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¿Qué pasó con la Emperatriz Infantil de “The NeverEnding Story”?

Tami Stronach in The NeverEnding Story

“¡Dame un nombre! ¡Ayúdanos, Bastian! ¡Sálvanos!”

La Emperatriz solo hace una breve aparición en The NeverEnding Story. Dos escenas al final de una epopeya fantástica con dragones de la suerte, caracoles gigantes, la muerte de un caballo y muchas criaturas más que en su conjunto marcaron a una generación entera. Además, a pesar de que toda la película se centra en ella, es uno de los únicos personajes femeninos en este clásico de 1984.

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Sin embargo, después de que se estrenó la película, la niña que interpretó a la Emperatriz desapareció de las pantallas. Mientras que otros niños actores de los 80 se convirtieron en estrellas de los 90 y megaestrellas de la actualidad, Tami Stronach se alejó de los reflectores. Al menos de los reflectores en los que el público tenía puestos sus ojos. La actriz habló con VICE y nos contó de su icónico personaje y las escalofriantes consecuencias de su prematuro estrellato.

Su infancia en Irán

Los comienzos de Stronach son dignos de una novela literaria. Después de ganar la lotería, su padre, un escocés, usó sus ganancias para mudarse a Teherán y convertirse en arqueólogo. Allí, se enamoró de una mujer israelí y se casó con ella después de solo 48 horas. Stronach llegó poco después, en 1972. Creció hablando los idiomas inglés y persa, viendo a arqueólogos desenterrar huesos y a personalidades bastante interesantes recorrer la ciudad.

“Era un lugar muy, muy cosmopolita”, dijo. Agatha Christie, en compañía de su esposo el arqueólogo Max Mallowan, estaba allí para escribir sus novelas. Había muchos diplomáticos yendo y viniendo. Los jóvenes tocaban la guitarra junto a la piscina. Fue maravilloso”.

En 1978, estalló la revolución iraní y el gobierno israelí evacuó a todos los residentes judíos. Stronach y su familia tomaron un vuelo a Tel Aviv, donde vivieron brevemente con sus abuelos maternos. “No teníamos casa ni idea de lo que haríamos”, dice. “Fue muy difícil para mi papá echar raíces ahí, así que nos fuimos a Inglaterra, pero entonces fue mi mamá quien no la pasó muy bien”.

Finalmente se establecieron en terreno neutral: una tierra lejana llamada Berkeley.

El nacimiento de Hija de la Luna

Después de llegar a California, donde su padre había aceptado un puesto como profesor en la Universidad de Berkeley, Stronach tomó lecciones de teatro musical en una escuela de teatro en San Francisco. Y un día, por casualidad, un agente de casting para la película The NeverEnding Story la vio actuar.

Stronach aprovechó la oportunidad de tener su primera audición real y acudió a ella caracterizada de Piglet, el papel que interpretaba en la obra teatral en la que estaba participando. En aquel tiempo, ella no sabía que potencialmente se uniría al elenco de la película más cara que se haya hecho fuera de los Estados Unidos o la Unión Soviética. “Me presenté en el casting con la cara pintada. Todos los demás candidatos parecían muy pulidos”, recuerda. “Creo que tenía la ventaja de ser completamente ingenua. No tenía idea de para qué era la audición”.

Su ingenuidad rindió frutos. Después de una ronda de audiciones adicionales sin maquillaje, Stronach se quedó con el papel de la Emperatriz Infantil, al vencer a actrices como Heather O’Rourke de Poltergeist. Poco después, voló a Alemania para asistir a lo que ahora considera un “campamento de verano”: tres meses de filmación en Baviera.

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El primer mes, trabajó con el director Wolfgang Petersen y otros creativos para perfeccionar la apariencia de su personaje. Por ser una niña pequeña, se le cayeron sus dientes de leche, entonces el equipo tuvo que mandarle a hacer una dentadura postiza. “Filmamos en orden cronológico, y para cuando llegó el momento de hacer mi segunda escena, mis dientes permanentes ya habían crecido mucho”, nos dice. Wolfgang me pidió que no sonriera demasiado”.

Las lágrimas que la vimos derramar en la pantalla eran reales, pues se encontraba sumamente afligida por el escenario apocalíptico al que se enfrentaba su personaje. Y si el acento quasi británico de la Emperatriz era difícil de identificar se debió a que simplemente así hablaba Stronach en ese momento, después de haber vivido entre Irán, Israel, Reino Unido y Estados Unidos.

Stronach celebró su cumpleaños número 11 durante la filmación, y debido a la apretada agenda que tenían, no pudo convivir mucho con los otros niños de la película, Noah Hathaway (quien interpretó a Atreyu) y Barret Oliver (Bastien), más allá del tiempo de rodaje y promoción.

Estrella del pop en ciernes

Debido a que la novela de Michael Ende de la que se adaptó la película era muy popular en Alemania, los actores fueron enviados a varios programas de entrevistas alemanes para promover el proyecto. Durante una de esas apariciones, los anfitriones le preguntaron a Stronach si había aprendido alemán durante su estadía. “Dije: no sé alemán, pero sí me sé la canción ’99 Luftballons’, y la canté para ellos”.

Al día siguiente, un productor musical alemán se puso en contacto con ella para ofrecerle un contrato de grabación. Esto resultó en un LP de canciones pop pegadizas y el clip anterior de “Fairy Queen”, que cuenta con algunos de los motivos característicos de The NeverEnding Story y muestra a Stronach saltando jubilosamente al ritmo de acordes típicamente ochenteros, mientras convierte a un vagabundo en un millonario y a un pájaro en un pez.

“No soy Lolita”

Una vez finalizada la filmación, Stronach regresó a la escuela y su vida reanudó su curso normal. De hecho, después del estreno de la película el verano siguiente, su rutina no cambió. En el mundo previo al internet y las redes sociales, el único tipo de exposición pública que ella tenía era su actuación en pantalla. Sin embargo, hubo hombres adultos que se las arreglaron para encontrar su dirección y acampar fuera de la casa de sus padres en el norte de California con la esperanza de poder verla. Un alemán le envió por correo un anillo de compromiso. Incluso, hubo productores que tocaron a su puerta con el ofrecimiento de películas con escenas de desnudos. “Me negué”, dijo. “No soy Lolita”.

Sus padres, completamente ajenos a la industria, no pudieron ayudarla a sortear las complejidades del mundo del espectáculo y tomaron la decisión de poner fin a su carrera como actriz profesional. “En conclusión, mis padres no estaban preparados para ser mis representantes. No lo hacíamos por el dinero, y ciertamente tampoco por la fama”, dice Stronach. “Creo que si me hubiera mudado a Los Ángeles y ellos hubieran decidido ayudarme a buscar proyectos, podríamos haber encontrado algunos. Pero simplemente no era un paso que quisiéramos dar como familia”.

Cambio de carrera

Después de la preparatoria, Stronach decidió mudarse a la ciudad de Nueva York para convertirse en bailarina profesional, lo que vio como un medio para poder actuar sin las presiones de la fama. “No mencioné The NeverEnding Story en mi currículum”, dice. “Era una bailarina. No me pareció relevante, se trataba de una categoría diferente”.

Pasó las siguientes dos décadas bailando y actuando en la ciudad de Nueva York. Se convirtió en la directora de su propia compañía, fue profesora de danza en Marymount Manhattan College y ahora también enseña yoga. “Tenía muchas ganas de definir por mí misma qué es valioso, qué es el éxito artístico y cuál es la naturaleza de las historias que quería contar”, dice. “Participé constantemente en obras teatrales en Nueva York, por lo que en realidad nunca dejé de actuar. Simplemente me cambié al teatro”.

La película “Man & Witch”

Después de jurar que nunca saldría con un actor, Stronach conoció por medio del teatro a quien es su esposo, el actor y escritor Greg Steinbruner. En 2011, después del nacimiento de su hija Maya Steinbruner, Stronach buscó la manera de reconciliar sus inquietudes creativas y la maternidad. “Vivimos en una sociedad que a menudo le pide a las mujeres trabajadoras que finjan que no son madres. Creo que es algo doloroso y cruel”, dijo.

Inspirados por actrices que se convirtieron en productoras como Reese Witherspoon y Robin Wright, Stronach y Steinbruner decidieron lanzar The Paper Canoe Company, una compañía de contenido infantil dedicada al teatro, el cine y la educación para niños. “Creo que el feminismo está en constante evolución y nadie sabe realmente lo que es”, continúa. “Pero me pareció importante tomar una postura y decir, ‘Estoy haciendo de mi condición de madre una parte importante del tipo de historias que desarrollo”.

Cuando la tercera temporada de Stranger Things terminó con una versión a capela del tema principal de The NeverEnding Story, Stronach se dio cuenta de que el amor por esta película y las viejas historias de fantasía en general aún es fuerte. Así que ella y su esposo se embarcaron en la creación de una nueva película de fantasía llamada Man & Witch. En ella, Stronach comparte el cartel con su esposo y su hija Maya. “Es una película moderna en el sentido de que no estamos tratando de que parezca una película de los 80. No será granulada ni saldrá en VHS. Se trata más acerca de retomar los elementos narrativos”, explica. “No es cínica. Es una historia conmovedora”.

Ahora, a los 48 años, el círculo se ha completado para Stronach, quien consiguiera el papel de su vida a los 10 años pero ha decidido embarcarse en su propia búsqueda de la felicidad y el éxito, independientemente de su historia de origen. Ella y su familia todavía viven en la ciudad de Nueva York, y cuando no había pandemia, se reunía a menudo con su ex colega Noah Hathaway para recordar ese decisivo verano en que filmó The NeverEnding Story.

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