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Dinero

Trucos extremos para ahorrar dinero

Desde lavar el papel de cocina usado hasta hacer un viaje al vertedero para encontrar un colchón nuevo: estas son formas un poco vergonzosas, pero muy astutas, de evitar gastar siquiera un céntimo más de lo necesario.
Sneaking outside snack into a movie theater.
Illustration by Xavier Lalanne-Tauzia

En un esfuerzo por tener un par de euros extra en el bolsillo, todos tenemos ciertas costumbres ahorrativas por las que nuestros amigos y familia nos critican. Pueden ser pequeñas cosas, como llevarte un par de sobres de salsa del Taco Bell, o actos menos sutiles como llenarte los bolsillos de alitas de pollo en el bufé del chino para tener comida para más tarde. De cualquier manera, cuando tienes un presupuesto ajustado, estos pequeños hábitos se convierten precisamente en eso: en hábitos.

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Ni siquiera lo haces de forma consciente. Así que cuando el camarero te mira raro por llevarte las servilletas de la mesa, estás igual de desconcertado que ellos, porque para ti ¡son servilletas gratis!


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Puede que pienses que tus costumbres ahorrativas son raras o vergonzosas, pero te sorprendería la cantidad de gente que, o bien hace lo mismo que tú, o bien lo llevan aún más lejos. A continuación encontrarás las confesiones de gente normal que pone en práctica trucos para ahorrar para poder guardar algo de dinero en el banco:

1. “Cuando voy al cine, nunca compro comida porque es muy cara, así que hago palomitas es casa y voy a la tienda de la esquina a comprar chucherías. Lo escondo todo en el bolso y nunca se dan cuenta”. —Anna, consejera de admisiones de una universidad

2. “Reutilizo las bolsitas de té dos o tres veces”. —Freddy, ayudante ejecutivo

3. “Abro el limpiador de la cara y la crema hidratante con unas tijeras para aprovechar hasta la última gota. Esos botes valen una pasta”. —Kara, escritora

4. “(Compra) carne en el mercado el domingo por la noche. Suelen acumularla antes del fin de semana, pero el domingo todo el mundo ya ha comprado lo que necesita para sus barbacoas y demás, así que lo que quedan tienen que venderlo y lo rebajan bastante”. —Dennis, ejecutivo de la industria del automóvil

5. “Pide las herramientas a tus vecinos en vez de comprarlas (taladro, rastrillo, cables puente, desatascador); cuantos más vecinos conozcas, más herramientas tendrás”. —Eddie, artista y profesor

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6. “Mi hija quería una casa de muñecas carísima por Navidad el año pasado y a mi mujer la acababan de despedir y no podíamos permitírnosla. No quería decepcionarla, así que construí una casa de muñecas de cero; cogí una caja vieja de un metro y medio de alto y con el contrachapado que tenía por casa hice los suelos y las divisiones de las habitaciones. Compré cartulina para forrar las paredes. Le encantó y sigue jugando con ella”. —Felix, encargado de mantenimiento

7. “Guarda el agua de lavar la fruta o el arroz y úsala para regar las plantas”. —Nicole, escritora

8. “Me corta el pelo mi mujer; a veces los niños se bañan con la misma agua que yo; puedo conducir cuatro horas hasta otro aeropuerto si el billete es más barato; apenas como fuera, pero si lo hago, pido comida para llevar, sea el restaurante que sea, para evitar el 20 por ciento de propina”. —@dewangibson

9. "Cuando voy a Sephora, en vez de comprar maquillaje nuevo, me hago con un montón de muestras gratuitas. Me llevo muestras de base de maquillaje, iluminador y cualquier otro producto en formato líquido o polvo, incluida la crema hidratante”. —Lisa, estudiante

10. "Mi suegra se niega a comprar una cafetera, así que hace el café con un filtro de café y papel de cocina. Envuelve el papel de cocina alrededor del filtro, mete granos de café dentro, pone una taza debajo del filtro y echa agua hirviendo en el filtro para que el café caiga en la taza”. —Sabrina, madre y ama de casa

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11. “Llevo una botella de plástico vacía al gimnasio y la lleno del jabón de manos del vestuario. Me ahorro dinero en jabón y además me encanta el olor”. Edith, jubilada

12. “Cuando viajo llevo una botella de agua vacía, la lleno después de pasar el control y llevo conmigo Kool-Aid o bebidas en polvo; lo hice cuando fuimos a Disney World y me evité comprar un montón de bebidas para los niños”. —Laura, analista de mantenimiento de sistemas

13. “NUNCA compro agua. Para ahorrar y por una cuestión de conciencia medioambiental”. — Unmesh, escritor

14. “En vez de comprar tuppers de plástico, reutilizo las tarrinas de helado o de mantequilla como almacenaje”. —Madison, estudiante

15. “Lavo las bolsas con autocierre para reutilizarlas. Solo las tiro cuando ya no se pueden salvar”. —Diana, contable

16. “Mi amigo Jay y yo, cuando salíamos de fiesta, solíamos esconder los abrigos en un callejón cerca de la discoteca en vez de pagar el euro que costaba el guardarropa”. —Alec, escritor

17. “Mis gatos necesitan estar entretenidos en todo momento, así que en vez de comprar juguetes caros, los hago yo misma con cajas de cartón y rollos de papel higiénico. No parece que les importe”. —Kate, recepcionista

18. “Cuando estaba en la universidad, cogía los rollos de papel higiénico de las zonas comunes de la residencia y me los llevaba a mi apartamento. Odiaba pagar por papel higiénico”. —Justin, cajero

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19. “He pasado días comiendo exclusivamente en las salas vip de los aeropuertos. Dando un uso imaginativo a los vasos de papel, he llegado a preparar tres e incluso cuatro comidas. También he salido de una escala larga con la mochila llena de fruta”. —Denver, escritor

20. “Si quiero pedir comida para llevar, lo hago por UberEats en vez de llamar directamente al restaurante para ahorrarme la propina. Nunca te toca el mismo repartidor, así que no sabrán que eres la persona que no da propinas”. —Josh, vendedor

21. "En vez de pedir comida o hacer la compra, cojo lo que haya en el frigorífico y lo convierto en la comida. ¿Hay arroz? ¿Hay huevos? ¿Hay un sobre de kétchup? Pues huevos con arroz y kétchup”. —Lynell, estudiante

22. "Cuando voy a la compra siempre elijo marcas blancas. Mis hijos no saben que están comiendo cereales sin marca”. —Tamika, cuidadora

23. “Aunque de niña lo odiaba, ahora lo hago. Mi madre siempre reutilizaba las bolsas de los bocadillos y el papel de aluminio. Esto último es lo que más odiaba, porque nos reñía por haberlo tirado en vez de llevarlo a casa en la fiambrera. Bueno, que yo ahora hago lo mismo. Por una cuestión medioambiental”. Desa, periodista

24. “Cuando se me empieza a acabar el gel, el champú o el acondicionador, le echo agua para que dure más”. —Stephanie, trabajadora de un supermercado

25. "La versión “espumosa” del jabón para lavavajillas es en realidad una disolución 32:1 del producto en su versión normal que te venden en un dispensador que ayuda a que haga espuma. Pero te cobran lo mismo que por el producto concentrado. Compra uno de esos dispensadores de espuma y la próxima vez rellénalo con tu propia disolución del producto concentrado”. —Michael, ejecutivo de la industria tecnológica

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26. “Intentamos comprar artículos no perecederos que tengan descuento: papel higiénico, papel de cocina, artículos de limpieza, incluido el detergente… Si está rebajado, cómpralo”. —Hemalee, abogado

27. "Los últimos cuatro años mis trastos —como cosas para ir de acampada o la decoración de Navidad— están almacenados en el ático de una amiga, así no tengo que pagar por un trastero. ¡Gracias, Maryanne!”. —Anita, editora

28. "Mi forma de ahorrar dinero es no comprar libros a no ser que sean guías de viaje o un libro de consulta. Voy a la biblioteca. He llegado a sacar libros de cocina y a copiar las recetas que quiero probar”. —Laura, científica

29. "Odio comprar libros de texto y, aunque sea más barato, también odio alquilarlos. En vez de eso, cada semestre saco a relucir mi sonrisa de un millón de euros y le pido a un compañero que me deje fotocopiar el suyo o los capítulos que me tengo que leer. Siempre funciona”. —Tymel, estudiante

30. "Sacarme el carné de la biblioteca me descubrió un mundo nuevo en cuanto al contenido digital al que puedes acceder. Puedes descargarte un montón de cosas, como audiolibros, discos, etc.”. —Mike, editor

31. "Me gusta leer, pero comprar libros no tanto, básicamente porque solo me lo voy a leer una vez, así que a veces voy a una librería a leer las novedades sin comprar nada”. —Charmane, estudiante

32. “Nunca compro tarjetas de felicitación porque son ridículamente caras. Compro un paquete de tarjetas blancas y las uso para todo”. —Rachel, editora

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33. “Compra servilletas de tela en vez de usar papel de cocina”. —Beckett, escritor

34. “Si el papel de cocina no está muy sucio, lo lavo y lo pongo a secar para poder reutilizarlo”. —Maritza, cuidadora

35. “Cuando tengo que ir a un evento especial, como una boda o una graduación, me compró un conjunto, dejo las etiquetas y lo devuelvo después de habérmelo puesto. Solo hay que asegurarse de no manchar la ropa”. Edmee, encargada de nóminas

36. “La ropa hoy en día es muy cara, pero necesito alimentar mi adicción a las compras, así que suelo ir a tiendas de segunda mano. Compro toda mi ropa por dos duros”. —Nicolette, auxiliar de edición

37. "Guardo toda la ropa usada de mis hijos para evitar comprar ropa nueva a medida que van creciendo. Se lleva lo vintage, ¿no? —Sara, madre y ama de casa

38. “En mi edifico no está permitido tener lavadoras, así que tengo que pagar para usar la lavandería. Para evitar gastar dinero todas las semanas en hacer la colada, lavo ropa en el lavabo. No se queda tan bien como en la lavadora, pero sirve”. —Eddie, cajero de comida rápida

39. "Cuando nacieron mis hijos, usaba pañales de tela en vez de pañales normales que tienes que comprar constantemente. Solo tenía que lavarlos para poder reutilizarlos. Es barato y respetuoso con el medio ambiente”. —Rita, gerente de recursos humanos

40. “Mi madre nos cortaba el pelo a mi hermano y a mí para no tener que llevarnos a la peluquería. Fue mejorando con el tiempo, pero en un momento dado íbamos al colegio pareciendo dos idiotas. Por lo menos se ahorraba el dinero de la peluquería”. Ryan, especialista en atención al cliente

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41. “Solía gastar dos paquetes de gomas de pelo al mes porque siempre las perdía, así que en vez de comprar más, empecé a recogerme el pelo con cordones de zapatos. Nunca perdí un cordón”. —Noel, estudiante

42. “Hacer a mi vecino cortarme el pelo de la nuca y la espalda”. —@p1koh

43. “Abrir en canal el tubo de pasta de dientes”. —Peter, editor de sociedad

44. “Siempre que voy a un restaurante de comida rápida y me dan una bolsa llena de sobres de kétchup u otros condimentos, los guardo para usarlos en otro momento”. —Christian, cajero

45. “Me llevo el champú y el acondicionador de todos los hoteles en los que me quedo”. —Rachel, editora

46. “Cuando salgo a comer a una cafetería o a algún sitio similar, me llevo los sobres de azúcar sin que se den cuenta. No recuerdo cuándo fue la última vez que compré azúcar”. —Melanie, trabajadora social

47. “Aparcar a veinte minutos del concierto para ahorrarme tiempo y veinte euros porque la cola para salir del aparcamiento es superlarga”. María, asistente legal

48. “Paso la ITV del coche el primer día del mes un año y la vuelvo a pasar el primer día del mes posterior del año siguiente, así aguanto trece meses en vez de doce”. —Anónimo, editor en Nueva York

49. “Siempre estoy intentando arreglar el coche, pero las piezas son muy caras, así que suelo ir a chatarreros a ver si puedo encontrar piezas de coche más baratas”. —Max, lavaplatos

50. “La gente siempre deja muebles y cosas extrañas en el sótano de mi edificio. Si veo algo que está en buenas condiciones, me lo subo a casa. No se lo digáis a mi mujer pero nuestro sofá era de los vecinos”. —Lorenzo, trabajador sanitario

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