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Europa

Italia sigue repatriando ilegalmente a migrantes menores que llegan a sus costas

En los últimos días, las costas italianas han vuelto a ser desbordadas por la llegada de migrantes procedentes de las costas de África. Un nuevo informe señala que el número de menores que llegan solos hasta las costas europeas se ha triplicado.
Bambini nel campo profughi di Idomeni, Grecia. [Foto di Mario Fornasari via Flickr]
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Las costas de Italia vuelven a estar desbordadas por la llegada de migrantes. La Guarda Costera transalpina ha informado que solo en 4 días y hasta el miércoles habría rescatado a 6.500 personas que viajaban a la deriva por el canal de Sicilia. De momento las cifras de este año igualan a las del año pasado, cuando la llegada de botes provenientes de las costas de África alcanzó cifras de récord.

Si bien la llegada de migrantes se mantiene en cifras igual de preocupantes que el año pasado, lo cierto es que en 2016 lo más alarmante es el aumento del número de menores que están alcanzando solos las costas de Italia.

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Según el informe de la organización ANCI-Cittalia el número de menores que viajan sin acompañamiento se habría triplicado en los que va de año y se ha pasado de los 4.588 que llegaron entre 2010 y 2014 a los 13.500 del último año y medio.

Según el estudio, el 96 por ciento de los menores que han sido absorbidos por el sistema de acogida de menores italiano serían niños. En 2014, el 80 por ciento de estos eran jóvenes masculinos de entre 16 y 17 años de edad. Igualmente, se ha concluido que el 53,4 por ciento de los menores no acompañados que están alcanzando las costas sureñas del país transalpino proceden, fundamentalmente, de cuatro países: Egipto, Bangladesh, Gambia y Albania.

El ministerio de Trabajo y Política Social de Italia ha confirmado la tendencia apuntada por el informe elaborado por ANCI-Cittalia. Según los datos del ministerio, en los primeros cuatro meses de este año se habrían acogido a 11.648 menores no acompañados.

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"Entrar en Europa es cada vez más complicado, lo cual nos hace pensar que el vertiginoso crecimiento del número de menores no acompañados registrado es aun más preocupante", declaró Luca Attanasio a VICE News, durante el pasado mes de febrero. Attanasio es periodista y autor del libro Il Bagaglio (El equipaje), una narración construida a partir del seguimiento de 30 menores que llegaron solos a Italia.

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"Si una familia tiene que invertir dinero para enviar a alguno de sus miembros a Europa, que por lo general es una cantidad muy elevada, lo normal es que apuesten por enviar al miembro más joven, pues es el que más posibilidades tiene de ser acogido si sobrevive a un viaje que es de todo, menos seguro. Eso explicaría el brutal aumento del número de menores que viajan solos".

Igualmente se sabe que los índices de menores que viajen solos que terminen absorbidos por redes de traficantes es relativamente bajo. En 2014 fueron 51 los desafortunados, una cifra que apenas significa el 0,4 por ciento de todos los embarcados. Ese 0,4 por ciento sería una cifra básicamente integrada por niñas, en su mayoría nigerianas, que han caído en redes de explotación sexual, probablemente en su país de origen, y no mientras viajaban.

El problema, sin embargo, es que se conocen las cifras de los niños y niñas denunciados, pero se teme que los casos que no han sido advertidos podrían ser muchísimos más.

'Simplemente me dijeron que me tenía que volver'.

La organización humanitaria Human Rights Watch denunció la semana pasada que las autoridades italianas estarían gestionando de manera sistemáticamente negligente el registro de los menores migrantes provenientes de las costas de Grecia a su llegada al Adriático. Los carabinieri estarían omitiendo detalles clave en sus registros, como la edad de los pequeños o si estarían requiriendo, o no, la protección internacional.

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En el año 2013 Human Rights Watch ya publicó un informe en que denunciaba la repatriación de niños que no tendrían más de 13 años, y de la existencia de muchos menores solicitantes de asilo que habrían llegado al país transalpino escondidos en los bajos de camiones que llegaban en ferry provenientes de Grecia.

La organización humanitaria ha denunciado los casos de al menos 29 niños que habrían sido repatriados, a menudo sin siquiera haber sido sometidos a un reconocimiento médico exhaustivo para determinar su estado de salud o su edad. Y mucho menos sin merecer la evaluación necesaria que debe considerar hasta qué punto es un riesgo para sus vidas repatriarlos.

"A mí me pidieron el pasaporte, en el que probé que era menor de 18 años. Claro que a los carabinieri eso les dio igual. Simplemente me dijeron que me tenía que volver", denunció a Human Rights Watch un joven kurdo de 17 años, procedente de Irak. Era uno de los 18 migrantes desesperados que recorrieron el trayecto de Grecia a Italia metidos en los bajos de un camión.

Los menores son repatriados sin siquiera evaluar si eso pone en riesgo sus vidas

La ley italiana no deja lugar a dudas: los menores no acompañados no pueden ser expulsados, a no ser que constituyan una amenaza para la seguridad del Estado o el orden público —en cuyo caso la repatriación deberá de ser siempre promulgada por el tribunal de menores pertinente.

La única forma de repatriación de menores contemplada en el articulado italiano es la llamada "repatriación asistida". Claro que esta solo se lleva a cabo cuando la solución en cuestión resulte beneficiosa para el menor y para su familia. Además, dicha repatriación solo será procedente después de que se haya iniciado la investigación pertinente al respecto en el país de procedencia del niño, para determinar las condiciones de las que huía y a las que podría regresar.

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De tal manera, las repatriaciones forzosas denunciadas por Human Rights Watch serían no solo ilegales a la luz de la ley italiana, sino que constituyen también una violación de la ley internacional.

En octubre de 2014 el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos dictaminó que las repatriaciones forzosas orquestadas desde Grecia e Italia son ilegítimas debido a que "violan la prohibición expresa de las repatriaciones colectivas o indiscriminadas. De igual modo, constituyen un atropello legal puesto que repatriar a alguien que ha solicitado asilo es una temeridad, debido a que a menudo implica devolver al solicitante a un país que no se considera seguro, y se le deja expuesto a padecer un trato inhumano o degradante.

A pesar del fallo del tribunal italiano, lo cierto es que la ley sigue siendo violada de manera sistemática, una complicación añadida a las dificultades registradas en el sistema de acogida de los menores y del registro de su edad real en el momento de alcanzar las costas italianas.

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La propia ANCI ha señalado en la introducción de su devastador informe que la identificación de los menores y la determinación de su edad se estaría haciendo de manera negligente.

La ley determina igualmente que en caso de duda sobre la edad del recién o de la recién llegada habrá que concluir siempre que se trata de un o de una menor. Sin embargo, la legislación no detalla cuál deberá de ser el método adecuado a seguir para determinar la edad del menor, ni en base a qué principios se hará y mucho menos cuál es el margen de error de los test de edad que efectúa regularmente la policía.

"Se trata de una evaluación que a menudo se realiza sin los métodos adecuados, y que varía según el caso", ha comentado Attanasio. "Por supuesto que se trata de una evaluación difícil, no voy a ser yo quien diga si es fácil o no determinar la edad de un niño, pero existen organizaciones como Save the Children que están llevando a cabo un proyecto de ley que defiende que se aplique una regulación inclusiva y de flexibilidad hasta los 19 años. De tal manera, cuando se sospeche que alguien tiene 17 años y 10 meses o 18 años y dos meses, de acuerdo con el proyecto de ley, debería de ser acogido".

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