Música

Ravers al infierno: La postura católica sobre el EDM

Nunca falta la postura de alguna religión hacia las tantas formas de socialización de hoy en día, y aunque la mayoría carecen de credibilidad, la realidad es que más de una persona le entrega su completa confianza, toda una idiosincrasia inculcada.

Si bien la religión no es un tema digerible, concernir parece ser aún más duro que debatirlo. Entender las posturas pasadas y su proceso de transformación llega a ser fascinante. Hoy en día, la globalización ha hecho posible que la iglesia católica tenga un acercamiento directo a eventos aislados donde antes no había interés, pero que ahora, su opinión llega a ser un paralelo de consulta casi obligado. En este panorama hallamos a la música electrónica, con sus variantes, géneros y evoluciones.

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Hasta el día de hoy este tema no me había pasado por la cabeza, pero una sesión de cinco horas de internet me llevó a foros de Reddit. A mí me encanta Reddit, porque es un centro comercial para los morbosos que tienen “cierto” dominio en “ciertos” temas. Todo lo anterior, y lo que sigue, nació de la lectura de Diego Golombek, una antología de la trastienda de publicaciones científicas, todo de dudosa procedencia.

Percatarse de la idea central de un discurso católico es muy complicado, ya que el uso de adjetivos que rescatan valores y normas de comportamiento antiguas, y sus reproches a las nuevas generaciones haciendo uso de argumentos con una única validez bíblica, es un tema demasiado extenso y que por donde le busques no tendría argumento que no se pudiera rebatir.

Frente al tema de la música viene más pesada esta discusión, pues volvemos a la pregunta de hace siglos: ¿Qué le gusta a Dios?

Foto por: Qlimax Festival.

Conseguir conversar con un sacerdote de un tema así es realmente difícil, y acercarte a las arquidiócesis de las delegaciones de Ciudad de México para obtener opiniones oficiales es prácticamente imposible. El seminarista “Alberto” (respetando su anonimato) fue mi éxito de la semana pasada. Detrás de una túnica tan cuidada y una cordura aseñorada (ilógica a los 27), fue el único en recibir mis preguntas tan abiertamente.

¿Cuál es la postura de la Iglesia católica sobre la música electrónica? Esa era mi misión de descubrimiento, y aunque pasé más de tres semanas buscando respuestas en internet, no me bastaba con la cuantiosa nube de información bíblica.

Coyoacán tiene una de las iglesias más antiguas de la Ciudad de México, San Juan Bautista, sin embargo, su agenda católica no le permite dar abasto a la cantidad de fieles de la localidad, por lo que diferentes templos surgen entre las calles empedradas y los tantos centros culturales. En uno de estos había entrado como un fiel cualquiera y aunque no fue la manera correcta, pedir una sesión de confesión fue la mentira que me permitió plantearle mi inquietud a Alberto.

En mi computador portátil traía una serie de imágenes que me hubiera gustado mostrarle para obtener opiniones, sin embargo, por el espacio y la fila de pecadores, me tuve que limitar a describirlas. Entre las anteriores tenía ejemplos de Burning Man y su raro performance The Floating World , los majestuosos escenarios de Electric Daisy Carnival y hasta el escenario principal de Qlimax Festival en Holanda, tachado de satánico por un par de páginas católicas.

The Man Burns, foto por Marco Cochrane.

El primer tema en la mesa fue:¿Qué música es bien vista por Dios? A lo que recibí un knock-out con las respuestas del seminarista. Yo siempre creí que para que algo fuera etiquetado como “satánico”, solamente debía tener extractos de líricas pesadas, donde mencionaras nombres de demonios, replicaras blasfemias e incitaras al pecado con las letras, o por lo menos eso me enseñaron mis amigos metaleros. Nunca imaginé que la iglesia castigara más las armonías sobre las letras, los ritmos sobre el contenido sexual o el baile sobre la estética de los grupos en shows en vivo.

El primer ejemplo de Alberto venía de las armonías tritonales, compuestas por tres tonos disonantes, que durante la Santa Inquisición fueron duramente castigadas. Hasta el siglo pasado eran tachadas como una “invocación musical al Maligno”. Las armonías tritonales me recordaron el caso de Ray Charles, músico ciego que fue prohibido en algunos condados norteamericanos por usar el tritón como la base de sus composiciones en piano , y que tuvo una película homenaje protagonizada por Usher.

Para quien pueda entender un lenguaje más técnico, el problema de la iglesia no venía de ningún acorde ni alguna tonalidad, mucho menos el Si o el Fa (Tampoco el Fa#). El problema era el intervalo. Lo que la iglesia pedía era evitar el uso de un intervalo de 4ta aumentada o 5ta disminuida, indiferente a ser simultáneo o sucesivo, que le daba propiedades “diabólicas” a la música, pues estos intervalos eran usados en la música pagana.

Alberto me hizo referencias a grupos populares de música electrónica que usaban tritonales en sus composiciones y, aunque la mayoría de sus referencias eran erróneas, algunas tenían cierto sentido, como el intro de Genesis, en el álbum más famoso de Justice.

Foto vía Justice en Facebook.

El segundo ejemplo en la mesa tenía que ver con los mensajes subliminales, pero el tema tenía mayor alcance que la lírica. Los mensajes subliminales venían de tantos lados que era imposible que una pista de techno se salvara de ser tachada como demoníaca. En ejemplos más extraordinarios, se refería al psytrance como algo completamente del demonio, pues un factor importante es la estética de la cultura hindú (considerada blasfema), junto a gemidos y gritos al fondo. Maldito psytrance.

Después de un descanso obligado continuamos discutiendo cosas cada vez más ilógicas. Aunque Alberto había pasado su juventud encerrado en un seminario, eso no le impedía haberse echado cada set de Steve Aoki en Tomorrowland . La era del EDM le pagaba a todos, y sea la percepción que sea que tengas, el baile nos unió.

El tercer ejemplo de lo que le desagradaba a Dios venía de la estética de los artistas. Ahora todo caía en las teorías de conspiración, y los grupos secretos de control mundial dominaron la oratoria, dejando de lado las posesiones satánicas.

El argumento en contra del EDM venía de la necesidad de los DJs en usar símbolos en todos lados, que para la iglesia son de uso exclusivo. Algunos ejemplos son las estrellas de David, referencias a libros sagrados, cruces y animales, así como otros no permitidos, como pentagramas, de nuevo figuras compuestas por sucesiones de tres y por supuesto, el triángulo Illuminati.

Foto vía Steve Aoki en Facebook.

En general, es sorprendente como la música electrónica ha monopolizado el negocio de masas y con esto, a la juventud de todo el mundo. De una manera más creepy, recuerdo el comentario de Eric Prydz , refiriéndose al EDM como algo tan enajenante como la marihuana o McDonald’s. A fin de cuentas puede que sí estemos dominados, pero nunca había visto la globalización como un acto de Belcebú.

La discusión se volvía muy extensa y las referencias erróneas me aturdían cada vez más. Definitivamente no cuadraban sus datos y los argumentos eran cada vez más clavados en bases bíblicas, lo cual empezaba a molestarme. Me despedí e intercambiamos teléfonos, no sé para qué y no me interesa descubrir por qué un seminarista me pidió mi número.

Llegando a redactar unas líneas, seguí vagando por foros satanistas, encontrando espacios como The 600 Club, una comunidad sobre ocultismo que entre sus filas tenía a varios productores de dub, techno e industrial.

En las discusiones deThe 600 Club, los productores afiliados discutían la forma de incorporar mensajes satánicos a sus pistas, algunos pegándole a lo más obvio como gritos de tortura en piezas de industrial muy profundo, como Paula Temple, y otros con técnicas de masterización en piezas de deep house. Al final dos cosas resaltan entre tanta opinión: el uso excesivo de FX es del agrado de Satán, y el sintetizador favorito de estos productores es el Elektron Monomachine, famoso por el tipo de interfaz, perfecta para el Big Box.

Foto vía Legacy Products.

No quedé complacido, no tuve oportunidad de mostrar los escenarios de EDC o Qlimax, y no pude encontrar un seminarista que no respondiera –groseramente– que no le era permitido dar opiniones oficiales a periodistas. No sé si lo anterior signifique que les importa demasiado cuidar una sana imagen o evitar polémica por posturas radicales.

Tengo aún tantas preguntas y sería genial encontrar un espacio con alguna autoridad eclesiástica, pero algo me quedó muy claro, si ya perdiste cinco horas en Reddit, haz que valga la pena.