Este artículo fue publicado originalmente en Tonic, nuestra plataforma dedicada a la salud.
Dos de las drogas recreativas más accesibles y comunes del mundo, el alcohol y el cannabis, se han ganado su lugar en nuestros corazones como una clave para mejorar la experiencia global del sexo. La marihuana es un afrodisíaco, el vino puede mejorar la libido y la cerveza puede hacer que los penes se pongan más duros. Lo hemos oído todo, desde las mejores investigaciones hasta las afirmaciones sin sustento.
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Pero, ¿cuál funciona con mayor eficacia? Me acerqué a algunos profesionales que estudian el comportamiento humano, la sexualidad, el alcohol y el cannabis, para aprender acerca de cuál sustancia aumenta más nuestro placer durante el sexo.
Equipo Cannabis
Tal vez sea cierto que la Costa Oeste de Estados Unidos, donde vivo, es un paraíso para los bareteros, pero el hecho es que el cannabis no conlleva un alto riesgo de dependencia y la gente lo disfruta por buenas razones: alivia desde el dolor muscular hasta los síntomas de enfermedades como Parkinson y sus efectos físicos en los seres humanos parecen abrumadoramente positivos. Muchos teorizan que el cannabis puede aumentar el placer sexual, y con las múltiples formas que hay de consumirlo —como los productos que pueden fumarse, los comestibles, e incluso un lubricante con extracto de marihuana—, nunca ha sido más fácil encontrar la forma perfecta de trabarse.
Aproximadamente la mitad de las personas con las que hablé estaban a favor del cannabis como afrodisíaco. Entre ellas está “The Cannasexual”, Ashley Manta, educadora sexual y escritora sobre temas relacionados con la marihuana. Tuve que preguntarle: ¿es verdad que el sexo es más sabroso del lado del Equipo Cannabis?
“El mayor beneficio del uso del cannabis para el sexo es que puede ayudar a la gente a salir de sus cabezas y entrar a sus cuerpos”, cuenta. “La mayor desventaja con el uso del cannabis para el sexo es que es fácil consumirla de más”. Manta explicó que el consumo excesivo de THC tiene el potencial de causar ansiedad e incluso paranoia, por lo que debes usarla con precaución.
Erich Goode, profesor de sociología de la Universidad Stonybrook, ha estudiado el mundo del comportamiento sexual y las drogas desde los años sesenta, cuando publicó un artículo basado en su investigación en la ya desaparecida revista Evergreen. Incluso en ese entonces, sus estudios encontraron que de 200 personas encuestadas, el 77% de los usuarios más frecuentes dijo que el cannabis aumentaba la excitación y el 68% que aumentaba el placer.
“La gente que disfrutaba de la marihuana dijo que el narcótico los hacía menos inhibidos y más sensibles. Algunos dijeron que tuvieron nuevas ideas sexuales (mientras) estaban turros”, señala Goode.
Mientras que beber y fumar puede relacionarse con una conducta sexual menos inhibida —o, en términos aguafiestas, imprudente—, es posible que tengas más probabilidades de usar condón cuando estás turro que cuando estás borracho, dice Matthew Wayne Johnson, profesor asociado de psiquiatría y ciencias del comportamiento en el Hospital Universitario Johns Hopkins. “Cerca de 30 a 40 estudios, incluyendo la investigación que hemos publicado, muestran evidencia bastante convincente de que el consumo de alcohol disminuye la probabilidad de usar preservativo en respuesta a varios escenarios hipotéticos de sexo casual. Solo un estudio ha examinado el cannabis utilizando tales métodos. Allí se encontró que la gente consideraba el sexo con una persona riesgosa como algo significativamente menos deseable, lo que sugiere una posible disminución en el comportamiento de riesgo”.
¿Por qué sucede eso? Como la mayoría de la gente sabe, un posible efecto adverso del consumo de marihuana es la paranoia, que provoca una sensación de aversión al riesgo. “A partir de esto, se podría especular que el cannabis podría hacer que algunas personas se preocupen más por las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) durante el inicio de una relación sexual, en contraste con el alcohol, que tiende a disminuir el estrés sobre las consecuencias negativas”, explica Johnson (¿quién dice que la paranoia no tiene un lado positivo?).
“Así que el problema con tener sexo bajo la influencia del alcohol es que si estoy demasiado borracho —que es a menudo— sé que la voy a cagar. Si estoy turro y no demasiado incómodo hasta el punto en que una mujer aún quiere dormir conmigo, entonces me siento muy bien acerca de la vida”, explica Daniel*, de 27 años. “Siempre es mejor que tener sexo borracho. Nada bueno sucede después de un six pack de cervezas y unos shots de whisky barato”.
Equipo Alcohol
Nosotros, como consumidores de alcohol, amamos compartir artículos sobre todos los beneficios “sorprendentes” del trago, en gran parte porque en el fondo sabemos que en general es muy dañino para nuestros cuerpos.
Por supuesto, la ingesta de alcohol ha sido vinculada con efectos como la falta de juicio y la insuficiencia renal, la falta de libido con el whisky y, claro, con el alcoholismo. Entonces, tal como se esperaba, es casi imposible encontrar a un profesional dispuesto a apoyar la combinación del sexo con el alcohol. Dicho eso, el alcohol sigue siendo, sin lugar a dudas, muy común a la hora del sexo y esto es por algo: el alcohol —usado con moderación— tiene efectos sedativos que nos ayudan a relajarnos y a disminuir las inhibiciones, para bien o para mal. También es legal, está en todas partes, y una parte importante: hace que algunas personas parezcan más atractivas.
“Probablemente dos tragos son mi nivel preferido de intoxicación para tener sexo”, dice Casey, una chica de 25 años de Brooklyn, “especialmente cuando es una relación nueva o una aventura amorosa. Me siento más a gusto, relajada, y creo que hace que se dé más fácil la oportunidad de ser más sucios o desinhibidos”. Aunque dice que si te tomas más de dos, las cosas se pueden poner muy torpes. Todo con mesura, ¿no?
Ducky DooLittle, una consejera certificada en intervención sexual y sobreviviente de abuso sexual, brinda información sobre algunos de los beneficios relacionados con la inhibición del alcohol, pero también señala que no es una solución permanente para cuando te sientes nervioso antes de tener sexo.
Al describirnos su experiencia, DooLittle dice, “la única manera para que yo bajara la guardia y tuviera sexo era cuando tomaba. Apenas tenía 20 cuando tuve mi primera relación duradera, se volvió difícil dirigir las situaciones sexuales. Después traté de tener sexo sin alcohol y fue un desastre. Entonces sí, puedo decir que tomar me ayudó a encontrar cariño, sexo, placer y diversión, pero cuando quise tener algo más profundo con alguien, tuve que dejar de beber. Cuando hablo con otras sobrevivientes de abuso sexual me cuentan experiencias similares”.
DooLittle fue la única profesional a la que entrevisté que estaba dispuesta a decir algo incluso remotamente positivo sobre el alcohol y el sexo, e incluso su parte positiva vino con una advertencia. ¿Por qué tantos profesionales no están dispuestos a hablar a favor del alcohol?
Probablemente porque a pesar de que la hora feliz hace que tengas una cita más relajada y ha llevado a muchos a una conexión sólida, las investigaciones sugieren que el consumo excesivo regular de alcohol duplica el riesgo de abuso sexual (el Instituto Nacional del Abuso de Alcohol y Alcoholismo tiene un punto a favor al señalar que, si bien el riesgo aumenta mucho, la agresión sexual nunca es culpa de la víctima).
La realidad es que, si bien el alcohol se puede usar de manera responsable, lo que produce conexiones más fuertes, mayores sentimientos de relajación y más disposición a ser más aventureros, también puede utilizarse para que alguien se aproveche de las personas, por lo que tiene sentido que los profesionales se muestren reacios a aprobarlo. Pero si tú y tu pareja del momento son adultos responsables, hay buenas razones para creer que uno o dos tragos antes de follar puedan hacer de la noche, una que jamás olvidarás o una de la que te arrepentirás.