'¿Me dejas tocarlo?': el prejuicio contra el pelo natural de las mujeres negras
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Identidad

'¿Me dejas tocarlo?': el prejuicio contra el pelo natural de las mujeres negras

Investigadores del Perception Institute (Instituto de la percepción) desarrollaron el primer "Test de asociaciones implícitas con respecto al cabello" de la historia para medir si la gente siente inconscientemente prejuicios contra el cabello de las mujer

Antes de que le permitieran trabajar desde casa, Gloria ―que es administradora informática― afirma que con frecuencia se sentía "como un proyecto científico" cuando iba a la oficina. Siendo la única persona de color de su departamento, su cabello natural afro acaparaba más atención de la que le habría gustado. "Siempre tenía la sensación de destacar", afirma. "Siempre había alguien que se acercaba y me decía, '¿Cómo te haces ese peinado?', '¿Me dejas tocarlo?', o 'Oh, ahí viene Gloria, no podré ver en la reunión'".

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Aunque lidiaba de forma habitual con las microagresiones, Gloria afirma que también había gente de puestos más elevados que le decía que el modo en que se peinaba no era adecuado para el lugar de trabajo. Por ejemplo, dice que el gerente (un amigo de la infancia) que la contrató para el puesto que ocupa actualmente le preguntó si "iba a llevar el pelo así". Tras un breve intercambio en el que Gloria insistió en que "ese era el modo" en que ella llevaba el cabello, el gerente cambió de tema.

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Para mucha gente, y en especial para muchas mujeres no blancas, el cabello puede desempeñar un papel fundamental a la hora de formar su identidad. Cheryl Thompson, profesora en la Universidad de Toronto con amplia experiencia en cultura visual y políticas de identidad, escribió en 2009: "Para las chicas negras jóvenes, el cabello no es solo algo con lo que jugar a hacerse peinados, sino que también es algo repleto de mensajes y posee el poder de dictaminar el modo en que son tratadas por los demás y, a su vez, el modo en que se sienten consigo mismas".

Ese es en parte el motivo por el que Alexis McGill Johnson, directora ejecutiva y cofundadora del Perception Institute (un grupo de investigadores y defensores que emplea la ciencia psicológica para ayudar a reducir la discriminación y demás daños vinculados a la raza, el género y otras diferencias identitarias) y sus compañeros de investigación desarrollaron el primer "Test de asociaciones implícitas (TAI) con respecto al cabello" de la historia, que mide si los hombres y las mujeres sienten inconscientemente prejuicios contra el cabello natural de las mujeres negras o no. Los resultados de su estudio, para el que se encuestó el año pasado a más de 4.000 personas elegidas tanto de una muestra de ciudadanos norteamericanos como de una base de datos de suscriptores de una comunidad online sobre cabello natural, se publicaron el pasado mes de enero, ofreciendo así una nueva serie de mediciones que ponen de relieve cómo funcionan los prejuicios.

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Para su estudio, McGill Johnson y su equipo adaptaron la ampliamente utilizada TAI que se desarrolló inicialmente en Harvard. En este caso, se presentó a los participantes un grupo de imágenes de una mujer llevando varios peinados lisos o con textura (como trenzas, rastas o afro) y se les pidió que asociaran palabras positivas o negativas a cada una de ellas. Para comprender mejor la reacción de las personas ante el cabello, los investigadores también realizaron un test explícito en el que se pedía a los participantes que miraran fotografías, una vez más de una modelo llevando diferentes peinados, y que puntuaran lo bella, profesional y sexy que parecía en cada una de ellas. También se les pidió que compartieran sus opiniones acerca de cómo creían que la sociedad percibe esos looks.

Siempre había alguien que se acercaba y me decía, '¿Cómo te haces ese peinado?', '¿Me dejas tocarlo?' o 'Oh, ahí viene Gloria, no podré ver en la reunión'

En términos de la TAI, el estudio descubrió que la mayoría de participantes, independientemente de su raza, mostró un prejuicio implícito contra el cabello con textura de las mujeres negras. "En cierto modo era de esperar, porque el cabello es un identificador racial clave, solo precedido por el color de la piel", afirma McGill Johnson. "Obviamente, las asociaciones que hacemos en torno a la raza se trasfieren al cabello".

Lo que resultó interesante, continúa, fue descubrir que las mujeres negras que estaban suscritas a una comunidad online sobre cabello natural tenían más probabilidades de mostrar preferencia por el cabello natural o con textura, mientras que las mujeres negras de la muestra nacional seguían mostrando prejuicios implícitos contra el cabello con textura.

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"Todos tenemos prejuicios, incluyendo contra aquellos grupos con los que nos sentimos identificados", indica Rachel Godsil, directora de investigación en el Perception Institute y coautora del estudio. Identificarse como "naturalista" no era suficiente para que las mujeres negras de la muestra nacional superaran los indicios culturales, afirma. El factor diferenciador para ambos grupos era la participación en una comunidad online, lo que apunta a que ese sería un posible método para reducir los prejuicios implícitos, señala. Es una muestra del poder que tiene la asociación de una comunidad fuerte y positiva, "y el hecho de que la gente pueda contrarrestar el aluvión de estímulos negativos que recibimos por parte de la sociedad en general participando en una comunidad como esta".

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En cuanto a la encuesta sobre reacciones explícitas, McGill Johnson afirma que los resultados fueron más o menos los esperados. "En promedio, las mujeres blancas mostraron prejuicios explícitos contra el cabello con textura de las mujeres negras. Lo calificaron como menos bello, menos sexy y menos profesional que el cabello liso", explica. "Por su parte, las mujeres negras mostraron reacciones significativamente más positivas hacia el cabello con textura, especialmente las mujeres negras que formaban parte de la comunidad online sobre cabello natural. Calificaron las imágenes más positivamente. Pero cuando les preguntamos cómo percibía la sociedad a esas mujeres, suponían que había cierto nivel de estigma social contra el cabello con textura".

El informe también indicaba que las mujeres negras mostraban el doble de probabilidades de sentir presión para llevar el cabello alisado en el trabajo que las mujeres blancas. A pesar de la creciente popularidad del movimiento a favor del cabello natural, McGill Johnson dice que "seguimos teniendo esas arraigadas percepciones de que el cabello natural no resulta profesional". Durante décadas, la autopercepción interna de las mujeres negras ha estado regida por el estándar dominante del cabello liso, afirma. "Desde Madam CJ Walker, las mujeres negras han contado con un medio para alisar su cabello de modo que pudieran asimilarse dentro de la sociedad dominante blanca, que es la que ofrece las oportunidades laborales y todo lo demás".

El modo en que una mujer elige llevar el cabello es una elección personal que refleja su estilo, indica McGill Johnson. Y el hecho de que esta elección personal pueda "activar un prejuicio en otras personas es muy significativo".

"Debemos trabajar para educar a un conjunto más amplio de personas dentro del lugar de trabajo", continúa. "El lugar de trabajo es un entorno en el que nosotras, como mujeres negras, podemos aportar lo mejor de nosotras mismas, quiénes creemos que somos, pero también queremos asegurarnos de que, cuando lo hagamos, ni el género, ni la raza, ni el cabello activen un prejuicio negativo que podría repercutir en el modo en que se percibe nuestro rendimiento laboral".