El gobierno de Colombia y las FARC firman la paz... y ahora falta el referéndum

El presidente de Colombia y el líder del grupo rebelde más grande del país firmaron la tarde de este lunes los acuerdos de paz que pondrían fin a un largo conflicto de más de 50 años… si los colombianos votan a favor en un referéndum que se llevará a cabo el próximo domingo 2 de octubre.

El mandatario Juan Manuel Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Rodrigo Lodoño, mejor conocido por su alias Timochenko, sellaron el tratado de paz, luego de cuatro años de intensas negociaciones. Y lo signaron con plumas hechas con casquillos de bala.

Como testigos de honor estuvieron 15 presidentes de América Latina, así como el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, y el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, quienes se dieron cita en la ciudad de Cartagena.

Luego de que el presidente y el exlíder guerrillero firmaron la paz en un escenario revestido en blanco, Santos regaló a Timochenko un dije con la forma de una paloma blanca y se abrazaron.

"En nombre de las FARC, ofrezco perdón a todas las víctimas", dijo Timochenko en su discurso frente a una multitud —todos vestidos de blanco— que aplaudió su frase. "¡Que Dios bendiga a Colombia, se acabó la guerra! Estamos empezando a construir la paz".

"Hoy el mundo tiene una guerra menos. Y es la de Colombia", exclamó el presidente Santos en su intervención. "¡Cesó la horrible noche! ¡y llega el día con todas sus promesas!"

El acuerdo compromete a ambas partes a erradicar las minas antipersonales y la colaboración para hallar a miles de desaparecidos en la guerra civil, que dejó más de 200.000 asesinatos y millones de desplazados internos y hacia el extranjero.

También obliga a los aún 7.000 miembros de la FARC a entregar sus armas en los próximos seis meses. El armamento se fundirá y se usará para construir tres monumentos a la paz. Mientras eso sucede, los exguerrilleros intentarán convertir su movimiento en un partido político plenamente reconocido por la ley.

En su momento de mayor esplendor, las FARC pudieron convocar a más de 20.000 guerrilleros y controlar grandes porciones del territorio colombiano. Lo que comenzó hace medio siglo como un grupo que buscaba justicia social, terminó con un discurso retórico que chocaba con la realidad del reclutamiento de niños soldados, secuestros, extorsiones y el tráfico de cocaína.

Los tratados de paz han sido ampliamente festejados en muchos sectores, pero hay otro grupo que ha criticado que los verdaderos beneficiados sean criminales que ya no pagarán por sus delitos. Ese segundo grupo es el que saldrá el próximo domingo a intentar rechazar los acuerdos con su sufragio.

Y si bien varias casas encuestadoras pronostican que cerca del 67 por ciento de los colombianos podrían votar a favor de la paz, algunas otras mediciones pronostican un resultado apretado.

El presidente Santos ha advertido que el triunfo del "no" podría derivar en el regreso de un conflicto armado. Sin embargo, Timochenko ha dicho en días pasados a medios locales que, incluso si los acuerdos de paz no son ratificados por la población, no reviviría la guerrilla.

"Nadie debe dudar que entraremos a la política sin armas", dijo el exguerrillero. "Vamos a cumplir con el acuerdo y esperamos que también lo haga el gobierno".

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