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¿Quién es el malo? La mirada desde Teherán sobre política exterior

La motocicleta encadenada al árbol en frente de la casa de Mansoureh Karami parecía la típica que se utilizan para la entrega de comida rápida. Su marido, el científico nuclear Masoud Alimohammadi, arrancó su coche, se preparaba para su habitual trayecto hasta la Universidad de Teherán.

“En el momento de cerrar la puerta del coche oí el sonido de la explosión”, dijo Karami a VICE News. “Pensé que era un terremoto”.

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Según las investigaciones de la policía, los asesino colocaron una potente bomba en la motocicleta. La detonaron por control remoto. La explosión mató a Alimohammadi.

La explosión de enero de 2010 fue tan potente que dejó sin cristales las ventanas de varios edificios de alrededor, dijo Karami. “Cuando voy a trabajar a través de esa entrada, todavía siento la onda expansiva de la explosión en mi mente”.

Mansoureh Karami. Imagen por Reese Erlich

Alimohammadi fue uno de los cinco científicos nucleares iraníes asesinados en una guerra encubierta emprendida contra Irán por las potencias occidentales e Israel, según los expertos iraníes. De 2010 a 2012 las agencias de inteligencia occidentales también trataron de interrumpir el programa de energía nuclear de Irán a través de asesinatos selectivos y mediante la introducción de un virus informático llamado Stuxnet en las instalaciones nucleares de Irán.

Desde el punto de vista de Occidente, un agresivo Irán busca crear un Media Luna chiíta bajo su control, que se extienda desde el Líbano a través de Siria, Irak y Bahrein y Yemen.

Los EEUU, Gran Bretaña, Israel y otras potencias occidentales acusan a Irán de proporcionar armas al grupo libanés Hezbollah y al presidente sirio, Bashar al-Assad, de apoyar a los rebeldes huzíes en Yemen y de controlar algunas milicias chiíes en Irak.

Sin embargo, los iraníes entienden la situación en términos totalmente opuestos. Ellos son las víctimas y Occidente apoya el terrorismo. Como resultado de las guerras en Afganistán e Irak, los EEUU han situado tropas en los países fronterizos con Irán. EEUU apoya el ataque de Arabia Saudí contra los huzíes en Yemen.

De acuerdo con este punto de vista, Occidente ha sentado las bases para convertir a Siria en un estado fallido. Cualquier apoyo político o envío de armas de Irán es puramente en defensa propia, según fuentes iraníes.

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Y luego está la cuestión de los ataques dentro de Irán, como el asesinato de cinco científicos nucleares, incluyendo Alimohmmadi.

Las autoridades iraníes arrestaron, condenaron y ejecutaron a Majid Jamali Fashi por el asesinato de Alimohmmadi. Él confesó haber sido entrenado por el Mossad, la versión israelí de la CIA. Mientras que Irán ha forzado y coaccionado confesiones en muchos casos, esta admisión se consideró válida por parte de funcionarios de inteligencia occidentales que hablaron con la revista Time.

En su confesión, Fashi alegó que el Mossad lo entrenó con una réplica a escala real de la casa de Alimohammadi en Teherán.

Un manifestante iraní sostiene una pancarta delante de un cartel del presidente estadounidense, Barack Obama, durante una manifestación contra el Día de Al-Quds (Día de Jerusalén), en Teherán, Irán, 10 de julio de 2015. Imagen por Abedin Taherkenareh / EPA

Israel ha negado su participación en los crímenes. Commentary, una revista judía neoconservadora, especuló con el hecho que las autoridades iraníes podrían haber matado a los científicos debido a sus opiniones políticas disidentes. Un analista iraní-estadounidense respetado escribió que Alimohammadi pudo haber sido asesinado por el régimen, mientras que los otros científicos fueron asesinados por el Mossad.

La gran mayoría de los iraníes, sin embargo, creen que los gobiernos occidentales utilizaron tácticas terroristas para matar a los cinco científicos. “El OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica] transmitió la información a las agencias de inteligencia occidentales, y entonces, al menos una de ellas se lo pasó a los israelíes”, dijo Seyed Mohammad Marandi a VICE News. Marandi es profesor asistente en la Universidad de Teherán y formó parte de la delegación iraní en las negociaciones nucleares de Viena en julio.

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Irán tomó represalias por los asesinatos. En 2012 agentes iraníes fueron sospechosos de intentar atentar contra objetivos israelíes en Tailandia, Azerbaiyán, Singapur y Georgia. Un hombre en una motocicleta en Nueva Delhi colocó una bomba lapa en el coche de la esposa de un diplomático israelí en lo que parecía imitar ataques similares contra los científicos en Teherán.

Los líderes en Teherán quieren quieren que las potencias occidentales se tomen en serio la cuestión de la seguridad nacional de Irán. Marandi enumera tres elementos clave: la independencia, fronteras seguras y oposición al extremismo promovido por Arabia Saudí.

“Si estas tres cuestiones se abordan de una manera razonable, esta región podría ser normal”, dijo.

Professor Marandi. Imagen por Reese Erlich

Los críticos dicen que Irán quiere mucho más que esos objetivos bondadosos. En los primeros años después de 1979, Irán trató de extender su revolución a los países chiíes vecinos como Irak y Líbano. Irán asesinó líderes kurdos iraníes que vivían en Alemania en la década de 1990. Autoridades argentinas acusaron a Irán de organizar el atentado contra el centro comunitario judío en Buenos Aires en 1994. Irán lo niega.

Y, por supuesto, Occidente todavía ve a Irán como una amenaza potencial nuclear. Los líderes iraníes siempre han dicho que su enriquecimiento del uranio era para la producción de energía nuclear, no para fabricar bombas. Irán busca la autosuficiencia energética como un asunto de seguridad nacional.

De vuelta en la década de 1960 el gobierno del Shah Mohammad Reza predijo que Irán eventualmente agotaría sus reservas de petróleo y gas natural. Con el respaldo de Estados Unidos y Europa, Irán planeó construir 18 reactores nucleares. Sin embargo, las empresas nucleares occidentales se retiraron de Irán después de la revolución de 1979.

Marandi dice que Irán todavía se enfrenta a una escasez de energía y busca desarrollar energía nuclear, hidroeléctrica, eólica y solar. “Los iraníes sienten que deben ir más allá del petróleo y el gas, ya que se quedará atrás en los próximos años”, agregó.

Irán tiene un reactor nuclear en funcionamiento, Bushehr, situado a lo largo de la costa del Golfo Pérsico. El edificio fue construido por las empresas alemanas en la década de 1970, y más recientemente ha sido renovado por Rusia. Proporciona alrededor del 1,5 por ciento de la electricidad actual de Irán, según Marandi.

En la carrera por desarrollar la energía nuclear, ha habido poca discusión sobre sus riesgos ambientales y de seguridad. Los expertos occidentales han advertido que el viejo equipo y la falta de medidas de seguridad en Bushehr podría causar otro desastre como el de Chernobyl.

Marandi argumenta que la planta nuclear soviética de Chernóbil, que sufrió una explosión catastrófica en 1986, era un modelo antiguo. “La tecnología ahora utilizada por los rusos y los chinos es muy diferente de lo que era en el pasado”.

A diferencia de los problemas de seguridad, el coste del programa nuclear de Irán ha comenzado a generar controversia en el país. El gobierno no ha revelado los costes generales. Un estudio de RAND Corp estima que el programa nuclear de Irán costó 100 mil millones de dólares, incluyendo el impacto de las sanciones.

El coste del programa es “una gran discusión en este momento”, dijo Mehrdad Khadir a VICE News. Él es jefe de redacción de la revista semanal Omid Javan (Esperanza de la Juventud). “¿Cuánto dinero perdimos en los últimos 10 años?”

Recientemente hubo una sorprendente confesión de Abbas Araghchi, el jefe negociador nuclear de Irán en Viena. Él habló extraoficialmente a la República Islámica de Irán Boradcasting (IRIB) hace poco, pero sus comentarios fueron publicados en Internet antes de ser retirados a toda prisa.

“Siempre he dicho que si juzgamos nuestro programa nuclear en criterios puramente económicos, es una gran pérdida — lo que significa que si se calcula el costo de los productos, no tiene ningún sentido en absoluto”, dijo Araghchi. “Pero nosotros pagamos estos costes por nuestro honor, nuestra independencia y nuestro progreso … nuestro programa … será rentable en el tiempo”.

En este sentido, la política nuclear de Irán, Estados Unidos y otras potencias que negociaron el acuerdo de Viena tienen un parecido sorprendente. Con la excepción de Alemania, todos ellos mantienen o tratan de ampliar la generación de energía nuclear. Coste, seguridad y el impacto ambiental son preocupaciones secundarias.

La periodista Reese Erlich recibió una beca del Pulitzer Center sobre Crisis Reporting por su cobertura de Irán