El lío de Londres por obtener su propia franquicia de la NFL está muy bien establecido hasta el momento. El futbol americano tiene cobertura de primera en Sky Sports, Wembley casi siempre se llena cuando la International Series viene de visita, e incluso cada vez más jugadores británicos comienzan a conseguir un lugar en la liga. Cuando la NFL organiza congregaciones de fans en Londres un día antes del los juegos, más de 40,000 personas acuden para unirse a la atmósfera. Este deporte también es masivamente popular a nivel amateur, ya que la British American Football Association organiza ligas y equipos universitarios que atraen grandes números de personas.
Incluso el ministro George Osborne ha mostrado su apoyo al sostener pláticas con los ejecutivos de la NFL y declarar “el verdadero regalo, el verdadero touchdown para Londres, sería tener un equipo aquí.”
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La pregunta de una franquicia en Londres es cada vez más ruidosa, al momento que los New York Jets y los Miami Dolphins inauguran la International Series de 2015. El escenario, al parecer, está listo, y el único problema sería el de la logística.
Excepto que poner un equipo de la NFL en Londres, ya sea mudando una franquicia existente o fundando una nueva, es una pésima idea.
Al tener un equipo con sede en Londres, la NFL tendría que cambiar el producto fundamental que ofrecen a sus fans en el Reino Unido. Ya no sería el escaparate de las mejores batallas de la liga, exportadas a Inglaterra para nuestro deleite, sino que nos pedirían apoyar un equipo local para que fuera exitoso.
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El problema con este cambio es que la historia nos dice que cualquier franquicia que se aparece en Londres, ya sea un nuevo equipo o uno ya existente que se muda, será espantosa. Básicamente, están esperando que los fans británicos dejen a un lado los juegos competitivos que tanto disfrutan y se pongan detrás de un doloroso proceso de reconstrucción.
Por mucho que se quiera tener una franquicia propia, la pregunta sigue siendo si estamos listos o no para la cruda realidad. Para empezar, está garantizado que el equipo no tendrá buenas actuaciones, que producirá un producto peor al que actualmente ofrecen, y que podría destruir el progreso que el futbol americano ha logrado por esos lares.
En el pasado, la NFL ha añadido nuevos equipos al formar franquicias expansivas, y generalmente han atravesado tiempos difíciles. El equipo más joven de expansión son los Houston Texans, fundado para llenar el vacío que dejaron los Houston Oilers. Tuvieron sus buenos años cuando Garry Kubiak, Matt Shaub, y Andre Johnson se entendían, pero les tomó ocho años para tener una temporada ganadora, y diez para meterse a los playoffs.
Al segundo equipo más joven, las Carolina Panthers, les tomó nueve años para alcanzar un Super Bowl, que perdieron, mientras el tercer equipo más joven, Jacksonville Jaguars —quienes cedieron un juego en casa al año para jugar en Wembley— fueron en contra de los pronósticos al meterse al Campeonato de Conferencia tan solo en su segunda temporada, pero desde entonces se han venido abajo. No ha tenido una temporada ganadora desde 2008.
El camino hacia el éxito para una nueva franquicia no es fácil. Desafortunadamente, la otra opción para obtener un equipo de la NFL en Londres sería mudar una franquicia, y tampoco suena nada fácil.
Por lo general, las franquicias se mudan por razones financieras; hay más dinero y un mejor estadio en otra parte. A veces el proceso tarda mucho tiempo, como los intentos de llevar un equipo a Los Ángeles.
Cuando los equipos se mudan, casi siempre no es bajo circunstancias positivas: han tenido problemas con el gobierno local, o los fans se han desilusionado. Es por esto que nuca ves a franquicias exitosas moverse, al menos no hasta que han tenido una dramática caída de sus días gloriosos. Hasta el momento, los Oakland Raiders, Jacksonville Jaguars, y St. Louis Rams son los equipos más vinculados para empacar sus maletas y dirigirse hacia nuevos horizontes. Todos estos son equipos con problemas serios, y si Londres hereda uno de ellos, adquirirá los mismos. Es el precio qué se paga.
Los Jacksonville Jaguars es el único contendiente serio para mudarse a Londres. Su dueño es Shahid Khan, el mismo hombre dueño del Fulham FC. También patrocina el tochito en el Reino Unido, y hace su mejor esfuerzo para crear una fanaticada británica.
Sin embargo, el equipo está podrido. Desde que Khan tomó el mando en 2011, no han ganado más de cinco juegos en una temporada. Su récord en total bajo su mandato es de 15-51, y aún no hay señales de mejoría. Son tantos los problemas de los Jaguars que había el rumor de traer al héroe local del futbol americano colegial, Tim Tebow, como mariscal de campo, no tanto para mejorar al equipo y ayudarlos a ganar, sino para vender más boletos.
Si se mudara una franquicia a Londres, este es el tipo de equipo que heredarían: en la calle, con serios problemas y la misma directiva que no ha hecho nada para curar la podredumbre que lo forzó a salir del mercado anterior. Este sería el tipo de equipo que la NFL querría promover con los espectaculares juegos de las International Series.
Por ahora, los fans británicos y europeos tieneel mejor acuerdo del mundo. Por años se han quedado despiertos para ver futbol americano, y ahora ese tipo de juegos están siendo importados. Cuando vas a Wembley puedes ver un arcoíris de playeras, viejas y nuevas, de todas partes de la liga y no solo los colores de los equipos sobre el campo.
Por ahora, la gente está acostumbrada a ver desde las gradas y no por televisión. En el primer juego, hubo un silencio incómodo durante las pausas entre jugadas para no interrumpir las jugadas. Ahora ya hay un poco más de ruido, pero solo después de que los fans neutrales han escogido un equipo. Es un contrasta muy marcado con la experiencia en los estadios de EE.UU.
Las International Series han evolucionado. Ha ido de una curiosa visita una vez al año, a una fecha regular en el calendario deportivo de Londres. Los fans cada vez se hacen más conocedores, entusiastas, y son más numerosos, pero eso no significa que están listos para el siguiente paso. Todavía es demasiado temprano para que Londres aprenda las duras lecciones de la NFL: lo difícil que es tener un equipo en tu ciudad, y el tiempo invertido para construir un sentimiento de orgullo por éste.