Este artículo fue publicado originalmente en VICE Sports UK.
Comencé a ver la NFL cuando trabajaba en una cantina, en esos tiempos cuando el Canal 5 transmitía deportes estadounidenses por la noche. Llegaba a casa justo cuando empezaba, y prefería ver los partidos en lugar de la basura de programación de otros canales. Me atrajo y desde entonces he pasado los últimos 10 años o más despierto hasta tarde varias noches a la semana para ver los partidos.
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En ese tiempo se sentía como si formara parte de un pequeño club. Cuando veías los juegos, la cobertura era más un show que una transmisión deportiva. Mike Carlson y quien sea que era su compañero, casi siempre Nat Coombs, se apoderaban de un set desierto de noticias y se la pasaban divirtiéndose: hablando del deporte en general, leyendo emails, contando historias y chistes. El ambiente era único, como si estuviera echando relajo y viendo el juego con ellos. Eso me agradó, y sin duda a muchos otros también.
Estoy hablando de una época donde si tratabas de hablar con la gente sobre futbol americano, o tenías las ganas de verlo, se te quedaban viendo raro porque te gustaba “esa porquería estadounidense”. Recuerdo haber pedido que pusieran los juegos del Día de Acción de Gracias en una cantina una vez y encontrarme con mucha oposición, a pesar de que en la televisión solo estaba pasando un resumen de noticias deportivas.
Y aquí seguimos: tres juegos al año en Wembley, se habla de traer una franquicia al Reino Unido, y todos los juegos están disponibles en alta definición. Vaya que los tiempos han cambiado.
No ha sido un fácil recorrido. Por ejemplo, para los juegos en la noche ha sido muy difícil encontrar a alguien que los transmita. Es parte del camino inusual que la NFL a seguido en el Reino Unido: impulsa los partidos en Wembley porque la liga trata de aumentar su perfil, pero al mismo tiempo no hay acuerdos televisivos para los encuentros de la noche. La liga llena todo Wembley, pero parece no importarle que los juegos más atractivos no pasan por tele.
La cobertura sigue sin ser perfecta. Sky Sports presume de sus transmisiones de tres partidos en vivo, pero aún así todo mundo se va a casa antes del último juego, y se la pasan poniendo la misma fastidiosa promoción de vídeos durante las pausas. Es triste, especialmente cuando recuerdas que las excelentes transmisiones por la noche fue lo que atrajo a tantas personas desde el principio.
Sin embargo, en general los fans británicos de la NFL viven en una era dorada. Me atrevo a decirlo, la cobertura de este deporte es mejor que la de Estados Unidos. Viví allá por unos años, y puedo decir sin temor que a pesar de los pocos medios que cubren la NFL, lo que a nosotros nos llega es más espectacular.
El problema con la cobertura estadounidense, en especial para nosotros los británicos estoicos, es que se enfoca en solo dos cosas: en las opiniones del club de chicos viejos, y en historias irrelevantes.
Todas las transmisoras de EE.UU tienen un panel de cinco o seis famosos ex jugadores y entrenadores que se la pasan discutiendo sus opiniones sobre el juego en cuestión. Hay muy poco análisis profundo y serio; la mayoría son comentarios aventados al aire, reacciones emocionales, y frases echas. Obviamente, se trata de jugadores y entrenadores experimentados, ganadores del Super Bowl; saben de lo que hablan e investigan antes de salir al aire. Sin embargo, todo lo que se presenta a la audiencia son narrativas sentimentales y jugadas emocionantes. En palabras más rimbombantes, se basan mucho en el pathos y ethos sin pensar en el logos.
En cambio, la cobertura británica tiene logos de sobra.
El futbol americano es tal vez el deporte más táctico del mundo, e incluso el libro de jugadas más modesto es del tamaño de una directorio telefónico. Sky Sports hace una gran labor al utilizar el tiempo para profundizar sobre el aspecto táctico del juego. Parecido a lo que Gary Neville y Jamie Carragher hacen durante la cobertura de la Premier League, Neil Reynolds y Shaun Gayle hacen maravillas desmenuzando el juego para ofrecer profundidad y educar a los fans sobre lo que está ocurriendo.
La BBC intenta unirse cuando transmite los partidos, pero al igual que los comentaristas de la Fórmula 1 solo hablan de los básico durante el fin de semana del Grand Prix Británico, la mayoría de su cobertura se enfoca en explicarle a los televidentes lo que está pasando. De vez en cuando, ponen al dúo Coombs/Carlson y logran rendir un buen tributo a los años alegres de antaño de la NFL en la televisión británica.
Uno de los defectos que las transmisoras en el Reino Unido han logrando evitar es la penosa cobertura que puede resultar de la discusión de un deporte complejo y desconocido. Cualquiera que haya visto un partido de futbol en Estados Unidos sabe a lo que me refiero: hay un exceso de entusiasmo en los necios comentarios aventados al aire. Por supuesto, también ha habido unos cuantos británicos que se han equivocado al hablar de futbol americano. Los televidentes de Sky Spors recordarán los torpes comentarios de Nick Halling.
En general el futbol americano está bien presentado. Esto demuestra lo lejos que ha llegado. De un deporte que te hacía recibir miradas extrañas, a juegos totalmente vendidos en Wembley, y un arraigo que está prosperando. El futbol americano ha ido de tener una pequeña fanaticada a ser la cúspide de lo mainstream.
Aún así, sin querer sonar como un hipster de deportes, echo de menos el aspecto de extrañeza del futbol americano. Había algo emocionante por sentirte parte de una pequeña banda de trasnochadores, con terribles decisiones de vida por no dormir suficiente y preferir ver los partidos.
Cuando terminaba el último juego, el show seguía al aire mientras Carlson y Coombs hablaban de sus momentos más destacados cubriendo la NFL, aquellos recuerdos que la audiencia experimentó con ellos. El final de la era de la cobertura de media noche de la NFL siguió el camino de la NHL, MLB, y NBA al ser reemplazada por basura al estilo de súper casinos.
Hubo un punto de transición mientras más juegos pasaban por Sky Sports. Hay una mejor cobertura que en el pasado, pero al mismo tiempo ha cambiado lo que es ser un fan de la NFL en el Reino Unido. Al igual que los deportes se hacen más populares aquí, su fanaticada hace lo mismo.
Por el momento, me parece que la transición es lo que define a un fanático británico de la NFL: perder tu club de guerreros trasnochadores al mismo tiempo que tu deporte gana más popularidad. Es el progreso que este deporte necesita; no puedo esperar a verlo. Pero eso no significa que no extrañe los viejos tiempos.