la vez esa rivalidad deportiva y esa amistad, tanto Chris como yo nos habríamos retirado del circuito muchísimo antes", admitió Navrátilová en una entrevista.

No querría yo ponerme pomposo, pero me parece claro que la rivalidad entre Navrátilová y Evert es exactamente de lo que va el deporte. Fuera intencionado o involuntario, lo cierto es que en cada partido que jugaron y en cada torneo que vencieron estaban dando una lecciónal mundo.

Sigue al autor en Twitter: @21pauriera