Más allá de conseguir batir el récord Guinness de personas zurrándole al mismo tiempo a la app tratando de cazar criaturas virtuales (se dice más de 3.000 asistentes, aunque realmente parecieron muchos menos), la quedada Pokémon Go de la puerta del Sol de Madrid no tuvo mucha gracia.
A pesar de los rumores, Niantic (los creadores de la aplicación) decidieron no soltar ningún Pokémon Legendario que los adictos al juego esperaban pescar por primera vez en el centro madrileño. Ese supuesto reclamo que nunca llegó era el cebo real del evento y no los que Fever, organizadores de este tinglado, dispusieron en las pokeparadas para atraer bicheros.
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Si buscas “sol de justicia” en Google seguramente aparezca una de las fotos de este artículo o cualquier imagen atiborrada de adolescentes persiguiendo charmeleones a 40º a la sombra. La resistencia al calor de los muchachos solo se explica por haberse curtido durante semanas en el parque del Retiro, lugar en el que se reúnen a diario y dónde muchos siguieron la fiesta tras el encuentro. Lo de no interactuar entre ellos debe ser una técnica para que no se les fría el cerebro bajo las altas temperaturas, porque la mayoría limitaron su conversación al monólogo interior o a sus colegas, eso los más afortunados.
La lucha contra los elementos, una endeble conectividad, precaria cobertura y fallos de la propia aplicación, marcaron esta jornada de dos horas largas no-haciendo-nada en un entorno de perplejidad y puestos habilitados para cargar el móvil con cochecitos tunning y regletas, vendedores avispados de baterías portátiles, bolas do it yourself tejidas por la abuela, banderas ondeando, gorras pokemitas y aguilillas escapándose a las calles aledañas para llevarse el gato al agua.