Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:Todo comenzó en la fría noche del 21 de diciembre de 2011. Un Atlético lánguido, que llevaba semanas ganándose fama de equipo asequible al desaliento, caía en el Vicente Calderón ante el Albacete, conjunto de la Segunda División B (tercera categoría del fútbol español), por cero goles a uno.El partido correspondía a la vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey y supuso la sentencia para un Gregorio Manzano que ya había perdido, incluso, en el partido de ida en tierras manchegas. El entrenador, que cumplía su segunda etapa en el banquillo colchonero, se marchaba de nuevo del club por la puerta de atrás, sin convencer a nadie en la grada.
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"Ole, ole, ole, 'Cholo' Simeone", comenzó a resonar en la grada del coliseo rojiblanco cuando el modesto Víctor Curto marcaba el gol del 'Alba'. El cántico, premonitorio, solicitaba la dirección del equipo para quien ya había sido ídolo en el club como jugador.La afición necesitaba gasolina moral ante tanto hastío: quién iba a decirles a aquellos que comenzaron a gritar espontáneamente que ese cántico terminaría siendo casi un mantra en la ribera del Manzanares.
Primero, no encajar goles
Presión alta para finiquitar deprisa
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El 4-4-2 con los mediocentros como pilares
Un don con los porteros…
…y con los delanteros
Sin embargo, bajo el ala del técnico argentino han evolucionado jugadores como Mario Mandzukić, David Villa, Fernando Torres, Radamel Falcao (al que convirtió fugazmente en el mejor 'nueve' del mundo en 2012) o Antoine Griezmann, la última joya de su corona. Sólo Jackson Martínez, incapaz de adaptarse al ritmo del equipo, se marchó del Atlético siendo peor jugador que cuando llegó.Es uno de los referentes del club, espejo de tantos canteranos que sueñan con terminar siendo piezas clave del primer equipo. Tenía 19 años cuando arribó Simeone y era un mediocentro prometedor con cierto peligro de quedarse diluido entre la construcción y la destrucción en su paso a Primera División. El 'Cholo' le inyectó su ADN y hoy, con las cosas claras y el rol definido, es una estrella.
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