Tecnología

Por qué las religiones tienen razón en temer a los robots y la inteligencia artificial

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La fascinación humana por las máquinas hiperrealistas es más antigua que la mayoría de las religiones modernas, incluido el cristianismo. El primer robot de la historia, una paloma mecánica impulsada por vapor, fue creado alrededor del 350 a.C. por Arquitas de Tarento, un discípulo de Pitágoras obsesionado con las matemáticas.

Las diferentes religiones también describen figuras humanoides inanimadas, generalmente hechas de arcilla, que mágicamente cobran vida por causa de los dioses o los hombres. Por ejemplo, el libro judío del Talmud describe a los “Golems”, criaturas antropomórficas de arcilla, que se cree que fueron creados por el rabino Judah Loew en la Praga medieval para proteger a la comunidad judía de la ciudad.

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En la actualidad, la idea de que los humanoides artificialmente inteligentes podrían proteger algún día nuestras comunidades no suena tan descabellada. Tanto es así que las principales religiones del mundo pronto se verán en la necesidad de tomar una posición hacia estas nuevas tecnologías que fundamentalmente desafían nuestras nociones de espiritualidad. En noviembre de 2020, el Papa Francisco dijo en una oración vía YouTube que “la robótica puede hacer del mundo un lugar mejor si tiene como finalidad el bien común”, e instó a sus seguidores a orar para que la inteligencia artificial (IA) y los robots “siempre sirvan a la humanidad”.

El sociólogo y filósofo francés Raphaël Liogier, ex director del ahora desaparecido Observatorio de Religión de la Universidad de Provenza Aix-Marsella, cree que los comentarios del Papa dicen mucho sobre sus creencias acerca del tema. “Sin darse cuenta, está atribuyendo a las máquinas la capacidad de pensamiento”, dijo. “Eso está en profundo conflicto con el dogma de la Iglesia, pero, de nuevo, él también se ve influido por el espíritu de nuestro tiempo”.

Liogier también cree que esas palabras revolucionan la mayoría de las concepciones religiosas del alma humana. “Pensar en el alma como solo una colección de partes mecánicas pone en duda su naturaleza espiritual y divina”, dijo Liogier. Esta idea es una amenaza para los movimientos espirituales, ya que la mayoría de las religiones “giran en torno a la idea de un alma divina”, dijo.

Pero el secretario del Pontificio Consejo para la Cultura, el obispo Paul Tighe, dijo que esa era una interpretación equivocada de la oración del Papa. “Básicamente, el tema que abordó es que se garantice que el desarrollo de la IA se realice de una manera ética”, dijo por teléfono. “De una manera que no genere más desigualdad entre las personas”.

Raphaël Liogier dijo que a la Iglesia le preocupan particularmente las tecnologías destinadas a prolongar nuestras vidas. Las técnicas transhumanistas como la transferencia de la mente —o el escaneo y la copia de nuestras mentes para subirlas a una computadora— ya están siendo discutidas por los neurocientíficos, al menos en teoría.

“Si las personas comienzan a esperar volverse inmortales a través de la tecnología, no tendrán mucho interés en la religión o la esperanza de la resurrección [en el día del juicio final]”, dijo Liogier. Dado que es probable que estas tecnologías solo estén disponibles para los ricos, también podrían terminar ampliando en formas previamente inimaginables las desigualdades existentes en el mundo. Según Liogier, la posibilidad de crear seres de IA inmortales también sería particularmente desafiante para religiones como el budismo, que apoyan la creencia de que todo, incluida la manifestación física de nuestra alma, es temporal.

Las religiones monoteístas vinculan la idea de la salvación con la fe. Se supone que los creyentes no deben adorar más que al único Dios verdadero, y ciertamente no a una IA omnisciente e inmortal potencialmente capaz de responder todas nuestras preguntas. Faouzia Charfi, científica, intelectual y política tunecina, cree que la IA podría convertirse algún día en una nueva forma de religión. “Es algo peligroso, tal vez más que las religiones existentes porque habrá asimilado muchos sesgos y prejuicios”, dijo por teléfono. “La IA será muy poderosa, pero ¿a quién servirá? ¿Qué principios habrá detrás de ella? No es neutral, nunca lo será”, dijo. Para ser justos, durante siglos, la mayoría de las religiones han estado al servicio de las comunidades privilegiadas por encima de los grupos marginados. Pero la IA podría ser programada de manera sesgada.

A lo largo de la historia, las religiones han tenido dificultades para aceptar e integrar los nuevos descubrimientos, especialmente si desafían las versiones ya establecidas del mundo. Basta pensar en la persecución que sufrió el astrónomo Galileo Galilei por parte de la Iglesia Católica debido a su modelo heliocéntrico del sistema solar. Hoy en día, las religiones organizadas tienen mucho menos poder institucional para arruinar la vida de los científicos, pero aún tienen mucha influencia en la opinión pública. Es difícil saber qué quedará de las religiones tradicionales después de que aceptemos las tecnologías de IA en nuestras vidas.