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Por qué deben desaparecer los "menús femeninos"

Dividir los menús de bebidas en opciones masculinas y femeninas es una táctica de la mercadotecnia que debe desaparecer ya. Nadie puede negar lo retrógrada que es.

La separación de géneros está bien. A veces. No compartir sanitario o vestidor con personas que tienen penes está perfectamente bien para mí. Nadie quiere ser cachada haciendo del dos después del lonch por alguien del sexo opuesto.

Los tragos enfocados por género, sin embargo, son tontos. Un restaurante mexicano en Brooklyn, Los Pollitos III, ha creado un menú de bebidas separado por género, el cuál recomienda ciertas bebidas alcohólicas para mujeres, otras para hombres y unas más para "todos".

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LEE: Las bebidas no tienen género.

¿La diferencia? Los tragos dirigidos a las mujeres tienen niveles de alcohol más bajos que los recomendados para los hombres. Porque nuestra constitución es, como todo el mundo sabe, siempre "mucho más débil". Ponnos una película chick flick y caeremos rendidas.

Dividir un menú de cocteles de esta manera atrae, obligadamente, publicidad al restaurante —¡Aquí estoy yo escribiendo sobre esto! Lo cuál es, imagino, la forma más básica de PR, como la ya conocida táctica de ofrecer el "algo más caro del mundo"—. Aún así, no puedo evitar sentirme ofendida.

Como mujer, obtener recomendaciones de bebidas débiles implica debilidad, al menos para mí. Me hace pensar en esas arquetípicas escenas del cine donde, en una cita, es el hombre el encargado de ordenar los platillos y las bebidas. Si alguien me arregla una cita con un hombre como ése —el tipo que pone su mano en la parte baja de tu espalda cuando pasas por una puerta, como si nunca hubieras cruzado una puerta antes y necesitaras un poco de ayuda extra— vomitaría más rápido que si hubiera devorado cinco Flaming Cucarachas de Los Pollitos.

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Claro, nos han dicho que nuestros cuerpos no pueden procesar el alcohol tan eficientemente como los hombres, porque estamos hechas con menos agua y por lo tanto, en promedio, menos peso. Entonces, como el alcohol se dispersa a través del agua en el cuerpo, nuestra concentración de alcohol en la sangre será más alta al beber la misma cantidad de alcohol que la de nuestros compañeros propietarios de penes. ¿Y quién soy yo para discutir con los white-coats?

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Aún así, dudo que el tipo de distinción de género de este lugar esté implementado porque sus mixólogos también tienen una maestría en bioquímica y están, ya sabes, cuidando a sus clientas. El hecho de que las bebidas estén recomendadas a un género con base al contenido alcohólico me parece sexista —la bloody Victorian me hace reír—.

Hablé con un barman en Nueva York que está a favor de la segregación de género en las bebidas alcohólicas. "Tiene sentido", dice Leo Jackson, quien trabaja en el Salón de Lafayette en Soho. "Son las mujeres las que se ponen tan ebrias que se desmayan alrededor de la barra. Así que es más seguro para ellas tener bebidas con menos contenido de alcohol.

Es gracioso, entonces, que las personas que recuerdo emborrachándose al grado de convertir su clóset en urinal por la noche, esos que se desnudan alegremente e intentan imitar a un helicóptero con sus órganos sexuales —convenidos de una irreal longitud de éstos— tienen a ser hombres. Sí, las mujeres podemos desmayarnos y tropezar en la barra del bar alguna vez y, ¡al diablo!, es sabido que la desnudez fantásticamente inapropiada ocurre (ejem) después de decidir si el último shot de Sambuca era o no buena idea; pero estas acciones no son específicas de género.

Todos hemos hecho estupideces con nosotros mismos cuando estamos ebrios.

Cocktails crafted with care, tips discouraged.

La otra cara de la moneda es que exista una expectativa de mierda en los hombres que sienten que tienen que ordenar una bebida fuerte para ser parte de algún tonto y "moderno" paradigma de género. Sin bebidas fuertes, ¿cuál es el chiste? Ah, pero cuando una chica se emborracha, frecuentemente es tachada como "un desastre incontrolable" o "una vergüenza". Los chicos, por otro lado, usan sus experiencias comprometedoras para ganar 'puntos extra' entre ellos. ¿Vomitas en el piso del bar e inmediatamente ordenas otro trago?: ¡qué bien! ¿No puedes recordar cómo llegaste a casa?: ¡genial! ¿Te despertaste desplomado en la parada de un autobús con un kebab pegado a la axila?: clásico comportamiento adolescente.

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Es importante considerar el impacto de la mercadotecnia en las bebidas con mayor contenido de alcohol, dirigidas a los hombres, claro. ¿Qué pasa si un hombre —que el cielo lo prohíba— desea una copa de vino del menú de mujeres?, ¿los camareros pensarán que es un marica? Es un argumento tan trillado en estos días que ya todos deberíamos de estar aburridos hasta las lágrimas con él; pero realmente creo que cualquier menú dividido por géneros –incluso si sus intenciones son buenas— es retrógrada.

Una mujer puede ordenar una bebida fuerte —o tres— y no ser obligada a imaginar que cualquier superficie es una pista de baile. Conozco mis límites y sé distinguir si ese siguiente trago me convertirá en una completa discapacitada o no. Y el hecho es que la mayoría de los hombres que conozco no parecen tener ese control. Terminan bebiendo muchísimo más después estar ebrios y a veces más después de haber vomitado en el autobús nocturno.

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El creador del menú y gerente de Los Pollitos, Marcos Merino dice: "La idea era hacer reír a la gente. La gente se emociona con el menú y se divierte con él".

Perdónenme, pero un hombre arrojando todo su potencial masculino al viento al atreverse a ordenar una bebida del menú femenino suena tan divertido como estar atrapado en un baño portátil con Donald Trump. Qué retrógrada. Hombre: si quieres una linda copa de viognier, nadie va a pensar: Mierda, él no tiene vigor. Qué desdichado. Del mismo modo, no creo que una mujer mirando un menú con bebidas 'fuertes y alcoholosas' suelte risitas estúpidas.

En fin. Además, el menú para mujeres se lee como el contenido de una fiesta de Navidad de los 80. ¿Vino? Innovador. Bailey's, Kahlua, Alize …se va a la deriva. Si van a darnos niveles más bajos de alcohol, con un metafórico mensaje de "creo que has tenido suficiente, ¿no?", al menos vayan contracorriente. Arrogen algún ingrediente interesante en el trago, ¡por Dios!