Las imágenes de Robert Mapplethorpe han envejecido muy bien teniendo en cuenta que la mayoría se tomaron hace entre 30 y 50 años. Esta buena forma implica casi directamente que fueron revolucionarias en su tiempo. O quizá, debido a los temas que trataron, más que revolucionarias fueron subversivas.
En su momento, el trabajo de Mapplethorpe fue censurado y atacado en muchos países. Hubo manifestaciones y protestas frente a museos y salas de exposiciones de Estados Unidos y de medio mundo, incluida nuestra Españita. Leo por ahí que una exposición celebrada en Gijón en 1991 tuvo que ser protegida con agentes de seguridad para evitar altercados, y que los miembros de una asociación cultural gijonesa pidieron la excomunión de los organizadores a las autoridades eclesiásticas (no consta si los curas acabaron tomando esas medidas tan enérgicas o no).
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Las imágenes del fotógrafo estadounidense, o más bien, la parte de su obra en la que retrata desnudos, o todavía más concretamente, grandes penes y prácticas sexuales de BDSM, eran (y en realidad son) inasumibles por la parte más conservadora de nuestras hipócritas sociedades occidentales. Las consideran pura aberración y pornografía.
El mismo Mapplethorpe las consideraba pornografía. De hecho, su objetivo era convertir la pornografía en arte o, al menos, borrar la frontera que separaba esos dos mundos. La propia vida y obra de Mapplethorpe es un juego a caballo de varias fronteras, de transitar por zonas grises como sus fotografías. Siempre entre dos mundos: el arte y el porno, como ya hemos dicho, pero también el clasicismo de sus composiciones con el punk del CBGB’s y los garitos gays de Nueva York; la alta sociedad neoyorkina con la marginalidad más oculta; el sexo más duro y la fragilidad más extrema.
Como una confirmación a esa vigencia de la obra del artista neoyorkino, la editorial Phaidon ha publicado este mes Robert Mapplethorpe, editado y diseñado por Mark Holborn y Dimitri Levas, con prólogo de Patti Smith, introducción de Andrew Sullivan y un ensayo de Arthur C. Danto, que cuenta con un amplio catálogo de sus fotografías de desnudos, incluyendo el polémico X Portfolio, autorretratos, retratos, naturalezas muertas florales y una serie de fotografías en color, de las que os mostramos una selección.