Ropa, comida y drogas: las razones de los jóvenes franceses para prostituirse

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Entre 6.000 y 10.000 menores se prostituyen en Francia y la cifra aumenta año tras año, de acuerdo con un reporte de la asociación Lucha Contra la Prostitución Infantil (ACPE, por sus siglas en francés), realizado con base en 50 casos investigados por la organización.

«Es momento de que los ciudadanos y las autoridades públicas abran los ojos ante esta catástrofe, que representa un grave problema de salud pública, y que se desarrolla cada vez más con las nuevas herramientas de Internet», alertó Armelle Le Bigot-Macaux, presidenta de la ACPE, en un coloquio llamado «ALTO a la prostitución infantil en Francia», celebrado a finales del mes pasado.

«La mayoría de los menores franceses que se prostituyen son mujeres», indica la asociación. «Muchos jóvenes de origen francés que se dedican a estas actividades no se consideran prostitutos y rechazan esa denominación».

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La asociación alerta sobre una forma particular de prostitución, en la cual una persona joven mantiene una relación con otra de mayor edad y mejores ingresos a cambio de ropa, viajes y demás regalos. Muchos jóvenes ya no piden dinero a cambio de una relación sexual, sino por una combinación que suele incluir alcohol, tabaco y drogas.

Por otro lado están los menores prostituidos por redes de trata. Entrar a esas redes se da por diversos factores. Algunas veces la adicción a alguna droga, fomentada por los proxenetas, puede jugar un papel importante; en otros casos un «loverboy» puede llegar a pedirle a su joven novia que se prostituya por él. En las redes sociales, los proxenetas atraen jóvenes con propuestas de modelaje o de convertirlas en «escorts».

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También existen casos de prostitución «ocasional» fuera de redes de trata, la cual es «ejercida en momentos de urgencia, a cambio de albergue o comida; algunas veces la soledad, o conseguir un ingreso extra obliga a los jóvenes a prostituirse». Este tipo de prostitución es difícil de detectar porque se realiza en los estacionamientos, los muelles, bodegas o baños públicos. La ACPE indica que este tipo de encuentros ocasionales alcanza «todas las clases sociales».

En el reporte, la organización señala que la prostitución de menores franceses y extranjeros es distinta.

Los jóvenes de otros países son prostituidos por bandas de tráfico de personas. «Muchos de estos chicos no se quedan en Francia por mucho tiempo, circulan entre los distintos países de Europa», indica el reporte, citando a la Comisión Nacional de Derechos del Hombre. «Desde hace varios años, hemos visto un aumento en el número de niños que vienen de otros países, más específicamente de Nigeria, Marruecos, Afganistán e incluso China».

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Las víctimas son casi siempre chicas jóvenes, aunque en París, la prostitución masculina es fuerte, y los jóvenes llegan principalmente de Rumania y la zona del Magreb.

El reporte de la organización recomienda tomar acciones para sensibilizar y formar mejor a los agentes de policía, quienes muchas veces no siguen los procedimientos señalados. Finalmente, la ACPE también pide a las autoridades un estudio exhaustivo sobre la prostitución de menores, así como la creación de centros de recepción y albergue específicos para ellos.

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