vagina

Me operé los labios vaginales dos veces

En España estas operaciones no paran de crecer.
Alba Carreres
tal y como se lo contó a Alba Carreres
operacion labios vaginales
Ilustración por Teresa Cano

En España, casi 7000 mujeres se sometieron a una labioplastia en 2016, pero estos datos han ido creciendo con el tiempo y se calcula que ahora han crecido un 7 por ciento más como mínimo. Según la Sociedad Española de Ginecoestética y Cirugía Íntima, cada vez hay más mujeres que deciden realizarse un tratamiento de estética genital, aunque aseguran no tener datos estadísticos actuales. Elena forma parte de este creciente grupo.

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Me di cuenta de que mi vagina no era estéticamente bonita fijándome en la de otras mujeres. Soy esteticista y depilando a otras chicas fue como me empecé a fijar en los miles de distintos tipos de vaginas. Las hay más gruesas, más finitas, con más o menos pliegues, lisas o carnosas. Como es algo que veo a diario, empecé a comparar las de las clientas con la mía, que poco a poco empezó a parecerme desagradable a la vista. Incluso me molestaba al sentarme o al ponerme una braga más entradita. Sentía que no estaba cómoda con lo que tenía.

Eso me hizo pensar que, para mí, una vagina bonita era la que tenía "todo" metido dentro. Está claro que con la edad, los partos, los cambios de peso, etc., todo va cambiando. Los labios menores son como los pétalos de una rosa, con el tiempo se van abriendo y en algunos casos pueden ocasionar molestias varias, como me pasaba a mí. De hecho, técnicamente se considera que existe una hipertrofia de labios menores cuando la distancia desde la base del labio hasta el borde libre es mayor a 5 centímetros pudiendo alcanzar en algunos casos un tamaño superior a los 10 centímetros. En mi caso era algo más de 5 centímetros, pero tampoco era tan exagerado.


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Además, perdí bastante peso y mis labios vaginales quedaron así como deshinchados. Me dieron la opción de pincharme ácido hialurónico, pero la realidad es que tenía mucha cantidad de piel, demasiada como para que se solucionara solo de esta forma. Para mí tener la vagina como la tenía no me suponía para nada un trauma ni a la hora de tener relaciones sexuales ni tampoco al verlo yo. En alguna ocasión le había preguntado a mis parejas sexuales si les molestaba el exceso de piel de mis labios, pero al contrario, a mi pareja actual le horrorizaba que pasara por una intervención para extraerla.

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A pesar de eso y de aceptarme a mí misma, creía que si teniendo ese problema, podía solucionarlo, no había ninguna razón para no hacerlo. Pienso que si hay algo que te desagrada y tienes las capacidades y recursos para solucionarlo no hay nada que te impida a sentirte bien contigo misma. Porque al fin y al cabo lo hice por mí: pensé que si con una simple intervención podía sentirme más cómoda y me podía agradar más a la vista, me lo hacía y punto. Además, ya había pasado por el quirófano: me he operado los pechos y las orejas (las tenía un poco de soplillo), así que pasar por una intervención más no me causaba ningún temor.

Empecé a investigar y al final decidí hacerlo mediante cirugía láser. Duró aproximadamente una hora.

Me lo hice un viernes y a los dos días fui a trabajar. Tenía tanta cantidad de piel que acabé con 25 puntos por labio. Recuerdo que se me hinchó mucho y hasta se me puso morado. Aquella primera vez se me infectó uno de los puntos. Aún no acabo de entender muy bien por qué, pero me dieron homeopatía para bajar la inflamación. Eso hizo empeorar aún más las cosas. Ya os podéis imaginar.

Cuando me lo vi después de la operación, ya en condiciones normales, no me acabó de gustar lo que vi. Soy muy exigente y realmente me esperaba que me lo dejarían más cerrado. Se ve que a la hora de poner anestesia en este tipo de zonas la piel se contrae, por lo que no se acaba de ver cuánta piel exactamente se está extrayendo.

No contenta con el resultado, quise pasar por el quirófano una segunda vez. La segunda intervención fue seis semanas después, cuando ya se había pasado el hinchazón. Aquella vez ya sabía lo que me esperaba y los resultados fueron los esperados.

Durante todo ese proceso me di cuenta del desconocimiento general que hay sobre la estética vaginal y genital. A pesar de que cada vez hay más personas que deciden hacerse una labioplastia o un blanqueamiento genital, poca gente suele contarlo a cara descubierta, creo que por vergüenza o miedo a ser juzgados. Creo que es un tema bastante tabú hoy en día.

Cuando le explico a la gente que me he operado del coño hay personas que se sorprenden. Suelo enseñar las fotos del antes y después sin problema y con orgullo a los que me las piden. No es algo de lo que me tenga que esconder, al contrario. Estoy orgullosa de todas las operaciones estéticas que me he hecho hasta el momento y me las volvería a hacer de cabeza. Ésta es mi experiencia personal, eso sí, siempre he defendido que cada una lleve el coño como lo quiera, porque al final por algo es nuestro coño.