¿Qué se siente tener sexo bajo la influencia de psicodélicos?

La primera vez que me di un viaje, un par de amigos y yo compartimos una bolsa de hongos en Venice Beach. Era principios de enero y hasta en el sur de California hacía frío. “Estoy temblando, pero no soy yo”, dijo una versión mía de 18 años entre dientes que castañeteaban, con la consciencia fuera de mi cuerpo. Nos dirigimos al círculo de tambores y nos sentamos a la orilla del mar a ver el atardecer. Me acuerdo que sentía cada grano de arena que pasaba entre mis dedos y caía por mis pies como si hubiera acabado de nacer y estuviera descubriendo la arena por primera vez. Todo lo mundano de repente se sentía tan nuevo, bautizado por un toque de magia.

Dios mío, si la arena se sentía así de bien, ¿cómo se sentiría coger? Si soy honesta, nunca he tenido un trip tan bueno como el primero y nunca he cogido en hongos. Pero he aprendido a lo largo de los años que con quién te das el trip es igual de importante que tu estado mental y tu entorno. Entonces, llámenme conservadora, pero a quién te coges cuando te metes hongos es algo serio y es una decisión que deberías tomar con mucha consideración.

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Habiendo dicho esto, como suele pasar en la vida, no todo va como estaba planeado; por lo menos no para las personas que entrevisté para este artículo. Desde la pareja de hace muchos años que se comprometió un par de meses después de tener sexo psicodélico en una tienda de campaña una noche lluviosa (uno dice que sus visuales llegaron a su máximo punto durante el clímax), hasta la pareja que estaba viajando por Tailandia y se metió hongos y cogieron después de menos de 17 horas de conocerse, todos tienen una tolerancia diferente para cuándo, dónde, y con quién pueden tener un viaje de hongos (y ligar). Una de mis fuentes dice que coger en hongos es una experiencia “transcendente”, pero advierte que hay que ser cautelosos. “Puede hacer que te enamores antes de que estés listo”.

“El sexo, como todo lo demás en psicodélicos, se amplifica”, dice Neal Goldsmith, un psicólogo que vive en Nueva York y autor de Psychedelic Healing. “Los psicodélicos aumentan lo que ya está ahí, te ponen en contacto con la realidad con mayor claridad e intensidad que lo que normalmente experimentas”. Ya que, nos dice, “el sexo es tan diferente de la vida cotidiana, como ir a la tienda”, o hacer castillos de arena para el caso, el sexo psicodélico puede ser muy “emocional, visceral, hormonal o psicológico”.


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“Nunca sabes qué esperar cuando estás en un viaje”, agrega Goldsmith. “Eso es parte de la experiencia en general: entregarse, estar abierto, tener una actitud de aceptación y una actitud filosófica hacia los eventos que pueden llegar”. Un minuto puedes sentir plena felicidad y al siguiente todo puede cambiar, hasta por algo minúsculo.

“Matices en la voz o en la expresión pueden afectarte de una forma que no esperarías si tu mente o percepción no estuvieran en un estado exaltado. Claro, eso también puede ser una cosa muy positiva también”. nos cuenta. Aún así, para los novatos que están planeando tener sexo psicodélico, Goldsmith dice que sería mejor hacerlo “después del llegar al pico, cuando las cosas se han calmado un poco”.

Idealmente lo harías con alguien a quien le tienes confianza. Tomen estos dos ejemplos de las entrevistas que hice: el primero era una pareja, el segundo un ligue casual. Ambas parejas terminaron en ondas diferentes. En la pareja que llevaba tiempo, la mujer tuvo la “experiencia de su vida,” y su compañero estaba tan ansioso que tuvo un mal viaje. Aún así ambos dicen que fortaleció la relación.

Los casuales, por otro lado, tenían menos bases sobre las cuales relacionarse y resolver problemas. “Se la estuve chupando por un rato, es difícil decir cuánto tiempo porque estaba tripeando… y de la nada se empezó a incomodar porque según ella le estaba chupando el clítoris y lo mantenía en mi boca sin dejarlo salir”, me dijo un sujeto que desea permanecer anónimo porque el uso de drogas lo pondría en riesgo de perder su trabajo. “Parecía que algo le había recordado las malas emociones que sintió con un ex que había sido demasiado tosco y no le había hecho caso cuando le pedía que no fuera tan brusco”.

Los psicodélicos pueden ser una herramienta poderosa para desenterrar traumas, depresión, o ansiedad, y con suerte superarlos. Dependiendo de la dosis, ese clavado a tu psique puede ser muy revelador, pero es importante que tengas las herramientas para poder lidiar con ese tipo de verdad subconsciente. A menos que estés en una situación controlada, con un guía entrenado o con alguien con quien tengas confianza, es poco probable que puedas sanar ese trauma tan profundo.

Los psicodélicos más clásicos como los hongos o los ácidos aumentan tu sentido del tacto y son instrumentos valiosos para la introspección. Las sustancias como el MDMA, por otro lado, son menos variables y pueden ayudar a formar una conexión positiva con otras personas. Conocido más comúnmente como “Molly,” el MDMA promueve la generación de oxitocina y la prolactina, hormonas que se asocian con la confianza y la formación de vínculos, lo cual ayuda a pacientes que toman terapia de psicodélicos a discutir más abiertamente sus recuerdos dolorosos, añade Brad Bruge, director de comunicación estratégica en la Asociación Multidisciplinaria para los Estudios Psicodélicos. También reduce actividad en la amígdala cerebral, que regula el miedo y está sobreactiva en la gente con Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT).


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El MDMA también puede ayudar a una persona que ha sufrido un trauma sexual a sobreponerse al dolor de la experiencia, y finalmente poder practicar sexo sano, consensual y que puede disfrutarse. Pero hasta el MDMA puede dificultar el sexo en su uso casual, dice Goldsmith, ya que suele ser menos útil para la excitación y más como una “droga para abrazos.” Burge dice que no mide la satisfacción sexual en sus pruebas, por lo que ese elemento también le es un misterio.

Aunque otros psicodélicos podrían tener el potencial que el MDMA, en situaciones casuales, parece que son usadas menos para la excitación sexual ya que podrían desenterrar traumas pasados. “Aunque ambos tienen su tiempo y lugar, por lo general, preferiría ayudar a gente con problemas sexuales o TEPT con MDMA que con LSD”, aclaró Goldsmith.

Esta idea no necesariamente es nueva: Como el ya fallecido psicólogo y exprofesor de Harvard, Timothy Leary, dijo en una entrevista del 1966 para Playboy, “el LSD es el afrodisiaco más potente que el hombre haya descubierto”. Goldsmith agrega que, aunque los hongos suelen ser más “naturales y físicos”, el ácido es un poco más “clínico”. Aunque sea una cuestión de preferencia personal, es por esta razón que algunas personas escogen coger en hongos más que en LSD.

Ben Lawson, un “consejero tántrico” de Los Ángeles, está a favor de una sanación sexual ceremonial con medicina de hongos y frecuentemente incorpora los psicodélicos en su vida sexual. En su experiencia, los psicodélicos ayudan a la gente a que consiga una “mente clamada”. Recomienda empezar muy lentamente con pequeños incrementos, y añade que el sexo al aire libre, mientras estás en hongos, puede mejorar la experiencia.

Pero eso no significa que no haya riesgos. La intención es tan vital para tu seguridad como lo es el lugar, sin importar si estás tratando de curar un trauma sexual o conectar con algún ser querido. Lawson incluso sugiere que haya una tercera persona presente para que la persona que está tratando sus traumas o complejos sexuales pueda sentirse segura. Con las herramientas y las intenciones correctas, el sexo con psicodélicos puede ser muy sanador. “No es sólo una cogida por venirse, [o] una carrera hacia el orgasmo”.