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Redes sociales: La nueva herramienta de la guerra psicológica en el mercado de fichajes

Cuando se trata de incitar una transferencia, Diego Costa se pinta solo. Luego de pasar gran parte de la temporada anterior con rumores de su salida del Chelsea, previo a la ventana de transferencias de verano, Antonio Conte manifestó que no le quiere más en el equipo. La táctica de Conte es una manera astuta de usar a la prensa para realizar sus movimientos de cara a la próxima temporada. Pero Costa también a usado los medios convencionales para llevar a cabo sus planes.

Costa dejó bien claro que le gustaría regresar al Atlético de Madrid, club con el que ganó La Liga en la 2013-14 y ganó fama por sus 64 goles en 135 participaciones. Esta semana, Costa subió a Instagram Live un video donde se le ve bailando en su ciudad natal mientras trae puesta una playera del Atlético.Ya sea que sus representantes le hayan motivado a hacerlo o Costa haya tomado la decisión por sí solo, queda claro que es una forma de coquetear con los “Rojiblancos”. Costa es el pretendiente, Atlético de Madrid el objeto de su deseo, e Instagram Live el medio para lograr sus objetivos.

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Al parecer, Costa ha intentado usar las redes sociales como herramienta en la guerra psicológica. El mercado de fichajes es una batalla de mentes, y Costa acaba de lanzar una ofensiva desde su trinchera (Instagram). Asumiendo que las señales de su falta de satisfacción refuerzan la postura del club interesado en las negociaciones, el video de Costa le hace un favor al Atlético para dictar la cantidad justa de la transferencia. También sirve de recordatorio para el Chelsea de su salida y la facilidad con la que podría ir al club español.

Costa no es el único futbolista que usa las redes sociales de esta forma durante el verano. La semana pasada, el defensor del Mónaco, Benjamin Mendy, quien se dice está cerca de fichar para el Manchester City, subió una foto donde se le ve vistiendo shorts con la bandera del Reino Unido y la descripción “nos vemos pronto”; un guiño más que evidente de querer finalizar su transferencia lo más pronto posible. Cuando Tiemoue Bakayoko, un fugitivo más de Mónaco, estaba supuestamente ligado a una oferta del Manchester United que sobrepasaba aquella de su club preferido Chelsea, respondió con una publicación de temática Blues en Instagram, mientras que su hermano hizo énfasis en Snapchat. Bakayoko firmó por el Chelsea el fin de semana.

Vía @ChelseaFC on Twitter

Este fenómeno también se puede observar en la forma que la actividad de un futbolista en Instagram o Twitter es analizado sin tregua en los medios; cada “like” o “follow” se interpretan como señales de un posible destino. A pesar de que gran parte de este análisis no sirve de mucho, las redes sociales logran manipular a los medios. Cuando la actividad en Instagram se traduce en encabezados y las historias en línea de muchos sitios de noticias, no es difícil imaginar cómo los jugadores y sus representantes pueden ejercer presión psicológica en la contraparte de la transferencia. Es más fácil para un futbolista soltar una que otra pista o declaración en redes sociales que optar por la opción a la vieja usanza.

¿Pero hasta qué punto las redes sociales afectan la forma en que los clubes negocian sus transferencias? Cuando los equipos platican el intercambio de millones de dólares o libras, ¿el comportamiento de un futbolista en Twitter o Instagram es meramente incidental para cerrar el acuerdo? Existe evidencia que apunta a que los clubes se toman estos factores seriamente. Cuando los equipos de futbol comienzan a medir su valor como marca por el número de seguidores, likes, alcance y engagement, un teléfono celular se convierte en una herramienta poderosa en las manos de un futbolista molesto. En el descabellado mundo del futbol moderno, los videos de Diego Costa podrían jugar un papel mucho más grande del que imaginamos.

@W_F_Magee